La hemeroteca es muy traicionera. A día de hoy, cualquier discurso público es un riesgo. Las palabras deben ser medidas con cautela. No poder cumplir una promesa que ha sido grabada es algo muy castigado en las redes sociales. De esto sabe mucho Joan Laporta. El presidente del FC Barcelona, durante su segundo mandato, ha pecado de optimismo en exceso.
Su deseo de ver bien al Barça lo lleva a hablar muchas veces con el corazón. Sin embargo, los sentimientos no son racionales. Y un presidente sí debe serlo. No obstante, esta situación no es nueva. Ya en tiempos de precampaña, el abogado barcelonés se llenó la boca con palabras que terminaron convertidas en papel mojado. Uno de sus grandes alardes era la renovación de Leo Messi.
Marcha dolorosa
El futbolista rosarino terminaba su contrato con el club catalán en 2021. La intención de las dos partes era mantenerse unidas. Laporta le había confirmado al argentino que renovaría sin ningún problema. De hecho, se valió de él para hacer campaña. En diversos debates, Jan aseguró que, con él como presidente, la ampliación del vínculo de Messi sería mucho más sencilla.
El abrazo entre Laporta y Messi tras la conquista de la Copa del Rey
Además, rechazaba la posibilidad de que otro candidato fuera capaz de retenerlo. El problema es que, a raíz de un exceso de Límite de Coste de Plantilla Deportiva, las cuentas no salieron. Javier Tebas presentó el acuerdo con CVC como el salvador. Sin embargo, el Barça no lo firmó, pues las condiciones eran más que mejorables. El Fair Play llevó a que Messi se fuera, por lo que las palabras de Laporta quedaron vacías.
Leo Messi, durante la rueda de prensa de despedida con el FC Barcelona / EFE
Hemeroteca
El usuario de X @lapo_outofcontext ha publicado un recopilatorio de Joan Laporta en tiempos de precampaña. Trata sobre todas las veces que el actual máximo mandatario culé reafirmó su importancia en la renovación con Leo Messi. Entre otras cosas, este hecho le hizo ganar muchos votos. Sin embargo, las palabras que un día fueron ilusión, ahora son una condena en forma de hemeroteca para el protagonista. Todo en exceso es malo, incluido el optimismo.
