Laporta sale reforzado de Sevilla: acierto deportivo frente a las dudas de su gestión

Supercopa de España y Copa del Rey. El Barça de Hansi Flick ya tiene dos títulos. Y todavía puede ganar dos más. Los más importantes. En una temporada muy crispada en los despachos, la cordura del técnico alemán y la ambición de los futbolistas animan a un club al borde de un ataque de nervios. Flick es el mejor capataz para Joan Laporta, un presidente que vive peligrosamente, torpe con los números, pero siempre exitoso en los momentos más críticos. En Sevilla, el Barcelona tumbó al Real Madrid en una final épica y levantó su trofeo copero número 32.

Laporta exultante, se abrazaba con todos los jugadores en el palco. Flick, más tranquilo y comedido, también estaba feliz. El Barça había ganado al Real Madrid en un partido con muchos cambios de guion. Fue una victoria al límite, nada que ver con las goleadas en la Liga (0-4 en el Bernabéu) y en la Supercopa de España (2-5). Pedri, sublime mientras tuvo fuerzas, marcó el primer gol. El segundo lo firmó Ferran Torres, máximo goleador en la Copa del Rey. Y el tercero Koundé, que entra en la historia más gloriosa del club. 

Koundé y Marcos

Koundé emuló a Marcos Alonso, autor del gol de la victoria del Barça contra el Real Madrid en la final de 1983. Aquel Barça era un club con muchas urgencias. Ahora es el equipo el que sustenta a una entidad con muchas tensiones de tesorería, liderado por un presidente mucho más populista que Josep Lluís Núñez y acertado en la toma de decisiones cuando más tocado está.

Ter Stegen y Araujo levantan la Copa del Rey, con Laporta al fondo

Laporta atinó con Guardiola en 2008 y ha acertado con Flick, un técnico tan trabajador, como ambicioso y perfeccionista. Dos cosas no tolera el entrenador alemán: las excusas y los retrasos. Dialogante y positivo, ha logrado la mejor versión de muchos jugadores. Tiene muy buena sintonía con casi todos, aunque los últimos días han sido complicados.

El despido de Xavi

Hace un año, el Barça era una ruina. Xavi Hernández fue despedido un mes después de ser ratificado como entrenador. La afición estaba desencantada y Laporta contrató a un técnico al que ya quiso en 2021, como sustituto de Ronald Koeman. Flick, pragmático y hombre de club, asumió el reto de levantar a un equipo deprimido en un club con muchos problemas.

La plantilla del Barça celebra la Copa del Rey EFE

El Barça ya no es un club comprador que maquillaba sus crisis con fichajes sonados. El pasado verano contrató a Pau Víctor y Dani Olmo. Y gracias. Más por necesidad que por convicción, Laporta puso el foco en la cantera. Hoy, el Barcelona presume de La Masía, de Lamine, Cubarsí, Balde, Gavi, Fermín y compañía. Flick, hombre de club, descartó el fichaje de un mediocentro cuando descubrió a Marc Bernal y Marc Casadó.

Laporta y Cruyff

En Sevilla, en la misma ciudad que sufrió una de las derrotas más dolorosas de su historia (la final de la Copa de Europa de 1986, contra el Steaua de Bucarest), el Barça ganó un partido eterno y puede terminar el curso con Matrícula de Honor o sobresaliente. El equipo de Fllick manda en la Liga, pero sabe que el Real Madrid intensificará su acoso hasta el final. También se ilusiona con la Champions, el título más prestigioso y el que mejor retrató la decadencia barcelonista en la última década. Laporta, siempre valiente, sueña a lo grande. Como Johan Cruyff, su eterna referencia, también tiene una flor.