Aleksander Ceferin tiene más argumentos a su favor. Tras haber sido reelegido para otro mandato de cuatro años en el Congreso de la UEFA, celebrado el pasado 6 de abril en Lisboa, el presidente del máximo organismo del fútbol europeo puede alardear de resultados económicos en lo que se refiere a la Champions League. Mientras se sigue esperando la sentencia de Luxemburgo sobre la Superliga Europea, la UEFA ha presentado un informe financiero anual en el que se detalla el reparto de los ingresos de la competición.
Siempre según dicho informe, la UEFA ha conseguido incrementar un 16% el negocio total generado por sus torneos de clubes desde que estalló la pandemia de coronavirus. Así lo destaca la unidad de inteligencia de mercado de 2Playbook, detallando que los ingresos de la UEFA llegarán hasta los 3.727,8 millones de euros durante el curso 2023-2024.
Números favorables para la UEFA
Se prevé que la próxima campaña, la última antes del cambio radical en el formato de la Champions League, la máxima competición europea y la Supercopa de Europa generen 3.238 millones de euros. Ese montante es un 85% del total, mientras que con la Europa League y la Conference League se aportarán los 489,8 millones restantes. A la hora de repartir ingresos, sin embargo, los clubes de la Europa League y Conference League se quedan 752,5 millones, notablemente por encima de lo que generan y siendo nutridos, por tanto, con parte del dinero generado por la Liga de Campeones. Un punto que deja en evidencia a los torneos europeos que están por debajo de la Champions.
A pesar del crecimiento exponencial de ingresos, la UEFA no se queda más del 5,5% del negocio y reparte el 79% entre los clubes participantes cada año. En lo que se refiere a los gastos de gestión, que también asume la gestora del fútbol europeo, se limitan sistemáticamente al 8,5% de la cifra de negocio, que en la campaña 2021-2022 ascendió hasta los 3.611,8 millones de euros. El club que más dinero recibió de las arcas de la UEFA fue el vigente campeón, el Real Madrid, con 134 millones de euros. Por contradictorio que pueda parecer, su presidente Florentino Pérez es quien lidera, junto con Joan Laporta --FC Barcelona-- y Andrea Agnelli --Juventus--, el proyecto de la Superliga.
La posible inadmisión del Barça
Desde que se hizo pública la gestión embrionaria de ese torneo alternativo, Aleksander se la tiene jurada a los tres clubes. El caso Negreira, en este sentido, es la excusa perfecta para que el Barça de Laporta pueda pagar como cabeza de turco, pudiendo quedarse una o más temporadas sin disputar la Liga de Campeones. El Reglamento de Competición de la UEFA Champions League tiene prevista la posibilidad de tomar medidas, siempre y cuando un club lleve a cabo "cualquier actividad destinada a organizar o influir en el resultado de un partido a nivel nacional o internacional".
Así lo dispone el artículo 4.02 del cuerpo normativo, donde queda estipulado que la sanción consistirá en "declarar inelegible a dicho club para participar en la competición durante solo una temporada". Es decir, en el supuesto de que la UEFA considere probado que el Barça --sin necesidad de sentencia de un juez-- ha intentado alterar partidos, el club podría ser penalizado sin jugar competiciones europeas. Y en el supuesto de que la UEFA considere las citadas conductas de extrema gravedad, se podrían tomar otras medidas más severas, como la expulsión definitiva de la competición o la retirada de títulos.
La UEFA de Ceferin va ganando
Si bien se antoja difícil pensar en una expulsión permanente del Barcelona, no se descarta aún que el club acabe privado de jugar un año en Europa. Dependerá, especialmente, de la deriva de las investigaciones y de que aumenten, o no, las sospechas de que el Barça cometió un delito de corrupción en el fútbol. Si finalmente sólo se pudiera probar la corrupción entre particulares o la administración desleal, sería más complicado que la UEFA inadmita al Barça en Champions League. Sea como sea, lo que está claro es que Ceferin tiene hoy por hoy las de ganar.
Mantiene una posición fuerte, sustentada no sólo por los números favorables y la sostenibilidad económica de las competiciones actuales, sino también por el apoyo del resto de grandes clubes a excepción de Barça, Real Madrid y Juventus. Un apoyo que, en caso de que Luxemburgo falle a favor de la Superliga, podría cambiar. De momento, y a falta de más novedades, la guerra en la industria deportiva del fútbol europeo está desequilibrada.