Joan Laporta quiere estrenar el nuevo Camp Nou durante su mandato. El presidente del Barça contempla que las obras de reforma del estadio finalicen en 2026, opción que pasa por iniciar la remodelación a fondo a partir de junio de este año. Además, desde que participó en la campaña electoral a las elecciones que ganó en 2021, siempre ha sostenido que su deseo es volver al nuevo estadio en noviembre de 2024, cuando se cumple el 125 aniversario de la entidad.
Laporta ha descartado un aplazamiento por la delicada situación económica del club, el actual contexto mundial y la subida de los tipos de interés. Antepone su voluntad a los consejos de algunos directivos y economistas, partidarios de esperar un escenario más favorable. Muchos expertos consideran que tras 20 años pensando y repensando el proyecto de reforma del Camp Nou no vendría de posponerlo un año más. Ello evitaría debilitar la plantilla, que todavía lo tendrá más complicado con el Fair Play teniendo en cuenta que con el traslado a Montjuïc el Barça prevé una caída de los ingresos en casi 100 millones de euros.
La junta directiva todavía no ha firmado la financiación del Espai Barça porque busca unas condiciones mejores, pero Laporta persiste en su idea de acelerar la reforma del Camp Nou, un proyecto que ya activó Josep Lluís Núñez en 1999 --se llamaba Barça 2000--, que continuó el actual presidente barcelonista con el diseño de Norman Foster y que continuaron Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. Solucionadas casi todas las trabas legales, aunque no las económicas, el abogado barcelonés quiere que la remodelación del estadio sea su gran obra en su segunda etapa como presidente barcelonista.Es el principal legado que espera dejar.
Pérdidas por el traslado a Montjuïc
Laporta asume el traslado del primer equipo de fútbol a Montjuïc a partir de verano, aunque ha cifrado las pérdidas en 93 millones de euros por temporada. Ni tan siquiera el posible regreso de Messi cambiará la hoja de ruta del máximo dirigente del Barça.
El Barça, mientras, ultima el acuerdo de financiación con Goldman Sachs y JP Morgan. El club contempla tres pagos de 500 millones de euros, a la espera de que la coyuntura económica mejore y bajen los tipos de interés en los próximos años. Los intereses que se habrían apalabrado rondan el 5,5% y 6%.
La financiación del Espai Barça
La financiación de la reforma del Espai Barça, cifrada en 1.500 millones de euros, es la gran preocupación de Laporta y su junta directiva. Algunos miembros presionaron al presidente del Barça para que aplazara el inicio de las obras.
Limak Construction será la empresa encargada de las obras del Camp Nou, bajo la supervisión de Goldman Sachs y Nikken Sekkei, el despacho de arquitectos japonés que fue relegado de la dirección de obra y que, posteriormente, fue recuperado como controller. Laporta se decantó por la empresa turca por sus condiciones económicas y porque fue la única que aceptó los plazos marcados por el presidente del Barça. La fiesta que se pegaron todos juntos en Turquía hace un año también ayudó.
Los plazos
Laporta exige a Limak Construction que el Barça pueda regresar al Camp Nou en noviembre de 2024 para poder celebrar el 125 aniversario del club, aunque sea con el 60% del aforo. El presidente del Barça también pide que el nuevo Camp Nou esté terminado en primavera o verano de 2026. Laporta quiere cortar la cinta del futuro estadio, la gran obra del club en el siglo XXI.
La firma turca se ha comprometido a ello, aunque en el entorno de las constructoras genera muchas dudas por diversos motivos: falta de experiencia en estadios y obras de semejante enjundia, demasiadas promesas difíciles de cumplir, su implicación con su país tras el terremoto, las supuestas muertes que carga a sus espaldas en la construcción del aeropuerto de Estambul y su procedencia. En el lobby del ladrillo creen que si una empresa turca finalmente no cumple con lo acordado, será mucho más difícil exigirle responsabilidades, cosa que también acabaría encareciendo los costes.
Laporta considera que el nuevo Camp Nou facilitará la recuperación económica del Barça. Estima que el club ingresará 200 millones de euros anuales más que ahora por la explotación del estadio, que tendrá un aforo máximo para 105.000 espectadores. Todas las gradas estarán cubiertas. Sin embargo, esa recuperación se demorará por lo menos cinco años, lo que se tardará en poder explotar el nuevo estadio. Ello implica perder fuelle inmediato, en un momento de máxima necesidad.
Dos anillos de palcos
La reforma del Camp Nou contempla, por ejemplo, la construcción de dos anillos de palcos. Actualmente, el campo del Barça tiene 2.200 localidades VIP y en 2026 tendrá 7.000, unas 2.000 más que el Santiago Bernabéu.
Laporta sueña con un Camp Nou más moderno y funcional. En 2007 ya presentó su plan para remodelar el Camp Nou. Entonces se decantó por el proyecto de Norman Foster, que costaba 240 millones de euros y fue descartado por Sandro Rosell cuando, en 2010, llegó a la presidencia. El Barça, hoy, necesita un estadio más acorde a su potencial económico y deportivo. Inaugurado en 1957, el Camp Nou se ha quedado obsoleto y necesita mucho más que unas capas de chapa y pintura.
La plantilla de Xavi también necesita unos ajustes en forma de fichajes y, a menos que cambie la restrictiva política económica de Tebas, el técnico lo tendrá muy difícil para conseguir todo lo que quiere. Con 200 millones de pérdidas ordinarias actuales y otros 93 millones que dejarán de ingresarse con el traslado a Montjuïc, se antoja muy complicado que Mateu Alemany pueda obrar el milagro que anhela el staff técnico.