Hace unos años, ganar o no un título de Supercopa de España no era tan importante. Para el Barça actual, sin embargo, conquistar la final de este domingo se ha convertido en una necesidad acuciante. No sólo por el aliciente de ganársela al Real Madrid. Tampoco por la voluntad de romper con una racha de dos años --desde que se fue Messi-- sin añadir trofeos a las vitrinas del Camp Nou.
A estos factores se suma el gancho de incrementar los ingresos, a fin de ir reduciendo poco a poco el agujero negro que engulle económicamente al club. Desde que la crisis blaugrana maniata cada uno de los los movimientos de Laporta y su equipo, cualquier gesto que ayude a deshacer el nudo es visto con buenos ojos.
Prestigio, un título y dinero en juego
También para un barcelonismo que, independientemente de la mejora en el nivel competitivo de la plantilla, quiere agarrarse a cualquier atisbo de esperanza. Las filtraciones, audios y documentos que reveló El Confidencial sobre las gestiones de Kosmos y la Federación para trasladar la Supercopa a Arabia Saudí --aunque fueron los órganos competentes de la RFEF quienes cerraron el acuerdo-- provocaron una gran polémica social, que aún sigue dejando eco. Eso sí, cabe recalcar que el dinero que cobra Kosmos como intermediaria no procede en ningún caso de la Federación, sino del propio gobierno saudí.
La cuestión es que en juego hay más dinero que las cantidades ya fijadas y pactadas, puesto que por llegar a la final y ganar la Supercopa de España crece el bote acumulado, en un plus económico que nunca viene mal para dinamizar las cajas de los clubes. FC Barcelona y Real Madrid, de momento, ya se han asegurado seis millones de euros cada uno sólo por participar en el torneo.
El desglose económico de la Supercopa
En el apartado de fijos, cabe tener en cuenta que el resto de clubes participantes no cobran lo mismo que culés y merengues. El reparto mezcla una cuestión de relevancia deportiva --títulos cosechados-- y caché de los propios equipos. Por ejemplo, el Real Madrid cotiza sus amistosos a una cantidad cercana a los cinco millones de euros, mientras que otros equipos que ya jugaron amistosos por estas tierras cobraron 350.000 euros por un partido en 2018.
El segundo escalafón es para Atlético, cuya presencia en Riad se cifró el año anterior en 2,3 millones. El tercero es para Sevilla y Valencia, con 1,8 millones de euros. El resto de los conjuntos, como sucede en esta ocasión con el Betis, tienen de punto de partida 750.000 euros más los premios que consigan. Aparte queda el dinero que está destinado a que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), posteriormente, nutra al fútbol no profesional de nuestro país. Nada menos que 20 millones; una fórmula muy beneficiosa para el balompié español, a fin de desarrollar y potenciar sus bases año tras año.
Las cantidades citadas estarían sujetas a una condición, que no es otra que si Real Madrid o FC Barcelona no estuvieran en la final, la RFEF ganaría 35 millones de euros en lugar de los 40 millones de euros pactados en primera instancia. No ha sido así, y por primera vez en la historia se disputará una final a partido único entre los eternos rivales en el extranjero. En esta coyuntura, si de aquí a que termine el vínculo de la Supercopa en Oriente Medio --puede durar hasta 2029--, en alguna ocasión se diese el caso de que no se clasificara ninguno de los dos, la Federación recibiría 10 millones menos por dicha edición.
La Supercopa, ¿un éxito de audiencias?
Millones aparte, lo que nadie duda es que este domingo las aficiones de FC Barcelona y Real Madrid verán por televisión, desde la distancia, un espectáculo futbolístico que aglutinará la atención del mundo del deporte. Según pudo saber Culemanía por fuentes directas de Movistar Plus, el crecimiento de espectadores de la Supercopa ha ido al alza desde que se celebra en Arabia Saudí.
Más allá de las polémicas sociales, morales e institucionales que suscita el torneo, lo que es irrefutable es que cada vez más gente está pendiente de la caja tonta cuando el balón echa a rodar en Oriente. Así lo demuestran unos datos de audiencia cada vez más positivos, edición tras edición. La jugada de Rubiales y la Federación, por tanto, está dando sus frutos por ahora. Y se prevé que así siga en los próximos años.