Ni siquiera el Mundial de Qatar 2022 ha servido como tregua. La ligera cortina de humo del evento internacional no logra minimizar un conflicto que, en cuestión de días, ha vuelto a latir con fuerza con nuevos capítulos. Las decisiones tomadas por los promotores de la Superliga Europea --FC Barcelona y Real Madrid-- y sus críticos, encabezados en España por la Liga, siguen aireando la particular guerra fría que existe entre ambos bandos.
Todo ello a la espera de que, el próximo 15 de diciembre, el abogado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) aporte una opinión no vinculante sobre el supuesto monopolio de UEFA al prohibir competiciones como la Superliga. Este fallo marcará el camino del resto de tribunales nacionales, a fin de esclarecer si la ambiciosa competición podrá crearse o no en el futuro. Con este contexto encima de la mesa, en las dos últimas semanas se ha acelerado la escalada del conflicto entre los impulsores del torneo y la Liga, afectando a también a la normativa sobre el control económico de la patronal.
La cronología de los hechos ha seguido el típico cliché de acción-reacción. El pasado viernes 18 de noviembre, A22 --la promotora de la Superliga-- convocó un acto para el viernes 2 de diciembre a las 10 de la mañana, con la intervención del CEO Bernd Reichart y la presencia de José Ángel Sánchez --director general del Real Madrid-- como invitados principales. El objetivo de la conferencia, según se dijo, era el de explicar "el futuro del fútbol en la UE: el caso de la Superliga". Se preveía que la Liga no tardaría mucho tiempo en contraatacar, y así fue.
Javier Tebas pasa al contraataque
Este martes, 29 de noviembre, la patronal de clubes y KPMG lanzaron otra convocatoria para el mismo día que la conferencia de la Superliga: el viernes 2 diciembre. Se notificó que Javier Tebas, presidente de la gestora del fútbol español y gran opositor del nuevo campeonato, hablaría a partir de las 13 horas sobre la "evaluación de KPMG en el perjuicio económico de la Superliga, así como su impacto en la Liga y los clubes". Claramente, una acción orientada a minimizar el impacto de la rueda de prensa anterior.
Unos días antes, el viernes 25 de noviembre, la Liga había notificado a los clubes la celebración de una Asamblea General Extraordinaria en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), programada para el 7 de diciembre. Una reunión con "carácter de urgencia", a fin de abordar múltiples modificaciones importantes de los estatutos y reglamentos internos de Liga. Unos cambios que tienen que ver con el control económico, y con la imposición de limitaciones por parte de la patronal para poner fin a la peligrosa tendencia de que los clubes --como por ejemplo el Barça-- vendan o hipotequen parte de sus activos para solucionar sus deudas y ampliar el límite salarial.
Laporta y Florentino se rebelan
La cuestión es que, este pasado miércoles 30 de noviembre, Real Madrid y FC Barcelona se rebelaron mediante un comunicado contra la asamblea organizada por Javier Tebas. El club presidido por Florentino Pérez tildó de "ilegal la convocatoria, ya que se citaba a los clubes a más de 5.000 km de la sede de la Liga". La entidad que dirige Joan Laporta, por su parte, argumentó que en la asamblea "se plantea tratar asuntos muy relevantes, relativos a la modificación de los Estatutos y el Reglamento General que requieren un mayor debate previo y un análisis más extenso y participativo, que facilite el máximo consenso que merece una reforma de esta envergadura". En resumidas cuentas, tanto Barça como Madrid informaron que no asistirían a la asamblea, ni presencial ni telemáticamente.
Fue entonces cuando la gestora del fútbol español reaccionó con un comunicado en el que lamentaba la ausencia de los dos grandes clubes en la reunión, defendiéndose también de las acusaciones de "ilegalidad" por parte del Real Madrid. "La Liga lamenta que, una vez más, el criterio discordante de unos pocos quiera modificar los planes de crecimiento y desarrollo de la mayoría", podía leerse en un fragmento de las dos páginas de la nota.
El objetivo de las nuevas medidas
El nuevo foco de conflicto, recordemos, es la voluntad de Javier Tebas de acabar con las famosas palancas; el Barça de Laporta, por el contrario, mantiene la posición opuesta. El control económico de la Liga busca la sostenibilidad financiera de los clubes, y es por ello que desea limitar radicalmente esta tendencia del fútbol español para ampliar su límite salarial y reforzarse con fichajes. Una estrategia que ha practicado el equipo azulgrana este verano, y que le ha permitido revolucionar la plantilla con hasta siete nuevas incorporaciones. Los clubes de la Comisión Delegada de la Liga han aprobado una serie de variaciones en el reglamento del fair play, con el objetivo de restringir una táctica que consideran perjudicial para los clubes en el futuro. Se cree que las palancas representan ventas de activos que ponen en riesgo sus respectivos patrimonios. Hipotecas, cesiones de derechos de cobro a 25 años.
Un sistema que, según la Liga, no ayuda a garantizar la propiedad del club en manos de sus socios. En clave Barça, el modelo SAD --Sociedad Anónima Deportiva-- está cada vez más cerca. Y las nuevas normas de Tebas quieren poner al Barça en dificultades para fichar caro, protegiendo de esta forma el modelo de propiedad actual . Las nuevas medidas de la Liga impedirán abusar de la venta o cesión de estos ingresos recurrentes. Dice la circular que "se puede ceder el 5% de la cifra de negocio a futuro tan solo una vez". Añade, además, que "si lo que se cede son ingresos recurrentes, no lo puede volver a hacer".
Las modificaciones, según la Liga, buscan proteger tanto al FC Barcelona como al resto de equipos españoles, para que no imiten la vía laportista. El presidente culé, en cambio, lo ve como una imposición de Javier Tebas para poner aún más palos en las ruedas; una especie de vendetta por apoyar la Superliga de la mano de Florentino Pérez y el Real Madrid. La guerra fría entre ambos bandos no se ha acabado aquí, de eso no hay duda.