Mucho se ha escrito en los últimos días sobre los últimos despidos en el área de comunicación del FC Barcelona. Uno de ellos, el de Toni Ruiz, ha generado una mezcla de sorpresa e indignación generalizada en el entorno periodístico azulgrana. Aunque últimamente había tomado un rol más opaco y esquivo que en el pasado, mantenía su habitual don de gentes y amabilidad en el trato que delataban la mano de su mentor, el emblemático Ricard Maxenchs. Último discípulo del mejor maestro, que da nombre a la sala de prensa que pisan los entrenadores después de cada partido en el Camp Nou, Ruiz se va en un momento en que ni él mismo lo esperaba y deja un poso de vacío por el posible adiós a una forma de hacer comunicación corporativa que se va extinguiendo. Su despido abre, al mismo tiempo, numerosas incógnitas sobre los motivos reales que se esconden tras esta decisión. La más sorprendente es de cariz político y está vinculada a la salida de Junts per Catalunya del Govern.
La cercanía de Toni Ruiz, David Saura, Ketty Calatayud y José Manuel Lázaro a la junta directiva de Sandro Rosell, antes, y de Josep María Bartomeu, después, es uno de los primeros argumentos que se ocurren para explicar la última escabechina de Joan Laporta, con más de 60 despidos a sus espaldas desde que regresó con la idea de ser el presidente ejecutivo de un club familiar. Toni ejerció de dircom del Barça en tareas institucionales durante la etapa final de Bartomeu, mientras que Lázaro hacía lo propio en la parcela deportiva. Eran los dos máximos exponentes del departamento de comunicación del club hasta el regreso de Laporta a la presidencia, con quien ambos ya habían coincidido en el pasado.
La guerra de ismos
Toni Ruiz, llegado en tiempos de Núñez (1996), sobrevivió a la primera etapa Laporta como jefe de prensa por su perfil de "hombre de club" y también asistió en ese tiempo al despido del que había sido su maestro, Maxenchs. José Manuel Lázaro, fichado en 2004 de la Cadena Ser por el propio Laporta tras una discusión en que el periodista le acabó diciendo al presidente "fíchame y os enseñaré a gestionar la comunicación", también completó los dos mandatos de Rosell y Bartomeu. La tercera pata de esa dirección de comunicación bicéfala que han compartido Ruiz y Lázaro era Josep Vives, encargado de la rama social del club, y que fue despedido hace justo un año, después de haber sido portavoz de la junta directiva de Bartomeu.
David Saura, que llevaba en el Barça casi tantos años como su amigo Toni Ruiz --un total de 24--, gestionó durante mucho tiempo las relaciones con las peñas y, posteriormente, la gestión de los medios digitales del club tras la transformación digital. En cuanto a Ketty Calatayud, fue la última en llegar de los cuatro y la que posiblemente tuvo un vínculo más directo con Sandro Rosell, ya que él mismo la seleccionó como directora de comunicación del club, un cargo que sí que era de confianza. Llegó después de Pere Jansà y duró un año en el puesto. Posteriormente pasó a gestionar la revista Barça y la redacción de comunicados oficiales, discursos institucionales o de la memoria del club. Xavi Martín ocupó su lugar. Y luego Albert Montagut. Y luego Albert Roura. Y luego, la bicefalia Ruiz-Lázaro. Ahora el cargo recae en manos de Álex Santos, el dircom elegido por Jordi Finestres, asesor del presidente Laporta, con el beneplácito del mismo.
El factor político
Esta naracción de antecedentes sirve para argumentar la teoría del despido más manida hasta el momento: los cuatro --con la posible excepción de Lázaro, que llevaba meses negociando su prejubilación y no ha sido una sorpresa conocer su adiós-- habían sido personas de máxima confianza de los presidentes Rosell o Bartomeu. Por lo tanto, la ya famosa guerra de ismos, podría explicar su despido.
Sin embargo, algunas fuentes consultadas por Culemanía difieren de esta versión: "Si realmente pensaban que seguían siendo de la cuerda bartorrosellista no los habrían aguantado tanto tiempo; no llegaría tan tarde su despido". Las mismas fuentes, bien conocedoras de los entresijos del FC Barcelona, sostienen que "la vinculación con Rosell y Bartomeu es solo el móvil que explica una decisión que, en realidad, tiene un trasfondo mucho más importante". Y no se refieren al económico, aunque también pueda ser otro condicionante, sino al factor político.
Hace tan solo unos días, el Barça estuvo a punto de fichar a Joan María Piqué, antiguo asesor de Artur Mas, para el departamento de comunicación del club. Cuentan a este medio que Piqué llegó a presentarse en las oficinas del club para firmar su nuevo contrato. Que, incluso, podrían haberlo llegado a firmar. Y que, cuando debían determinar cuáles iban a ser sus funciones, quedó patente que no era compatible porque ya habían otros responsables de comunicación encargados de tales menesteres. Unos días después, llegaron las cuatro bajas.
Gente de JxCat, ¿rumbo Barça?
Si Joan María Piqué acabará trabajando en el Barça tarde o temprano, o no, es en estos momentos una incógnita. Lo que está por ver es cuántos de los miembros de Junts per Catalunya que se han quedado "sin trabajo" tras la ruptura del Govern que conformaban ERC y los propios JxCat acaban en el Barça. "Ahora están trabajando para recolocar a los suyos y la junta actual del club les debe un favor", advierten, en relación a la actuación de la policía patriótica con respecto al Barçagate.
Tal vez quede todo en una mera especulación, pero es la información que circula por los mentideros azulgranas tras los últimos despidos. El tiempo dictará sentencia si próximamente se incorporan al departamento de comunicación del Barça algunas de las piezas que trabajaban para el Govern. Unas incorporaciones que también podrían comportar cambios en la estructura comunicativa actual.