Si ya de por sí anda maltrecha la economía del FC Barcelona, existe ahora el riesgo de recibir un nuevo golpe. El juicio del caso Neymar 2 dio comienzo este lunes 17 de octubre en la Audiencia Provincial de Barcelona, con la presencia en el banquillo de los acusados del futbolista brasileño, sus padres, los expresidentes del FC Barcelona Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu y un exdirectivo del Santos, Odilio Rodrigues.
Un litigio cuya causa no es otra que un supuesto delito de corrupción en los negocios, además de estafa en el fichaje de Neymar Jr por el Barça en el año 2013, y que se alargará hasta el próximo 31 de octubre. Hay tiempo de sobras para ver cómo marchan las jornadas, pero la sombra de la preocupación vuelve a cernirse sobre el Barça de un Laporta que intuye una nueva amenaza económica a la vista.
La Fiscalía solicita una multa de 8,4 millones de euros al FC Barcelona, además de otras sanciones de multas de siete millones al Santos y de 1,44 millones a la empresa de Neymar y sus padres --N&N-- respectivamente. Una acusación que, si sale adelante, representará otra herida más para las arcas del Camp Nou, por si no fueran suficientes en los últimos tiempos.
Otro contratiempo económico más
El Barça, que presentó hace unos días un presupuesto de ingresos de 1.255 millones de euros para esta temporada 2022-23, se quedará corto probablemente en sus previsiones para hacer frente al tremendo volumen de gasto que arrastra la entidad. El fiasco en Championes League del Barça, al borde de la eliminación en la fase de grupos, no entraba dentro de lo previsto y acarreará unas pérdidas de alrededor de 20 millones.
Aunque, más bien, se trata de un dinero que se dejará de ganar. Las cifras exactas, en base al reparto oficial de premios de la UEFA, ascienden a 20,2 millones de euros. Los 9,6 millones que ingresaría el club por superar la fase de grupos y acceder a los octavos de final; y otros 10,6 millones por acceder a los cuartos de final de la Champions, que era lo que se contemplaba en el presupuesto de ingresos del club para esta campaña.
Un presupuesto que también contempla ganar la Liga --el Barça cedió el liderato este domingo al Real Madrid-- y muchos otros ingresos por taquilla y sponsors que vendrían derivados de estos éxitos, aunque siguen en el aire. El juicio del caso Neymar 2, en este sentido, es un problema más con el que deberá lidiar la junta de Laporta si se da el caso y la acusación de la Fiscalía progresa.
Un Barça al borde del abismo
A pesar de las palancas de este último verano, que dejaron un balance económico cogido con pinzas, la situación económica y financiera del Barça sigue pendiendo de un hilo. La masa salarial de la plantilla continúa estando disparada, habiendo subido en 138 millones respecto al pasado curso y suponiendo un 77% sobre los 856 millones de ingresos ordinarios, además de un 52% sobre los ingresos totales sumando las palancas.
De los 516 millones de masa salarial que se registraron el curso pasado, se ha pasado a 656 millones para esta temporada 2022-23, por lo que Laporta y sus pesos pesados deberán seguir activando paracaídas y fórmulas de todo tipo para evitar la hecatombe. Todo lo que sea pagar multas extra o dejar de ingresar dinero, se convierte inmediatamente en un problema mucho más grave, hoy por hoy, del que habría supuesto en el pasado.
El argumento de las defensas
En lo referente al litigio por el futbolista del Paris Saint-Germain, las acusaciones alegan que no tiene sentido que se celebre en España, solicitando al tribunal una cuestión de incompetencia judicial como principal argumento. No en vano la acusación particular proviene de la empresa brasileña DIS, propietaria en 2009 del 40% de los derechos del jugador cuando tenía 17 años.
También se presenta como acusación a la Federación de Asociaciones de Atletas Profesionales de Brasil (FAAP), mientras que el futbolista pertenecía al Santos cuando fue traspasado al Barça. Es por ello que las defensas intentarán mover el conflicto judicial a tierras brasileñas; una estrategia que, ya avanzado el proceso y en la fase actual en que se encuentra, quizá llegue demasiado tarde.