Malos tiempos para el FC Barcelona. En lo deportivo, con la reciente eliminación virtual de la Champions League sin superar la fase de grupos por segundo año consecutivo; y en lo económico, porque pese a la activación de las palancas de Joan Laporta, el Barça todavía está muy lejos del equilibrio contable que requiere cualquier empresa para sobrevivir. Si se tratase de una Sociedad Anónima al uso, estaría en quiebra, lista para el concurso de acreedores. Más sana es la situación de un Real Madrid que, a pesar de ello, también tuvo que recurrir a otro tipo de palancas para evitar pérdidas en el anterior ejercicio. Ambos lo tienen claro y son cómplices para un fin común: el gran reto es hacer realidad la Superliga para ingresar 700 millones por barba.
Con las respectivas ventas de derechos de cobro futuros que han hecho ambos clubes, el panorama es temporalmente alentador: el Barça presenta 98 millones de beneficios y el Real Madrid se queda en solo 13 millones de números positivos a 30 de junio de 2022. Aparentemente golean los azulgranas, pero estos resultados tienen trampa.
Resultados con trampa
El Barça ha inscrito la venta a Sixth Street del 10% de los derechos televisivos procedentes de la Liga durante 25 años en el ejercicio ya cerrado. Esto ha supuesto una inyección de 267 millones de euros --contables, porque en líquido han sido 207,5 millones los que efectivamente han entrado-- al balance de ingresos que ha servido para evitar pérdidas. Gracias a este dinero, el Barça ha pasado de 750 millones de ingresos reales, u ordinarios, a conseguir su récord histórico: 1.017 millones.
Esta jugada de Laporta, siempre asesorado por sus hombres de confianza en la parcela ecnómica, implica transformar lo que hubiesen sido unas pérdidas de 106 millones de euros en los anteriormente citados 98 millones de beneficios. ¿Por qué? Porque el Barça tuvo un gasto de 856 millones. Sin palancas, los ingresos habrían sido tan solo de 750 millones y no de 1.017, como finalmente han podido inscribr.
La magia de las palancas
La misma operación ya está prevista para el ejercicio actual: de 856 millones de ingresos ordinarios presupuestados, el Barça prevé alcanzar los 1.255 millones gracias a los 400 millones derivados de la venta del otro 15% de derechos televisivos a Sixth Street. Si no fuese por las palancas, nos expondríamos a un Barça con 209 millones de pérdidas, ya que los gastos suben hasta los 1.065 millones. Con el dinero de la TV, prevé 275 millones de beneficios.
El Real Madrid, por su parte, habría cerrado el último ejercicio con 170 millones de pérdidas. Aunque, en su caso, no eran unas pérdidas ordinarias por falta de ingresos o por gastos excesivos, sino porque la mano derecha de Florentino Pérez, José Ángel Sánchez, infló pérdidas con provisiones judiciales y deterioro de activos por valor de 133,26 millones de euros. Algo muy similar a lo que había hecho Laporta justo un año antes, cuando alcanzó los 481 millones.
Sixth Street también rescata al Madrid
Para evitar los 170 millones de pérdidas, el Real Madrid insufló una inyección de 316 millones también a través de Sixth Street. Aunque, en su caso, no fue con la venta de los derechos televisivos futuros, sino con los ingresos futuros del nuevo Bernabéu. Una jugada que, nuevamente, es muy similar a la que preparada la entidad azulgrana con respecto al Espai Barça, aunque va con demora.
A nivel de presupuestos, el club madrileño se muestra mucho más comedido que el catalán. Este año no prevén inyectar más palancas, con lo que el presupuesto de ingresos asciende a 769,6 millones de euros, unos 50 más que los 722 facturados en el ejercicio 21-22. Unos números muy inferiores a los del Barça, que prevé 856 millones ordinarios y 1.255 millones con la venta del 15% de los derechos audiovisuales a Sixth Street.
20 millones menos sin la Champions
Aunque también estos números del bando azulgrana tienen trampa: habrá que descontar 21 millones por no superar la fase de grupos de la Champions, más las pérdidas por ticketing y sponsoring que se deriven. Además, el Barça también ha presupuestado los ingresos propios de ganar la Liga, otro objetivo que de no cumplirse haría menguar todavía más esos 856 millones que, sin Champions, ya serían 835.