El Espai Barça avanza a ritmo muy lento. En el entorno barcelonista reina la preocupación sobre un proyecto faraónico que debe marcar el porvenir del FC Barcelona, pero que llega con mucho retraso y en un momento de crisis económica del club. Aunque la entidad que preside Joan Laporta ya se atreve a dar algunos plazos sobre las obras y la mudanza temporal a Montjuïc, hay un asunto de vital importancia que todavía no se ha resuelto: la financiación de 1.500 millones de euros solicitada a Goldman Sachs.
Fuentes próximas a la colosal entidad financiera informan a Culemanía que el principal problema viene por las garantías. Goldman Sachs no prestará 1.500 millones de euros como si tal cosa. Las fuentes consultadas aseguran que "Goldman Sachs quiere la propiedad del Barça como garantía" para prestar ese dinero. Esto significa que en caso de que, llegado el momento, el club no pudiese devolver el dinero, el gigante americano se podría quedar el club, que por ahora esquiva el modelo SAD.
Hay que tener en cuenta que la negociación anterior, liderada por Jordi Moix y otros componentes de la junta directiva de Josep Maria Bartomeu, contemplaba un préstamo muy inferior: 815 millones de euros. Esa fue la cifra pactada, y publicada en su momento por este medio en rigurosa exclusiva. Una cantidad que ya comportó unas negociaciones muy intensas con Goldman Sachs en que se acordó un sistema para retornar el dinero que era extremadamente garantista para el Barça, un club que en aquel entonces facturaba cerca de 1.000 millones de euros anuales.
Vacas gruesas, vacas flacas
Con la llegada de la pandemia, cambió radicalmente la situación económica del club. Actualmente asistimos a un Barça que no es capaz de superar los 750 millones de euros en ingresos ordinarios --las palancas no cuentan-- y que mantiene un nivel de gasto disparado, muy próximo a los 1.000 millones. Esto complica las perspectivas de un gigante estadounidense que no puede prestar tanto dinero sin garantías realistas. Si ya costó aceptar la operación por 815 millones en un contexto de vacas gruesas, ¿cómo van a aceptar ahora los mismos términos, o semejantes, ante una petición del doble de dinero en plenos tiempos de vacas flacas?
Fuentes bancarias consultadas por Culemanía se muestran muy contundentes a este respecto: "Conozco bien a Goldman Sachs, desde 2006, y te garantizo que es imposible que acepten otorgar un crédito de 1.500 millones si no se quedan el club como garantía. El Barça vale ese dinero. Y es lo único que puede ofrecer actualmente que valga tanto dinero porque los ingresos televisivos ya están hipotecados, mientras que los ingresos futuros del estadio todavía se tienen que generar".
La fórmula Tusquets
Otras fuentes requeridas, en este caso de la anterior junta directiva, analizan la dificultad de la negociación: "Lo cierto es que nosotros tuvimos que sudar mucho para conseguir un acuerdo por más de 800 millones. Fue muy complicado conseguir que aceptasen ingresos futuros, que todavía no existían, pero era la mejor manera de no hipotecar los ingresos ya existentes y tras muchas conversaciones se consiguió".
La citada fórmula fue propuesta por el presidente de la comisión económica, Carles Tusquets, quien ofreció dar como garantía los ingresos futuros porque el club no se podía endeudar más. "Hay que decir que la idea no convencía a todos los miembros de la directiva. Se aceptó a regañadientes porque se concluyó, finalmente, que era la mejor. Pero se aceptó porque hablábamos de 850 millones, no de 1.500", sentencia la misma fuente.
Crédito puente para obras lentas
Por el momento, el Barça ha ido tirando de un crédito puente con Goldman Sachs. Inicialmente se firmó por 90 millones de euros, que ayudaron a construir el Estadi Johan Cruyff o la demolición del Mini. Más reciente se acordó una ampliación de ese mismo crédito por otros 90 millones, de los cuales ya se han devuelto 100 con las palancas. Además de estos 180 millones, Goldman Sachs también prestó al Barça 595 millones de euros hace un año para refinanciar la deuda. En este caso, la garantía fue el 90% de los derechos audiovisuales.
Las obras del nuevo Camp Nou todavía no han empezado. Más allá de algunos pequeños arreglos, la retirada del videomarcador del estadio y la reurbanización de las calles colindantes, todavía no se ha ejecutado prácticamente ninguna intervención de calado. La demolición de la tercera grada estaba prevista para el 1 de septiembre, pero los abonados del FC Barcelona siguen esperando. Desde la entidad informan que "han empezado los trabajos previos de preparación de la zona con el desmontaje de equipos y de instalaciones", como el marcador, pero que "la demolición se efectuará durante el parón por el Mundial de Qatar 2022, entre noviembre y diciembre".