El FC Barcelona tiene un grave problema a la vista: la masa salarial. La entidad culé se enfrenta a lo que es una complicación de mucho peso, debido a que esto puede pasar factura a partir del próximo año. La directiva, presidida por Joan Laporta, ha tratado de aliviar la crisis con la activación de las palancas, pero ese parche a corto plazo solo representa tiempo a favor del presidente del club para reducir los gastos en la masa salarial, la cual ascendió a 100 millones de euros a partir de los gastos en el mercado de fichajes.
Ese incremento, que sitúa la masa salarial en un aproximado a 660 millones de euros, obliga al Barça a tomar medidas para reducir esa cifra en el 2023, debido a que no tendrán la fuerza económica de las palancas para afrontar dicho gasto. Cabe recordar que el presupuesto de ingresos del club --1.255 millones-- solamente se pudo dar por la venta de los activos, por lo que es fundamental reducir esos costes ante lo que será una inminente caída de ingresos en el siguiente curso. Aunque el objetivo que se plantea Laporta está en una escala de difícil cumplimiento, en donde se habla de una reducción de 200 millones de euros.
El objetivo ‘imposible’ del Barça
Los 200 millones de euros que quiere reducir el Barça en la masa salarial es una meta que detalló el propio vicepresidente del área económica, Eduard Romeu. En una entrevista señaló la importancia de tener unos márgenes saludables, usando como ejemplo al Bayern Múnich y Real Madrid. Ese objetivo supone un reto abismal para la entidad azulgrana, tomando en cuenta que ahora han hecho una inversión potente en el reciente mercado de fichajes.
Primeramente hay que recordar que el FC Barcelona ha destinado 240 millones de euros, entre fijos y variables, a pagar los fichajes realizados desde el pasado mes de enero: 45+5 de Lewandowski, 58+7 de Raphinha, 50+10 de Koundé y 55+10 de Ferran Torres. Esa inversión computa como masa salarial, debido a que entra como amortización. Sin dejar de lado los respectivos sueldos de cada uno de esos jugadores, sumados a las incorporaciones low-cost como Christensen, Kessié, Bellerín y Alonso.
Pero, indudablemente, el factor que dificulta esa misión de la directiva de Laporta es el hecho de los salarios diferidos que todavía tiene pendiente por resolver. Según pudo saber Culemanía, el Barça tiene una deuda de 80,2 millones de euros solo con el grupo de capitanes, los cuales deben recibir 49,7 millones este nuevo curso, mientras que el resto existe plazo hasta 2025. A esa importante cantidad, el club también debe pagar el dinero que se debe a Lionel Messi, lo que incrementa enormemente los gastos en las próximas temporadas.
Esa mezcla de situaciones deja en una posición incómoda al dirigente del FC Barcelona, que sabe que en el próximo verano no tendrá la misma fuerza financiera de las palancas, a menos que pretenda aplicar nuevamente el plan de la venta de más activos. Esos gastos van a ir reduciéndose, poco a poco, a partir del 2023; sin embargo, seguirán complicando exponencialmente la meta de mantener la masa salarial en números más estables.
La necesidad de buscar nuevos ingresos
Dicha dificultad para reducir la masa salarial obliga a la dirigencia de la entidad culé a ser creativos en cuanto a la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos. El Barça tiene en sus manos diferentes negocios que pueden ser claves en este sentido, como es el caso del apartado digital --NFT, criptomonedas o fan tokens--, así como también el aumento de tiendas que impulsen las ganancias por la venta de productos oficiales.
Del mismo modo, no hay que pasar por alto la necesidad del FC Barcelona en incrementar la lista de sponsors. Actualmente solo han conseguido sellar el acuerdo con Spotify, pero todavía no es suficiente ante la fuga de patrocinadores que se ha dado desde el año anterior. Esos ingresos también apuntan a ser fundamentales para el club, que necesita recuperar la viabilidad a toda costa.