La salida de Leo Messi del FC Barcelona fue traumática. El mejor jugador de todos los tiempos se vio obligado a marchar, con lágrimas en los ojos, porque la entidad catalana no se veía capaz de hacer frente a sus emolumentos salariales: el contrato más elevado de la historia del fútbol, que iba a ser reducido un 50%. Joan Laporta se negó a firmar un acuerdo con CVC que hipotecaba al club por 50 años, y ello abrió las puertas de salida al astro argentino, aunque un año más tarde ha firmado prácticamente la misma hipoteca pero por 25 años. Ya se verá si acaba siendo de por vida.
Un año y un mes después, todavía colea la trágica despedida de Messi. Especialmente a raíz de las nuevas informaciones publicadas por el diario El Mundo, de las que el FC Barcelona se desmarca públicamente y amenaza con interponer acciones legales. A nivel interno, hay quien considera que no es tan negativo que esto haya salido a la luz ya que refuerza la difícil decisión tomada de prescindir del astro argentino y que la amenaza de demanda es de pegatina. Una decisión presidencialista, tomada por el propio Laporta y su entonces director general, Ferran Reverter, que tuvo como preludio una fuerte discusión con Jorge Messi.
Una llamada a gritos y muchas exigencias
El presidente del Barça y el padre de Leo Messi se gritaron durante una acalorada llamada telefónica donde no había punto de encuentro entre las peticiones de la familia argentina y las posibilidades de satisfacción que podía ofercerles el club. Lo cuenta el periodista Jordi Basté, presentador de El món a RAC1 y amigo personal del propio Laporta: "Dos días antes de la no renovación de Messi se produce una llamada telefónica a gritos entre Jorge Messi y Laporta. Gritos que se producen porque el uno no acepta las demandas del otro. Jorge Messi reclama muchas cosas a Laporta, por ejemplo, el fichaje del argentino Romero... y llega un momento que Laporta le cuelga el teléfono". Una de las exigencias, como el fichaje de Mané, que el club no podía cumplir por cuestiones económicas.
Basté no se quiso mojar mucho más en su programa matinal del miércoles, pero terminó soltando un "hay una parte que no se ha contado" aderezado con un "yo creo que aquí hay algo más por detrás", en relación a la noche en que se tomó la decisión de que Messi no renovaría. En cualquier caso, en la mesa de periodistas terminan por convenir que alcanzaron un acuerdo en múltiples cuestiones de la negociación pero que finalmente no se pudo hacer por el tema de CVC. Esa es la versión que se ha contado. Aunque, según se desprende de las palabras de Basté, podría interpretarse que no solo los motivos económicos explican la marcha de Messi, sino también las tensiones constantes a las que se habrían visto sometidos Laporta y sus directivos. Algo que habrían preferido evitar, conscientes de no querer seguir la misma suerte que el lapidado Bartomeu.
Las peticiones de Messi a Bartomeu
Este debate vino a colación de la noticia publicada por El Mundo, donde se exponen todas las demandas que los Messi hicieron a Bartomeu para renovar su contrato en 2020, en plena pandemia: 10 millones de prima de renovación, palco privado gratis junto a Luis Suárez y su familia, vuelos gratis a Argentina en jet privado, la renovación de Pepe Costa, un interés del 3,75% sobre los diferimientos salariales acordados, cubrir una hipotética subida del IRPF y una cláusula de rescisión del contrato de solo 10.000 euros, que sería como poder irse gratis.
Bartomeu se negó a conceder la renovación al astro argentino en tales términos. Luego, chocaron por muchas otras cosas como la planificación deportiva del equipo, los cambios de entrenadores y, sobre todo, el mensaje que Koeman envió a Luis Suárez de que no contaba para él. Ello hizo estallar a Messi, que la emprendió contra el club a través de un polémico burofax donde pedía que le dejasen salir. Esta vez, tampoco cedió Bartomeu, que quedó cada vez más debilitado, expuesto y acabó en el foso de los leones.