Hay motivos para sonreír, de eso no hay duda. El barcelonismo se está ilusionando con la gestación de un proyecto que, poco a poco, se dedica a coleccionar jóvenes estrellas emergentes. También a cracks consagrados. Joan Laporta ha conseguido lo que parecía imposible hace unos meses: que los grandes objetivos del Barça en el mercado de fichajes sueñen con vestir la camiseta azulgrana. Que rechacen más dinero de otros clubes para jugar en el Camp Nou. Y que, por consiguiente, Xavi Hernández disponga ahora de una plantilla capaz de luchar por los títulos más importantes.
Pero cuidado, porque no es oro todo lo que reluce. Todavía hay muchos deberes por hacer, y aunque algunos empiecen a ver la luz al final del túnel, lo cierto es que el camino sigue siendo arduo. Laporta, como por arte de magia, ha dotado al Barça de alrededor de 650 millones de euros en apenas un mes. Se han activado dos palancas económicas con las que se ha vendido un 25% de los derechos audiovisuales a Sixth Street, de cara a los próximos 25 años.
Los millones del Barça, en el campo
El Barça, que no tenía dinero, acepta recibir anticipadamente una suma importante a sabiendas de que, 25 años más tarde, habría obtenido una cifra aún mayor. Un mal necesario para superar la situación actual, al menos según la junta laportista. “Estamos haciendo un equipazo”, recalcó el propio Jan desde Estados Unidos, después de que se confirmarse oficialmente la incorporación de Jules Koundé.
Además del joven defensor francés, por quien el Barça pagará 50 millones de euros fijos y 10 en variables al Sevilla, han aterrizado Franck Kessié, Andreas Christensen, Robert Lewandowski y Raphinha, sin contar el nuevo contrato de Ousmane Dembelé hasta 2024. Un gasto de 175 millones en fichajes que convierte al club azulgrana en el que más dinero ha soltado, en lo que va de verano, para elaborar una plantilla de auténtico lujo.
No hay margen salarial suficiente
El problema está en que ninguno de ellos, ni siquiera un Sergi Roberto que se pasó casi toda la campaña 2021-22 lesionado y renovó después a la baja, puede ser inscrito en las competiciones oficiales. Al menos, no hasta que se cumplan los requisitos del límite salarial impuesto por la Liga. Como el FC Barcelona arrastra una gran cantidad de pérdidas --por los cierres económicos negativos previos, de 97 y 487 millones respectivamente-- y la masa salarial sigue estando disparada --se pagan 560 millones en sueldos, según explicó Eduard Romeu--, aún no hay margen suficiente para inscribir a las caras nuevas.
Existe una excepción desesperada, y es la que ha utilizado el Barça en estos últimos mercados: la regla de 1/4. Según el artículo 100 del reglamento de control económico, sólo se puede destinar a las inscripciones un 25% de las cantidades que se ahorren o de los beneficios que se obtengan por un traspaso. Por poner un ejemplo: si se vende a un jugador, por cada cuatro euros ahorrados se podría dedicar solamente uno a grabar a los jugadores.
La triple estrategia de Laporta
Cuando el FC Barcelona acabe de enderezar su situación económica y financiera, ya no tendrá que seguir la regla 1/4 y podrá inscribir a jugadores con normalidad, con la regla 1/1. Pero para ello, será necesario seguir una de las tres estrategias siguientes: activar la tercera palanca --venta del 49% de Barça Studios por 200 millones--, traspasar a algún jugador importante para liberar masa salarial --Frenkie de Jong al Manchester United, por alrededor de 80 kilos-- o bien rebajar sueldos que continúan inflados, como los de los cuatro capitanes y Ter Stegen. Estas tres estrategias, naturalmente, se pueden combinar.
Y en el Barça se tiene la certeza de que, antes de que empiecen las competiciones oficiales, se conseguirá inscribir a los nuevos fichajes para así rematar la jugada. "Cuando nos muestren la documentación de las palancas y vendan a algunos jugadores, veremos si pueden inscribir a todos. Ellos saben lo que tienen que hacer. Les queda un poco de trabajo, pero van por buen camino”, confesó Javier Tebas hace unos días, en la Gala Kick Off de la temporada 2022-23. A Laporta y compañía les toca seguir echando humo dentro y fuera de los despachos. El horizonte, sin embargo, cada vez es más optimista.