Cuando la soga aprieta alrededor del cuello, es necesario tirar de imaginación e ingenio para progresar. En el caso del FC Barcelona, la dura realidad que atraviesa en la actualidad ha obligado a la junta de Laporta a tejer todo tipo de estrategias para achicar aguas y evitar que el barco se hunda. Esas maniobras, que algunos han apodado con el famoso sobrenombre de "palancas económicas", no sólo tienen que ver con la gestación de nuevos contratos de patrocinio y la venta de activos financieros de la entidad, como BLM o Barça Studios.
También están relacionadas con planes de reducción de gastos que minimicen el impacto que suponen los salarios y contratos de la primera plantilla a las arcas del Camp Nou. Ya ha habido varias rebajas salariales que han afectado a todos los integrantes del primer equipo azulgrana, principalmente las de los capitanes y futbolistas con sueldos más altos. En este conjunto de tácticas ahorrativas, sin embargo, tienen cabida otras situaciones que se han producido con jugadores concretos, y que cabe analizar de forma individual.
El fraccionamiento salarial de Umtiti
Un claro ejemplo es la fórmula que encontró la secretaría técnica de Jordi Cruyff y la dirección deportiva de Mateu Alemany, junto con Laporta, para bajar a Samuel Umtiti de lo más alto de la escala salarial. El salario francés era una auténtica losa y, además, impedía que el Barça pudiese inscribir en enero a varios de sus fichajes del mercado invernal.
Tanto Big Sam como el Barça sabían que, una vez caducase el vínculo contractual que les une, separarían sus caminos. Fue así como las dos partes aceptaron una rebaja del 10% del salario del francés y un diferimiento por tres años. Es decir, los 28,5 millones que, como mínimo, le quedaban por cobrar hasta junio de 2023 --cuando acababa contrato inicialmente-- se fraccionaron, rebajados, hasta 2026. Eso dejó a Umtiti, desde el pasado invierno, con una extensión de contrato que tiene truco, al estar ligada a un fraccionamiento de salario muy necesario para el club.
Yusuf Demir acabó en la nevera
Otro de los movimientos estratégicos que se dieron el pasado invierno, y que también afectó a un antiguo componente de la plantilla, fue el bloqueo deportivo de Yusuf Demir y su consecuente regreso al Rapid Viena. El futbolista austríaco tuvo la mala suerte de llegar en un momento muy delicado. Pese a tener un salario muy bajo, la opción de compra sobre su fichaje condicionaba claramente al club con el límite salarial. Y es que el centrocampista se encontraba cedido en Can Barça, pero la letra pequeña del contrato estipulaba que si jugaba 10 partidos oficiales con el equipo culé, el Barça estaría obligado a pagar 10 millones de euros al Rapid Viena por sus servicios.
Algo que nunca llegó a pasar, porque tanto Ronald Koeman primero como Xavi, después, recibieron órdenes expresas de no hacerle jugar a partir de cierto punto. Seis encuentros disputó a las órdenes del técnico holandés, siendo titular en cuatro de ellos. Con el egarense participó en los dos partidos de Champions que supusieron la eliminación de la competición continental, contra Benfica y Bayern, y dos minutos simbólicos en el derbi ante el Espanyol. Luego, Demir se marchó de vuelta al Rapid en enero y el Barça se ahorró unos 10 kilos que habrían supuesto un grave contratiempo.
La necesidad de vender a Coutinho
Paralelamente a los casos de Umtiti y Demir, el jugador que también hizo las maletas en invierno --para no volver-- fue Philippe Coutinho. Un fichaje que en enero de 2018 costó a las arcas del club 120 millones fijos y 40 más en concepto de variables, y que el Barça necesitaba sacarse de encima para llevar a cabo sus planes de futuro.
Los 40 millones en variables del fichaje de Cou se dividían de la siguiente forma: 5 millones cuando el brasileño jugase 25 partidos, 20 millones por jugar 100 partidos y 10 millones por clasificarse los dos primeros años para la Champions. Por último, 5 millones más por ganar la Champions League. De todas estas condiciones, el Barça sólo ha tenido que abonar 15 millones de euros por dos de las variables: la de los 25 partidos y la de la doble clasificación para Liga de Campeones. Ya con el brasileño en el Aston Villa, se han cobrado 20 kilos de traspaso y el club se ahorra también su sangrante sueldo, que era uno de los más altos de la plantilla.
Dembelé y un granito de arena
Hoy por hoy, existen dos casos de jugadores con variables en sus respectivos contratos que son parecidos a los ya comentados. Uno de ellos es el de Ousmane Dembelé, que puede salir del Barça con la carta de libertad a partir del 30 de junio, y que parece que no renovará. En las últimas semanas, el Barcelona urdió una estrategia económica y deportiva para no tener que pagarle un dinero extra. Laporta no deseaba abonar 1,25 millones de bonus salarial al francés por haber sido titular en el 60% de los partidos esta temporada 2021-22, jugando más de 45 minutos para contabilizar dichas titularidades. Así las cosas, Dembouz se quedó en el banquillo ante el Getafe y en la última jornada de Liga, frente al Villarreal, disputó poco más de media hora para que el club no tuviese que pagar esa variable contractual. Otro ahorro, en este caso pequeño, pero que siempre suma.
La antítesis de Frenkie
Como contrapunto, existe el caso de Frenkie de Jong. El FC Barcelona le fichó en 2018 por 75 millones de euros fijos y 11 más en concepto de variables. Estos bonus no se han pagado en su totalidad, y tienen que ver principalmente con el número de partidos que juegue el holandés con la camiseta del Barça. Xavi Hernández quiere que siga y, si no llega una oferta irrechazable, parece que acabará quedándose. Eso supondrá que el Barça deba abonar a la larga ese dinero, aunque si el rendimiento del futbolista es bueno y acaba de explotar todo su talento, seguro que a nadie le importará. No se debe olvidar el objetivo primordial: que el Barça vuelva a ganar títulos.