Recelos, incertidumbre y sospechas. Son tres de las palabras con las que podría definirse el paso de Ousmane Dembelé por el FC Barcelona. Cinco temporadas en las que el Mosquito, que llegó del Borussia Dortmund como una de las mayores promesas del fútbol mundial, no ha conseguido explotar del todo pero sí ha dejado destellos --cada vez más duraderos-- de unas cualidades irrefutables.
Si bien es cierto que Dembouz jamás se ha consolidado en la élite a nivel de regularidad, sí ha rendido en este segundo tramo del curso 2021-22 por encima de las expectativas generales. A base de buenas actuaciones, desequilibrio, asistencias para sus compañeros y una profesionalidad que siempre ha defendido Xavi Hernández, el galo ha convertido las pitadas masivas del mes de enero en aplausos y onomatopeyas de asombro en el Camp Nou. De puertas hacia afuera generaba la sensación de que quería quedarse, renovar y seguir de azulgrana, aunque los meses han ido pasando y de la firma del nuevo contrato no se sabe nada.
Dudas con la variable contractual
En las últimas semanas, a fin de guardarse las espaldas, el FC Barcelona urdió una estrategia económica y deportiva para no tener que abonar un dinero extra a Dembelé. Las arcas culés ya han sangrado suficiente en los últimos tiempos, y la directiva de Laporta no deseaba abonar 1,25 millones de bonus salarial al francés por haber sido titular en el 60% de los partidos esta temporada 2021-22. Ahí es, sin embargo, donde empiezan las dudas. El Barça no ha confirmado a Culemanía, al menos con exactitud, cómo queda enmarcada la situación contractual de Dembelé.
Y ahí es donde aparecen tres escenarios posibles. Se desconoce si la prima de 1,25 millones que debía pagarse al jugador galo era por ser titular en el 60% de los partidos totales; por serlo en el 60% de los partidos en que estaba disponible participando 45 minutos o más; o, finalmente, si se pagaba por ser titular en el 60% de los partidos en que estaba disponible jugando, además, más de 45 minutos.
Laporta echó el freno a Xavi
Haciendo los cálculos, lo más probable es que fuese este último caso. Porque, si no contamos los partidos que el Mosquito se ha perdido por lesión este curso, son 33 los encuentros en los que ha estado disponible. De ellos, ha disputado más de 45 minutos en un total de 18 encuentros; o lo que es lo mismo, el 54%. Resulta lógico, por lo tanto, que a Xavi le dieran la orden desde arriba para reducir drásticamente el minutaje del galo, justo antes de que el conjunto azulgrana afrontase las dos últimas jornadas de Liga ante Getafe y Villarreal.
La premisa era clara: Dembelé no podía llegar a los 45 minutos disputados en estos dos partidos. Si hubiese rebasado los 45 minutos contra el Getafe --partido que vio entero desde el banquillo--, ya habría llegado al 57%, incurriendo en el serio riesgo de llegar al 60% ante el Villarreal. Se avisó a Xavi, que no hizo jugar a Dembelé ante el Getafe, y así se solucionó el problema. Realmente el francés podría haber jugado más minutos de los que dispuso ante el Villarreal y no habría pasado nada, pero Xavi prefirió dar protagonismo a otros jugadores que, quizá como el de Vernon, no seguirán en la plantilla la próxima campaña.
Dembelé y la neblina de inconsistencia
Desgranando aún más los números de Dembelé, cabe recordar este año sólo ha podido disputar las últimas tres jornadas de fase de grupos de Champions League, seis de UEFA Europa League, 21 de Liga, dos de Copa del Rey y uno de Supercopa de España, en el que jugó los 120 minutos entre partido y prórroga. En otros 21 partidos, no estuvo disponible por culpa de las lesiones o sanciones.
En la que posiblemente haya sido una de sus mejores campañas con el Barça, por lo tanto, tampoco ha sido capaz de demostrar la consistencia que se espera de un jugador con salario de estrella mundial. Ha repartido 13 asistencias, pero únicamente ha podido transformar dos dianas. Cifras con las que se demuestra que, pese a ser uno de los mejores asistentes del planeta, sigue sin ser determinante de cara a puerta. Y no es porque no tenga condiciones para ello... Sólo que, como ha sucedido siempre desde que llegó, se encuentra rodeado de una neblina de intrigas y altísimas expectativas que nunca acaban de germinar.