Es un culé confeso. Los que le conocen aseguran que derrocha barcelonismo por los poros y que el FC Barcelona es una de sus grandes pasiones. Por este motivo asumió la presidencia de la comisión económica del club en un momento tan crítico como el actual. Sin embargo, Jaume Guardiola ha tomado la determinación de abandonar el barco de Joan Laporta tan solo un año después de embarcarse. Se trata de una decisión condicionada, que tiene trampa, porque depende de un resultado electoral. Pero la decisión, al fin y al cabo, está tomada.
Desde el pasado 6 de junio de 2021, Jaume Guardiola y su equipo --Joan B. Casas, Jaume Carrasco, Júlia Bosch y Carme Hortalà-- conforman la comisión económica del Barça tras haber sido elegidos por amplia mayoria en la asamblea de socios compromisarios celebrada en la citada fecha. Un cargo que empezaron a ejercer oficiosamente a principios de abril del año pasado, cuando ya se trasladó a la prensa que Guardiola era el elegido para presidir la comisión. Aproximadamente un año después de su nombramiento, él mismo ha comunicado públicamente la posibilidad de marcharse.
Guardiola lidera una candidatura para presidir el Cercle d'Economia, cuyas elecciones a la presidencia se celebrarán el próximo 12 de julio. En un momento extremadamente delicado para la economía del club, Guardiola ha priorizado otra batalla que, según revelan fuentes económicas, puede ser tan o más importante para el futuro de Barcelona que la administración de un Barça que todavía está en la UCI. Así se lo comunicó el todavía presidente de la comisión económica al propio Laporta. Tanto en persona, como por carta. Y Culemanía ha podido confirmar que no hay nada personal, ninguna ruptura ni malestar entre las partes. Todo lo contrario. Pero la decisión es la que es.
Sucesor de Faus
Guardiola solo dejará el Barça si gana las elecciones contra Rosa Cañadas para suceder a otro viejo conocido del barcelonismo, el que fuera vicepresidente económico de 2010 a 2015, Javier Faus. Y, para ello, contará con el apoyo de grandes empresarios catalanes como Salvador Alemany, Josep Oliu, Oscar Pierre Prats, Luis Conde y Miquel Roca, entre otros. El principal argumento para adentrarse en esta aventura, más allá de la excepcional unanimidad que hay en torno a su figura desde finales de año, es que "la sociedad civil ha cambiado mucho y el Cercle está muy anclado al modelo viejo” y, por lo tanto, "necesita reconectar con la sociedad civil".
Una postura entendible pero que, sin embargo, tiene una lectura negativa en clave Barça. Especialmente para Joan Laporta. El presidente ha visto como en menos de un año se le han ido las personas más fuertes que le acompañaban en la parcela económica.
Los hombres fuertes se van
El primero fue Jaume Giró, que renunció a la vicepresidencia económica justo una semana después de haber ganado las elecciones. Posteriormente también se desvinculó del Barça el principal avalista de la junta directiva, José Elías, que asumió unos 40 millones de un aval que nadie ponía y entró a formar parte de la comisión del Espai Barça, de la que dimitió el pasado enero tras sentir que no aportaba nada. Por último, el caso más sonado lo representó Ferran Reverter, director general del Barça y máximo responsable de la parcela ejecutiva del club. Sus desavenencias con Laporta guardan algunas similitudes con los otros dos casos y fueron decisivas para abandonar el cargo ejecutivo más importante de la entidad.
La historia va camino de repetirse con Jaume Guardiola, el encargado de velar por las buenas praxis económicas del club en un momento decisivo: la entidad trabaja en cinco palancas económicas para inyectar fondos y poder afrontar el mercado de fichajes con unas mínimas garantías frente a las restricciones que impone el sistema de control económico de la Liga de Fútbol Profesional. Actualmente el club tiene un límite salarial negativo de -144 millones de euros, un patrimonio neto negativo de 451 millones y una deuda que ronda los 1.500 millones.
Mal momento para que Laporta se quede sin especialistas en materia económica. Y lo peor de todo es que el ex consejero delegado del Banc Sabadell no es el único de los que todavía están que se plantea marchar antes de terminar el mandato.