A estas alturas, decir que la pandemia ha provocado una crisis económica sin precedentes en el mundo del fútbol no es ninguna locura. En el ámbito azulgrana, desde los años 60 no se recuerda un contexto que haya impactado tan negativamente en el FC Barcelona, cuando la falta de tesorería para construir el Camp Nou (1957) estuvo a punto de provocar la desaparición del club. Por aquel entonces, el hecho de que la plantilla culé renunciase temporalmente a su sueldo fue clave en el proceso de rescate, en una situación similar a la que se ha dado en los dos últimos años.
El coronavirus ha sido un factor decisivo en la reducción de la actividad del club y ha incidido negativamente en la mayoría de partidas desglosadas en los balances más recientes. Si la temporada 2019-20 la directiva de Bartomeu anunció un cierre de ejercicio con 97 millones de euros en negativo, el de la campaña 2020-21 que presentó la junta de Laporta dejaba 481 millones en pérdidas. Una caída de ingresos respecto al ejercicio anterior de 224 millones de euros (-26%), mientras que los gastos aumentaron hasta llegar a la cifra récord de 1.136 millones (+19%).
Las pérdidas oficiales de los dos últimos años han provocado una particular guerra de acusaciones entre Laporta y Bartomeu, inculpando el primero al segundo de haber sido el gran responsable de la mayor parte del saldo negativo, y no el impacto del coronavirus como había intentado defenderse Barto. El expresidente culé, de hecho, aseguró hace unos meses que las pérdidas en el balance de la temporada 2020-21 habrían sido únicamente de 50 millones si no hubiese habido pandemia, eximiéndose por tanto de responsabilidades.
El desglose de las pérdidas
Laporta, en cambio, valoró las pérdidas por Covid del curso pasado en 217 millones de euros. “Y si aplicas los gastos asociados, el impacto final queda en 91 millones”, dijo el mandatario culé, acusando a Josep Maria Bartomeu de mentiroso y alegando que había alterado las cifras a su favor. El caso es que las palabras del presidente contrastan con las de quien era su mano derecha hasta no hace mucho: Ferran Reverter. El antiguo CEO del club, que hizo las maletas hace unos meses al no estar conforme con las decisiones unilaterales y los amiguismos de Laporta, desglosó a finales del año pasado todos los números de la entidad.
Y fue entonces cuando desveló que el impacto de la Covid-19 en el día a día del club. En la campaña 2019/20, el Barça tenía previsto ingresar 58 millones por todo lo relacionado al Camp Nou, 33 kilos más por los derechos de TV y media, mientras que en el apartado comercial se preveían 29 millones. El club dejó de ingresar esta cifra total de 121 millones, aunque equilibró las cuentas a través del ERTE que aplicó a sus trabajadores. Con esa fórmula se ahorró 44 millones, mientras que en gastos de gestión se libraron de pagar 34 millones de euros. El balance entre lo que se dejó de ganar y lo que se ahorró deja un resultado neto de 43 millones de euros en pérdidas.
A la campaña siguiente, la 2020-21, los ingresos que se dejaron de ganar fueron 132 millones por lo relacionado con el Camp Nou, y 39 millones en el aspecto comercial. Por derechos sí que se ingresaron 19 millones de euros, mientras que el Barça se ahorró 42 millones en gastos de personal y 45 millones en gastos de gestión. El resultado neto del ejercicio fue de 65 millones de afectación negativa del Covid.
Las conclusiones de Reverter
En esta coyuntura, Ferran Reverter aseguró meses atrás que "el Covid afectó al Barça con 43 millones en la temporada 2019/20 y en 65 millones de euros en la 2020/21", concediendo a Bartomeu gran parte de culpa de los 481 millones en pérdidas del pasado ejercicio, donde se incluyó una inflación de pérdidas de 250 millones (160 en depreciación de futbolistas y 90 en provisiones judiciales). "El impacto del Covid se entiende con la falta de ticketing, de la venta de merchandising, de giras... sumado con lo que el club se ahorra con los ERTEs en los gastos de personal y de gestión. Aunque no hubiese habido Covid, el Barça habría tenido pérdidas", concluyó Reverter, rebajando mucho las cifras que mencionó Bartomeu.
En las últimas semanas, la Liga aprobó una nueva norma para prorratear las pérdidas generadas por la pandemia a lo largo de cinco años. En el caso del Barça, habría que valorar qué porción de las pérdidas son responsabilidad total del club y qué parte son derivadas del coronavirus, el eterno dilema que engloba cifras tan distintas en función de cuál sea la fuente. Curiosamente, a la junta directiva de Laporta le interesaría ahora validar la versión de Bartomeu, que se empeñó en destruir.
Si de los 578 millones de pérdidas acumuladas estos dos últimos años (97 millones + 481 millones), se estimase que 253 millones de euros (los 121 de la 2019-20 y los 132 de la 2020-21) fueron a consecuencia directa de la pandemia, esa cifra no se imputaría al año en curso, sino que se repartiría entre los cinco años siguientes. No en porcentajes iguales, sino de manera ascendente.
Si se tomasen como referencia los números que defendió Reverter, la cantidad a diferir en el tiempo sería muy inferior: tan solo 108 millones de euros (43+65). Con lo que el beneficio de esta norma para el Barça tampoco sería muy relevante. En cambio, si se considerasen las estimaciones de Bartomeu, la cifra de pérdidas total derivada del Covid sería mucho más abultada: 509 millones entre la 19-20 y la 20-21. Entre medias está la versión de la Liga, que encargó una auditoría externa sobre las cuentas del club tras pedir permiso al CSD y concluyó que las pérdidas de la pandemia ascendían a 389 millones (128 de la 19-20 y 261 de la 20-21) sin contar el descenso de ingresos por traspasos. Si se tuviese en consideración esta última partida, el resultado es muy similar al cifrado por la junta de Bartomeu.
Un impacto a repartir en cinco años
Sea la cifra que finalmente se estime, la nueva norma es beneficiosa para el Barça ya que las pérdidas Covid no computarán en el año en curso, sino que se repartirán de la siguiente forma durante los cinco próximos años: el primer año (temporada 22-23) se asumirá un 15% de las pérdidas, el segundo año (23-24) un 20%, el tercer año (24-25) un 20%, el cuarto año (25-26) otro 22,5% y el quinto año (26-27) un 22,5% definitivo. Una forma de que el límite no sea tan restrictivo, y de que los clubes de la Liga tengan una mayor facilidad para superar la profunda crisis económica que sufren (sobre todo el Barça) desde hace un par de años.