El posible acuerdo entre el FC Barcelona y CVC está cada vez más frío. Tras muchas reuniones tratando de hacer encaje de bolillos, desde el club que preside Joan Laporta se desprende cierta desazón ante las dificultades encontradas para conducir las negociaciones a buen puerto. Para el Barça es de importancia capital no generar más deuda con la entrada de ingresos extraordinarios que ansía y para el fondo de capital riesgo asociado con la Liga es complicado ofrecer unas condiciones distintas a las que firmaron los otros 38 clubes, que ostentan la facultad de aceptar o denegar la adhesión del club catalán al acuerdo. ¿Esto quiere decir que CVC está descartada? No. Pero se ha vuelto a desinflar.
Esta situación ha llevado a la entidad azulgrana a buscar alternativas. El presidente Laporta y su guardia pretoriana trabajan intensamente en distintas soluciones que normalmente serían obligación del CEO, cargo vacante desde la dimisión de Ferran Reverter. A través de sus personas de confianza, tanto en la junta directiva como en la cúpula ejecutiva, el presidente podría cerrar un acuerdo con otros fondos de inversión dispuestos a inyectar mucho más dinero al club. Los candidatos alternativos a CVC son dos, pero no han trascendido sus nombres. Las negociaciones todavía no están en la fase final, pero según ha podido saber Culemanía en los términos del acuerdo se habla de una inyección de 900 millones de euros a cambio de adquirir un porcentaje del capital del club. Las previsiones apuntan a que podría haber novedades a finales de mayo.
La deuda sigue subiendo
Esta operación conlleva algunos riesgos, y es que el Barça vendería parte de sus activos a un socio extranjero. La financiera en cuestión tendría dos opciones: o bien, comprar una parte del pastel accionarial de alguna de las sociedades del club --Barça Studios o BLM--, o bien alcanzar un acuerdo como se pretendía con CVC a cambio de un derecho de explotación de los derechos audiovisuales del club con un porcentaje pactado y un número de años acordado. Unos derechos que actualmente generan unos 280 millones al club (más de 150 procedentes de la Liga) y que se espera puedan comportar muchos más ingresos en el futuro.
Desde el Barça llaman a la calma. El objetivo es obtener la mayor entrada de capital posible, siempre con la condición indispensable de que no figure como deuda --actualmente el club ya debe 1.500 millones de euros-- y con el imperativo de no conceder grandes porcentajes sociales o de explotación. Aunque en el club dan por hecho que tendrán que "vender patrimonio social", o activos sociales, tienen muy claro que se debe vender lo mínimo posible para proteger la condición de club de sus socios y no conducirlo a una SAD.
'Pool' de inversores y 'tender' de constructoras
Paralelamente a estas negociaciones con otros fondos de inversión, el Barça trabaja activamente con Goldman Sachs en la búsqueda de inversores. Los ejecutivos de la financiera norteamericana están en Barcelona constantemente para acelerar el pool de inversores que anunció recientemente Laporta. Según ha podido saber este medio, hay más de 20 inversores interesados en participar en el proyecto, que puede comportar una inversión de hasta 1.500 millones de euros. Las previsiones del presidente apuntan a una generación de 200 millones adicionales con el nuevo estadio, que se sumarían a los entre 150 y 170 millones que se facturaban antes de la pandemia.
Al mismo tiempo que se buscan inversores, el Barça también trabaja en un tender entre las mejores constructoras españolas. Es decir, un concurso de empresas potentes y especializadas en el sector de la construcción que se encargarían de las obras. El presupuesto que hagan estas firmas será clave a la hora de definir el crédito final que Goldman Sachs gestionaría con uno de los 20 inversores interesados.