El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, anunció este jueves por la mañana el inicio de las obras de remodelación del Camp Nou. El dirigente azulgrana lo hizo desde la Salón de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona, acompañando a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, que fue la primera en tomar la palabra, como marca el protocolo. Ella jugaba en casa, así que muy cortésmente cedió la palabra al presidente culé cuando terminó su discurso y, luego, durante la rueda de prensa, se aseguró de impedir preguntas dirigidas a otros ámbitos distintos de los que se anunciaban. No fueron evitadas las preguntas de Culemanía, relativas al coste del traslado a Montjuïc y a los ingresos adicionales que el Barça espera obtener con el nuevo Camp Nou. Laporta los cifró en 200 millones de euros.
Todavía no hay respuesta sobre el precio que tiene trasladar a la afición del Barça a Montjuïc durante una temporada. Sin embargo, desde el consistorio tienen claro que son muchos gastos que deberá asumir el club: el estadio Lluís Companys también deberá ser sometido a reformas, así como sus alrededores, además de hacer una inversión en mantenimiento, en transporte público y, posiblemente, también en vigilancia de seguridad. Sobre todo, por las noches. El Barça deberá asumir estos costes y el precio de la cesión del uso del estadio por un año. Se habla, en total, de unos 20 millones de euros. O más.
Coste de obras (en los dos estadios)
Este es, precisamente, uno de los temas que ha llevado al Barça a ser precavido en las negociaciones con el Ayuntamiento. Hasta el punto de que han cambiado el plan inicial. En un primer momento, el club se planteaba muy seriamente hacer el traslado a Montjuïc de cara a la próxima temporada. Este jueves, en cambio, Laporta ha confirmado que la mudanza al Lluís Companys se producirá en el curso 2023-24, uno después de lo inicialmente previsto. Esto ha sido así principalmente por tres motivos.
En primer lugar, porque los materiales de construcción se han encarecido. Ello comporta un ligero retraso en la previsión de obras y el consiguiente cambio de orden. El club prefiere empezar con las obras de primera y segunda grada, que son mucho menos ambiciosas y, al menos a priori, no implicarán una movilización de abonados ni pérdida de aforo. Estas se realizarán en la temporada 2022-23, mientras que las más gravosas, que afectan a la tercera grada, se han aplazado a la 23-24. Será entonces cuando se autorice el traslado. En ese tiempo, el club espera que los materiales hayan bajado de precio para situarse nuevamente en los niveles previos a la guerra de Ucrania.
El ticketing, una cuestión vital
En segundo lugar, y todavía más importante, el Barça aplaza un año el traslado a Montjuïc por una cuestión puramente económica. De ingresos. La entidad azulgrana necesita recuperar los máximos niveles de facturación y los ingresos de ticketing, más todo el conjunto de elementos que rodean el espectáculo, son esenciales. Antes de la pandemia, el Camp Nou facturaba unos 170 millones de euros. Demasiado dinero en un momento muy delicado como para renunciar a él.
Por último, y no menos importante, está el factor que mencionábamos inicialmente. El Barça debe tener una estimación exacta del coste que supondrá trasladarse a Montjuïc y, además, necesita tiempo para organizar como se hará ese traslado de los socios. También para adecuar las instalaciones del Lluís Companys en consenso con el Ayuntamiento. No son unas labores que se puedan pactar de un día para otro, requieren un tiempo de preparación, y ese tiempo será la próxima temporada. Y si, por el camino, se le ocurre al club una alternativa para evitar ir a Montjuïc y dejar de perder los ingresos habituales por ticketing, bienvenida será.