Situación límite para el FC Barcelona. Este verano va camino de repetirse la misma película que el año pasado, solo que con distintos protagonistas. Entonces fue Leo Messi el jugador que no pudo ser inscrito en la Liga de Fútbol Profesional para comenzar la temporada con el Barça. Este verano serán otros --tal vez Dembelé, Sergi Roberto, Dani Alves, Adama, Christensen o Kessié-- los que salgan trasquilados por las Normas de Elaboración de Presupuestos del organismo que preside Javier Tebas a menos que la junta directiva de Joan Laporta y su equipo ejecutivo logren impedirlo. ¿Pero cómo? Básicamente con tres herramientas: la generación de ingresos extraordinarios, el cierre del ejercicio contable con los máximos beneficios posibles y el recorte de gastos, especialmente los salariales.
El Barça trabaja actualmente a marchas forzadas para evitar que se repita lo que ocurrió con Messi. El primer paso consiste en entender y reconocer el error. El club es víctima de unas pérdidas infladas que se presentaron el pasado 30 de junio de 2021 y que desestructuraron por completo los balances de los que el Barça informa varias veces al año a la Liga. Los 250 millones de pérdidas extra --160 millones por devaluación de jugadores y 90 por provisiones judiciales-- desembocaron en unas pérdidas totales de 481 millones y condenaron al club con un límite salarial que actualmente es negativo (-144).
Nueva documentación requerida el 30 de abril
El objetivo, ahora, es revertir esos 144 millones negativos y recuperar un límite salarial positivo. De esa forma será más sencillo inscribir nuevos jugadores. El próximo sábado 30 de abril se cumple el primer plazo para que los clubes informen a la Liga de su situación económica. Es lo que en el organismo denominan como "el análisis a priori" y consiste en recabar los primeros informes, aproximados, de cómo acabará cada club la temporada y de qué presupuestos de ingresos y gastos estiman que tendrán para el próximo curso.
El 30 de abril la Liga debe tener en su poder la siguiente información para empezar a calcular el coste máximo de la plantilla deportiva del Barça de cara a la próxima temporada: 1) Cuenta de pérdidas y ganancias estimada de la temporada actual y de la próxima. 2) Balances previstos para el próximo curso. 3) Previsión de inversiones. 4) Previsión de financiación procedente de los bancos (deuda). 5) Estimación de tesorería.
¿Cómo se hace el cálculo del límite salarial?
La Liga recoje toda esta información y la somete a sus exhaustivos filtros de control para poder hacer una estimación lo más real posible de la situación del club. Para ello se exige que la información financiera esté auditada y las proyecciones sean razonables. Por ejemplo, para calcular los ingresos estimados del próximo curso se tienen muy en cuenta los que se han generado en la temporada presente: para los ingresos por ticketing y socios, se toma orientativamente la cifra del año pasado; para los ingresos por marketing, se basan en los contratos firmados --deben ser enviados individualmente y auditados--; los ingresos televisivos ya los conoce la propia Liga, que gestiona el reparto; en cuanto a los ingresos por traspasos, se hace una media de los tres últimos años y suele cuadrar bastante bien.
Una vez se tienen todos los ingresos calculados, hay que incorporar los gastos de estructura previstos. Normalmente también suelen ser muy parejos a los del año anterior, a menos que haya alguna partida de gastos excepcional. Los gastos de estructura se restan del total de ingresos y de ahí surge el coste de la plantilla deportiva. Es una operación muy sencilla pero hay que tener en cuenta otros dos aspectos que reducen ese límite salarial: la deuda contraída por el club y las pérdidas acumuladas del año anterior. Todo eso se mete en la ecuación y de ahí resulta el límite salarial negativo que tiene actualmente el Barça. Volviendo al principio, uno de los grandes errores fue inflar las pérdidas. Ahora toca revertirlas.
Nuevas fuentes de ingresos
La única manera de hacerlo es generando beneficios. Y eso se debe hacer, en primer lugar, mediante fuentes de ingresos extraordinarias. El Barça trabaja actualmente la vía CVC, que si llega a buen puerto reportará 270 millones de liquidez al club, aunque solamente el 15% puede ser destinada a salarios deportivos. El otro problema que tiene ese acuerdo es que el dinero contabiliza como deuda y no como capital, un aspecto que el Barça negocia modificar. Otra alternativa de ingresos es la venta del 49% de Barça Studios o de BLM. Es una venta de activos no patrimoniales pero que supondría una inyección de capital inmediata clave para generar beneficios y revertir esas pérdidas.
Otra vía es Spotify (67,5 millones), pero en este caso suma poco porque sustituye a dos sponsors que se van: Rakuten (35M€) y Stanley (3,5M€). La diferencia a favor del club será de unos 30 millones de euros incorporando activos como la ropa de entrenamiento y, sobre todo, el nombre del estadio. Por último, una vía de toda la vida: la venta de jugadores. Al club le interesa vender a canteranos --que no tuvieron un coste de fichaje y no tienen amortización-- o a los jugadores devaluados en las pérdidas del año pasado, como Coutinho o Umtiti, que ya no están sometidos a amortización. Es posible que Neto y Pjanic también puedan estar en ese saco.
90 millones de provisiones como beneficios
El aspecto positivo de haber devaluado a futbolistas por valor de 160 millones es que, si ahora vendes a esos futbolistas, lo que obtengas por ellos cuenta directamente como beneficio. Del mismo modo ocurre con las provisiones por litigios judiciales. El club provisionó 90 millones ante el posible riesgo de perder en los tribunales y tener que pagarlos. Si un año después logran demostrar que esos juicios se han ganado o archivado, deja de existir ese riesgo y, por lo tanto, esos 90 millones computarían como un beneficio directo.
Por último, el club deberá seguir recortando la masa salarial y para ello la Liga cuenta con mecanismos garantistas como la conocida norma 1/4. Esto quiere decir que por cada salario que sale puede entrar solamente un cuarto de lo que ha salido, es decir, el 25%.
Araujo, Dembelé, Roberto, Alves, Gavi y los fichajes...
El último ejemplo es el de Araujo. Si pasa a cobrar ocho millones, el Barça deberá liberar 32 millones en salarios u otras operaciones, como sucedió el pasado enero con Demir, que comportó un ahorro de 10 millones al club. La Liga ya había contabilizado ese coste, con lo que pudo ser aprovechado para inscribir a Ferran Torres. Y lo mismo ocurre para inscribir a Dembelé, Sergi Roberto o Dani Alves, que únicamente seguirá en el club si acepta seguir cobrando el mínimo legal. Los fichajes de Christensen y Kessié también estarán sometidos a la misma norma a la hora de ser inscritos. Y los que podrían llegar, como Lewandowski o Lisandro Martínez, entre los muchos que suenan.