El FC Barcelona se ha cobrado la primera víctima tras el escándalo del Barça-Eintracht del pasado jueves. Más de 34.000 hinchas alemanes invadieron el Camp Nou para apoyar a su equipo en un escenario que reflejó el aspecto de una final: los culés eran mayoría por poco, con solamente 45.000 hinchas locales en las gradas del feudo culé. Cinco días después de lo sucedido y tras analizar el caso mediante un comité de trabajo, la entidad que preside Joan Laporta ha decidido tomar algunas medidas drásticas.
Primera víctima
La primera ha consistido en rescindir el contrato de distribución de entradas con uno de los tour operadores que trabajan habitualmente con el club, al que culpabilizan en buena medida de esa venta masiva de entradas a la afición rival del Barça. Se trata de la compañía P1-Corporate Hospitality, según desveló el vicepresidente Juli Guiu a pregunta de Culemanía durante la rueda de prensa que ofreció este martes el presidente Laporta acompañado del jefe de seguridad del club, Lluís Venteo, y del propio Guiu.
La citada compañía holandesa, conocida comercialmente como P1 Travel o P1 Group, trabaja con otros clubes importantes de Europa como el Manchester United, pero ya no lo hará con el FC Barcelona. La junta directiva culé entiende que es la principal responsable de las 29.000 entradas extra que se vendieron a los fans del Eintracht para el último partido de Europa League que terminó con una dolorosa derrota del Barça en casa. UEFA siempre prevé que se destinen unas 5.000 localidades a los aficionados rivales, pero nunca tantas como ocurrió el pasado jueves, ya que además de profanar el santuario azulgrana ello supuso una fuente de posibles conflictos entre aficionados rivales, que tuvieron que convivir los 90 minutos.
Según explicó Laporta en rueda de prensa, se ha detectado que P1-Corporate Hospitality incumplió las condiciones de reventa que impone el club, consistentes en que no se pueden revender las entradas a la afición rival. Por este motivo, han decidido rescindir el acuerdo con ellos.
Así lo explicó Laporta: "Hemos visto la culpabilidad directa de un tour operador con el que extinguiremos el contrato porque hay una mala praxis evidente. Y completó Juli Guiu: "El socio podía adquirir la entrada por 22 euros y el residente por 26 euros. Es un sistema dinámico y a medida que pasan los días va subiendo el precio. Hubo un tour operador que hizo una mala praxis y vamos a rescindir la relación con ese tour operador".
Otros canales de burla
Sin embargo, tanto el presidente como Guiu avisaron de que fueron muchos los canales por los cuales los hinchas del Eintracht burlaron los procedimientos del Barça para controlar la venta de entradas a rivales. Además de las tour operadoras, el club también señala a los socios que compraron entradas con un 50% de descuento para revenderlas (7.800), a los abonados que vendieron sus asientos (unos 7.000, según estimaciones aproximadas del club) y a los "grupos organizados de reventa de entradas, que están cada vez mejor organizados".
Laporta llegó a culpabilizar, incluso, a la directiva anterior, en su modus operandi habitual de destacar únicamente la herencia negativa de Bartomeu y obviar la positiva, como podría ser el fichaje de Pedri, al que también dedicó nuevas palabras de elogio: "Este sistema que hemos usado es heredado de la directiva anterior y ahora nos hemos focalizado en obtener ingresos. Se daban las circuntancias idóneas para los grupos de reventa: semana santa, una afición que viaja mucho como la del Eintracht y el poder adquisitivo alemán".
Los dos miembros de la junta directiva también comentaron algunos de los procedimientos existentes para evitar que este ocurra: "El sistema de pago detecta que es una tarjeta de crédito alemana y automáticamente bloquea esa compra". "El club rechazó 27.201 compras por IP o por tarjeta alemana, por lo tanto, el sistema estaba funcionando hasta que se desbordó", expuso Juli Guiu. Sin embargo, ello no fue suficiente. Las previsiones apuntaban a una llegada masiva de alemanes que se quedarían fuera del recinto, sin entrada, y en ese sentido se desplegó el dispositivo judicial.
Persecución en marcha
Para que ello no vuelva a ocurrir, a parte de rescindir el contrato con el citado tour operador, la directiva de Laporta pondrá en marcha otras medidas: que solamente puedan acceder al Seient Lliure los socios del Barça, que se trabaje codo con codo con Mossos d'Esquadra para erradicar la reventa organizada y que se tomen medidas contra los socios que revenden para hacer negocio como contra los abonados que no van al campo ni liberan el asiento.
"Los culpables son los que compraron entradas e hicieron que fuesen a parar a manos de alemanes. Pero también los entre 15.000 y 20.000 aficionados que ni vienen ni liberan y tienen los asientos desocupados", zanjó Laporta, eludiendo siempre la culpabilidad del club y asumiendo, únicamente, la responsabilidad de la entidad.