El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ha dado la cara para ofrecer las conclusiones a las que ha llegado el club, finalizada ya la investigación interna que se llevó a cabo tras lo sucedido el pasado jueves en el Camp Nou. Desde la entidad ya se aseguró que nunca más volvería a ocurrir una situación de este tipo, con la presencia de más de 25.000 aficionados del equipo rival en el santuario culé. Durante el mediodía de martes, Laporta analizó la polémica, atendió a las preguntas de los medios y anunció nuevas estrategias a seguir para evitar despropósitos parecidos.
Una de ellas es tomar medidas contra los abonados que no van al estadio y, además, tampoco liberan su asiento. Después de haberse leído los estatutos, el mandatario azulgrana interpreta que tiene potestad para retirar los abonos de los aficionados fantasma, permitiendo así la entrada de otros seguidores con más ganas de asistir a los partidos. "El grupo de trabajo que tenemos ya ha detectado que hay entre 15.000 y 20.000 abonados que ni vienen ni liberan... los estatutos dicen que el abono es una cesión por un año del derecho de uso y nos planteamos medidas para incentivar la asistencia de los abonados", ha explicado.
Medida contra los asientos desocupados
En este sentido, el FC Barcelona se reservará el derecho a pedir un mínimo de asistencia al estadio para mantener el abono. Y es que no interesa dejar asientos vacíos que no puedan ser aprovechados por otros fans que sí animarían al equipo de Xavi. "Nos planteamos exigir unos mínimos de asistencia y si un abonado no utiliza su asiento, quizá hay que plantearse que sea otro el que lo utilice", ha recalcado Laporta, liberando de culpa al club por lo acontecido, pero admitiendo que sí se trata del máximo responsable.
Como máximo responsable, por tanto, Laporta está obligado a encontrar fórmulas que eviten hechos como el del jueves. "Los culpables son los que compraron entradas e hicieron que fuesen a parar a manos de alemanes. Por eso tomaremos medidas con los abonados para controlar su derecho de uso y que no se vuelva a repetir esto. Entre 15.000 y 20.000 ni vienen ni liberan, son asientos que están desocupados", señala.
Se trata de un sistema heredado por la junta anterior de Josep Maria Bartomeu, y Laporta pretende darse un margen de tiempo para cambiarlo. "Después de una temporada, habrá que analizarlo y hacer que este abono sea para un barcelonista activo. Lo que no haremos ahora es decir 'usted no ha venido y le quitamos el abono'. Cambiaría el sistema que hemos heredado", ha sido otra de las aclaraciones del presidente.
Reventa masiva a última hora
El Barça se percató de la reventa masiva cuando ya era demasiado tarde, y la suma de un fallo informático acabó generando el descontrol. "Lo de parar la venta se detectó con retraso, no nos imaginábamos una reventa tan generalizada. Pero consiguieron su propósito. Se detectó un fallo informático y se corrigió. La UEFA nos solicitó que podía haber sido peor, y hemos obtenido cierto reconocimiento de que, en la medida de nuestras responsabilidades, hicimos todo lo que pudimos para que no hubiera mayores altercados", defiende el mandatario culé, aunque tampoco se exculpa del todo. "Existieron algunas, sí, pero podrían haber existido más".
El colapso del sistema se dio por el intento masivo de los aficionados alemanes, cuya mayoría aterrizaron en Barcelona sin entrada, de comprar tickets para el partido por canales ilícitos. "Utilizaron otras vías para comprar entradas porque vieron que no se podía por las restricciones a tarjetas alemanas e IP alemanes. Y las otras vías fueron canales como otras webs especializadas y los grupos organizados de reventa. Hablo de desbordamiento porque utilizaron otros canales", concluye Laporta. El FC Barcelona, según parece, aprenderá del mal trago para evitar que vuelva a pasar. La pega es que el ridículo europeo y las imágenes de la profanación del Camp Nou tardarán en olvidarse.