Llama la atención que el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, haya menospreciado por activa y pasiva la fallida creación de la Superliga y ahora, de cara a las futuras ediciones de la Champions League que se jugarán a partir de 2024, quiera introducir una norma nada compatible con la meritocracia: dos wildcards o, lo que es lo mismo, invitaciones reservadas a dedo para equipos que disputen el torneo a pesar de no habérselo ganado sobre el césped.
El monopolio de los más poderosos
Está claro que, pese a burlarse de los planteamientos de Barça, Madrid y Juventus a la hora de organizar un nuevo gran torneo europeo, Ceferin y la cúpula de la UEFA son sabedores de que deben cambiar la estructura de la Liga de Campeones y hacerla más atractiva para no ver amenazado su monopolio. En esta coyuntura, la nueva Copa de Europa que arrancará en 2024 tendrá más equipos (hasta 36), más partidos y más ingresos.
También incluirá el método clasificatorio recién mencionado, en cada edición, para dos equipos en concreto. La voluntad del máximo organismo del fútbol europeo es tener contentos a todos los clubes poderosos para que no se produzcan atisbos de fuga como el que se vivió el pasado verano con la Superliga. De ahí el fin de que los clubes históricos o más potentes no se queden sin jugar el torneo por el hecho de haber cuajado una mala temporada.
Las wildcards serán, por tanto, una red de seguridad para ellos, dado que los dos mejores equipos del ranking UEFA que no hayan obtenido una plaza por clasificación nacional para disputar la Liga de Campeones, podrán hacerlo sobre la bocina atentiéndose a esta modificación de las reglas. Para que esto suceda, los conjuntos en cuestión deberán estar clasificados justo en el puesto posterior a los que dan acceso en las ligas.
¿Cómo funcionarán las wildcards?
Por poner un ejemplo, si el Manchester United queda séptimo en la Premier League, nunca podrá recibir la wildcard porque no podrá saltarse a los clubes sexto y quinto, que han quedado clasificados justo por delante. La opción de los red devils en este caso hipotético sería quedar quintos, por detrás de los cuatro que sí han hecho méritos suficientes para jugar la Champions, y entonces ser invitados por puntos de coeficiente.
Cabe recordar que los puntos de coeficiente son los mismos que se utilizan para establecer los bombos en el sorteo de la fase de grupos, año tras año. Se acumulan durante el último lustro, poniendo en valor los resultados obtenidos en competiciones europeas. Así es como se tienen en consideración las victorias, rondas avanzadas y títulos cosechados, entre otros criterios.
Por otro lado, desde la cúpula de la UEFA ya han aclarado que los dos clubes que fueran invitados por coeficiente a la Champions League no elevarían el número de equipos participantes por un país en Europa, dado que habría cinco en la máxima competición europea y uno menos en la Conference League.
La UEFA empieza a ceder
Ceferin y los suyos, en cualquier caso, están rebajando sus aspiraciones de "meritocracia" con la que se llenaron la boca para tirar por tierra la Superliga, conscientes de que deben lograr un punto medio entre la Superliga y la actual Champions para seguir teniendo el dominio absoluto del fútbol europeo.
La UEFA sabe que el Tribunal de Justicia Europeo emitirá este año un fallo que podría hacer que Florentino Pérez, Joan Laporta y Andrea Agnelli tengan vía libre para crear la Superliga sin miedo a represalias. Ahora, por tanto, empiezan a guardarse las espaldas con decisiones que, además de acercarse a las ideas que hasta hace poco criticaban, ya están levantando polvareda entre los clubes más modestos. El culebrón promete más capítulos en los próximos meses.