El Barça, con Josep María Bartomeu de presidente, fichó en junio de 2019 a Neto por 26 millones de euros fijos más nueve en variables en una operación que incluía el traspaso de Cillessen al Valencia, por 35 millones. El club azulgrana, curiosamente, cerró un acuerdo muy beneficioso para ambas entidades, desde el punto de vista contable, con Mateu Alemany, entonces director general del Valencia.

El intercambio entre Neto y Cillessen fue una operación contable muy bien recibida en los despachos del Camp Nou y, tal vez, no tanto en el vestuario. Una operación, como muchas otras, que investigó la junta directiva que preside Joan Laporta desde su victoria en las urnas del 7 de marzo de 2021.

El fichaje de Malcom

Laporta y los ejecutivos del club también han puesto el foco en otras operaciones. Por ejemplo, en la comisión que cobró Júnior Minguella por el fichaje de Malcom, por quien el Barça pagó 41 millones de euros al Girondins de Burdeos.

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Neto, en un partido del Barça / EFE

La contratación de Malcom se gestionó con muchas prisas, en verano de 2018. El futbolista se había comprometido con la Roma y desactivó su fichaje por el club italiano en el último momento.

La Fiscalía Provincial de Barcelona

Laporta también pidió que el forensic analizara las presuntas comisiones que se pagaron por el fichaje de Griezmann. Presuntamente, no se encontró ningún pago o transferencia.

Ante la ausencia de pruebas evidentes, el Barça denunció la gestión de la junta directiva de Bartomeu ante la Fiscalía Provincial de Barcelona, que ha abierto una investigación.

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Cillessen, en un partido con el Valencia / EFE

Sin concretar las presuntas irregularidades

En la presentación del forensic, el Barça no concretó las presuntas irregularidades encontradas sobre la gestión del expresidente azulgrana.

El mencionado intercambio entre el Barça y el Valencia, con Neto y Cillessen de protagonistas, ayudó a cuadrar las cuentas de ambos clubes. El brasileño siempre ha estado a la sombra de Ter Stegen en el equipo azulgrana, mientras que el holandés ha tenido mucho más protagonismo en Mestalla. Su llegada a Valencia la gestionó Mateu Alemany, actual director de fútbol del Barça y hombre de confianza de Laporta, a pesar de sus simpatías hacia el Real Madrid.