Rojadirecta es uno de los portales en el mundo del fútbol más reconocidos. Su impacto en los últimos años ha sido gigantesco, a tal punto de ser considerada como una referencia al momento de explicar la piratería de la transmisión de partidos. Dicho éxito ha provocado la furia de distintas entidades, como es el caso de la Liga, por la divulgación de esos contenidos audiovisuales, que empezó justamente a partir de una curiosa conexión con el FC Barcelona.
El origen de Rojadirecta
El creador del mencionado portal, Igor Seoane, es considerado como una persona muy hábil en la computación y la informática. Fuentes detallaron en una entrevista al diario El Mundo que “sabía más que sus profesores”. Esa capacidad para trabajar en dicha área es lo que dio a pie su idea de montar una de las páginas más reconocidas del fútbol: Rojadirecta.
Seoane, nacido en Galicia, es un gran seguidor del FC Barcelona. Durante el 2005 se sintió atraído por el juego desplegado del equipo dirigido por Frank Rijkaard y no estaba dispuesto a perderse ni un solo compromiso; sin embargo, por aquella época empezaba a impulsarse el negocio del PPV (pay per view, pago por evento), lo que dificultaba que algunas personas pudieran presenciar de los partidos de sus clubes favoritos.
El administrador de Rojadirecta, Igor Seoane, en el Juzgado de lo Mercantil de La Coruña / EFE
Dicho escenario es lo que provocó que Seoane decidiera crear un método alternativo para ver los enfrentamientos del Barça. Se trataba de un sistema que permitía ver los juegos sin tener que pasar por los puntos de pago de las diferencias empresas de transmisión del fútbol español. Esa página, que se dio a conocer como Rojadirecta, fue de acceso libre para cualquier persona que quisiera buscar un partido.
En aquellos años, el internet estaba dando pasos agigantados en el mundo. La era digital se estaba acercando con más fuerza, pero en términos legales existían muchos agujeros que permitían la creación de estos portales piratas. Igor Seoane, junto a un equipo de trabajo, consiguió abrirse paso en esa época llena de facilidades para iniciar un sistema que fue clave en otros sectores del mundo internauta.
Enorme lucha judicial
Evidentemente que ese éxito de Rojadirecta no iba a pasar desapercibido. En sus primeros años tuvieron que lidiar con varias batallas en los juzgados, siendo la primera en el 2007 contra Audiovisual Sport, empresa que gestionaba los partidos de la Liga durante esos años, por un delito contra la propiedad intelectual. Del mismo modo, tuvo que enfrentarse a Google en territorio estadounidense, siendo nuevamente vencedores en los tribunales.
Sin embargo, la situación comenzó a cambiar a partir del 2015. En ese año el Juzgado de lo Mercantil número 1 de La Coruña decretó el cierre cautelar de todos los dominios relacionados a Rojadirecta. Los encargados de la página intentaron evitar esa medida con 10.000 euros de caución; sin embargo, la jueza María Salomé Martínez consideró que "el no mantenimiento de las medidas adoptadas supondría un peligro económico de gran entidad para los demandantes que han realizado una inversión económica para obtener el derecho de retransmisión”.
Es importante destacar que, según la información proporcionada por la policía relacionada al caso, Seoane llegó a ingresar casi 11 millones de euros por los años invertidos en el mecanismo de su portal web. Esas ganancias es lo que ha permitido que los tribunales tengan un punto sólido para condenar dicha divulgación de los derechos audiovisuales del fútbol español.
Javier Tebas y Jaume Roures en una imagen de archivo / EFE
Tebas y Roures, en contra
Los informes judiciales que comparten las ganancias del grupo de Rojadirecta ha causado un enorme malestar en Javier Tebas (presidente de la Liga) y Jaume Roures (presidente de Mediapro). Ambos exigen que la pena de prisión para los responsables del portal pirata se eleve hasta los seis años y, a su vez, solicitan una multa superior a los seis millones de euros. Del mismo modo, buscan la disolución definitiva de Puerto80, la persona jurídica titular del dominio.