No es ningún secreto que uno de los móviles que llevaron a Ferran Reverter a trabajar para el FC Barcelona fue la familia. Tras muchos años en Alemania como CEO de Mediamarkt, el reputado ejecutivo quería un cambio en su vida. Se trata de un hombre familiar y sencillo, al que le gusta salir a pescar en barca y pasar mucho tiempo con los suyos. Cuando llegó al Barça, tenía la esperanza de poder compartir más momentos con la familia, pero las urgencias de un club ciclotímico y en plena crisis se lo han impedido. Esa necesidad de estar con su gente, sumada a las fuertes discrepancias con un Joan Laporta habituado a la filosofía del laissez faire, desmbocó en la ruptura de una relación que, para muchos, ha sido desde el inicio la crónica de una muerte anunciada.
Hay quien va uno o dos pasos más allá y asegura, sin tapujos, que Reverter ha visto demasiadas cosas mal hechas en un espacio de tiempo demasiado breve. Tantas como para tener muy claro que, por muy culé que sea, no quiere poner en riesgo su reputación profesional por seguir al lado de un presidente cuyos códigos de conducta distan mucho de los que él asumió durante 13 años en la multinacional alemana.
Riesgos como para querer salir pitando
Las versiones afines a Laporta, que son las que más proliferan en los medios, se han apresurado a rebajar la euforia sobre el anteriormente ovacionado Reverter --especialmente desde su brillante exposición sobre la Due Diligence-- y sostienen discursos como que Reverter quería subir las cuotas de socios o copiar el modelo Bayern para capitalizar el Barça en forma de Sociedad Anónima, como elementos para justificar las fricciones que tenía con Laporta. Unas diferencias que, en realidad, están mucho más justificadas en decisiones de escasa ética como situar a media familia suya y un buen séquito de amigos a trabajar en el club, asumiendo en algunos casos --los más sonados son los de Paloma Giorgadze y Bryan Bachner-- funciones sin tener la formación necesaria, o apadrinar a una empresa israelí para desarrollar un negocio de futuro cuando el dueño de la misma, también amigo del presidente, tenía escándalos por todos lados. La última fue la falta de participación en el acuerdo de patrocinio con Spotify, donde no podría descartarse que se haya llevado a cabo alguna práctica poco limpia.
Por estos motivos, y unos cuantos más --como las comisiones por fichajes o el elevado precio pagado por Ferran Torres sin haber ni un duro en tesorería--, Reverter ha tomado la iniciativa de salir pitando del Barça. Tras negociar con Laporta ha accedido a seguir vinculado al club en condición de asesor externo mientras se le busca un sustituto de garantías --o, tal vez, más manejable-- pero, según publica Emilio Pérez de Rozas en El Periódico, con la clara voluntad de salir cuanto antes.
Ferran Reverter y Joan Laporta en la presentación de la Due Diligence habla sobre el modelo SAD / EFE
Reverter buscará un cargo de su nivel en alguna otra empresa de perfil alto en Cataluña --una de las que suenan es Grífols, de donde llegó al Barça la prima de Laporta, Marta Segú, que ocupa actualmente el cargo de directora general de la Fundació--, donde, tal vez, pueda cobrar más de lo que percibía en el Barça. Y es que según ha podido saber Culemanía, Reverter llegó al Camp Nou con un salario muy inferior al que percibía en Mediamarkt. Aproximadamente, un tercio.
Rebaja de sueldo, como los grandes fichajes
Si en la firma alemana, Reverter cobraba una cifra considerablemente superior al millón de euros anual --las fuentes consultadas por este medio apuntan que oscilaba entre los 1,2 y 1,5 millones en función de distintas variables--, en el Barça habría asumido un sueldo mucho más bajo. Si bien, en una primera fase de las negociaciones llegó a solicitar cobrar un millón de euros, en seguida comprendió que esa cifra no era posible en la precaria situación del club. Por este motivo, habría asumido una cifra inferior, incluso, a los 500.000 euros. Bastante menos, dicen, de lo que cobraba Òscar Grau cuando ostentaba el mismo puesto en tiempos de vacas gruesas con Bartomeu.
Esto no solo certifica que Reverter no fue al Barça por dinero, sino que hizo un gran esfuerzo económico por poder representar al club y ayudar a su saneamiento. Igual que han hecho los fichajes llegados este enero --Dani Alves, Ferran Torres, Adama y Aubameyang--, como reconoció Xavi Hernández en rueda de prensa a pregunta de Culemanía, el ya ex director general del Barça también tuvo que renunciar a importantes sumas de dinero para estar en el club más grande del mundo. Una etapa que se acaba antes de lo previsto. Ha sido breve, pero intenso.