Las comisiones en el fichaje de Antoine Griezmann son la comidilla de la semana en el entorno del FC Barcelona. Joan Laporta presentó los resultados del forensic el martes y, a raíz de una golosa información publicada el mismo día por Orfeo Suárez y Esteban Urreiztieta en El Mundo, se dispararon las especulaciones sobre el posible pago de una elevada comisión de intermediación al penalista José Ángel González Franco, abogado de Josep María Bartomeu en el Caso Neymar, entre otros. Fuentes de la junta saliente consultadas por Culemanía lo desmienten de manera rotunda: "No se pagó ni una comisión por Griezmann. Ni al abogado, ni al padre, ni a la hermana, ni al abogado francés. A nadie".
Esta contundente afirmación procedente de un miembro de la junta de Bartomeu ha sido contrastada con otras fuentes conocedoras de la operación. Todas coinciden en señalar que el fichaje de Griezmann fue "muy limpio". Se pagó la cláusula de rescisión de 120 millones de euros, una cuantía que ya consideraban suficientemente elevada, y nada más, aseguran.
Asimismo, las mismas fuentes aseguran que no se le subió el salario, como insinúan algunos medios. "Griezmann tenía el mismo sueldo que se había pactado un año antes, cuando se frustró su fichaje por el Barça", confirman. La cifra asciende a 21 millones de euros brutos, por debajo de los 25 millones que le pagaba el Atlético. El Principito aceptó el acuerdo asumiendo que cobraría menos en el club azulgrana que en la entidad rojiblanca, lo que desató la ira de Miguel Ángel Gil Marín, que amenazó con denunciar la operación a la UEFA porque, supuestamente, el Barça negoció con el jugador teniendo contrato en vigor.
Un verano al sur de las Bahamas
En estas negociaciones es donde entra en juego González Franco. Al parecer, Gil Marín tuvo acceso a unos correos que delataban la intervención del penalista y ese era uno de los argumentos para denunciar al Barça. Esos mismos correos fueron utilizados por el periodista Salvador Sostres para señalar, hace tres años, que González Franco había cobrado una comisión de siete millones de euros por el fichaje de Griezmann. Según ha podido saber Culemanía, esa información es falsa. El propio Sostres ha confesado en un artículo suyo del pasado 2 de febrero en ABC que no tiene pruebas que puedan demostrar la existencia de ese pago. Cosa que ya negó Bartomeu en una carta emitida a un grupo de 21 socios del Barça el pasado 25 de abril de 2020.
Carta de Bartomeu sobre las supuestas comisiones de Griezmann enviada a unos socios en abril de 2020
La historia real es que el abogado conoció a Griezmann de casualidad en un paraje paradisíaco al sur de las Bahamas, Turks and Caicos, donde ambos estaban de vacaciones con sus familias en verano de 2018, el mismo en que había dado calabazas al club. Entonces, González Franco intentó intermediar para que el internacional francés fichase por el Barça, pero nadie del club se lo pidió nunca. Simplemente, el abogado pretendía sacar tajada porque cuajó una buena relación con la familia del crack, llegando a llevarle algún caso.
Griezmann sí que pagó al letrado
Una vez se concretó el fichaje de Griezmann por el Barça en verano de 2019 mediante el pago de la cláusula, González Franco dijo "¿y que hay de lo mío?". Sin embargo, desde la entidad azulgrana siempre se negaron a pagarle nada porque tenían la intermediación controlada por otros lados. La respuesta del club fue rotunda en este sentido y, desde entonces, su relación con el presidente Bartomeu se fue enfriando. Hasta el punto de que prescindió de sus prestigiosos servicios para otras actuaciones penales, como el posterior Barçagate, para las que terminó contratando los servicios de Josep Maria Fuster-Fabra, su actual penalista.
Griezmann, Bartomeu y Abidal en la presentación del delantero con el Barça / EFE
González Franco no cesó en su empeño y finalmente tuvo premio, pero no del Barça, sino del propio entorno de Griezmann. Aunque se había hablado de una comisión elevada de unos siete millones, la familia del futbolista francés acordó pagarle una suma sensiblemente superior a un millón de euros. Después, también rompieron relaciones con el abogado. Y con ello se zanjó el caso, papeles y firmas de por medio. Pero no los rumores, que se han mantenido en el aire hasta el día de hoy, en que forman parte de una denuncia presentada ante la Fiscalía Provincial de Catalunya basada en los resultados de un forensic con algunos indicios y muy pocas pruebas fehacientes.
Comisiones y tensiones
Paralelamente a esta historia de comisiones y tensiones --el exabogado del Barça se las tuvo con el abogado francés de la familia Griezmann, Servan Karian, encargado de depositar la cláusula de rescisión del futbolista en la Liga-- se cuece el enfrentamiento de Gil Marín con Bartomeu. El hijo de Jesús Gil y propietario del Atlético de Madrid acabó cerrando un buen acuerdo con el Barça con un derecho de tanteo por determinados jugadores, entre ellos Giménez y Saúl. Aquello sirvió para matar dos pájaros de un tiro: por un lado, se apaciguaban los ánimos entre Barça y Atlético tras la marcha de Griezmann, pero del otro, el Barça se garantizaba la posibilidad de fichar a un central top.
José María Giménez, enfocado, durante un partido con el Atlético de Madrid / REDES
Bartomeu llevaba tiempo empeñado en el fichaje de Matthijs de Ligt, especialmente tras cerrar la contratación de Frenkie de Jong en enero de 2019. En febrero, el presidente culé confesó a Culemanía que el próximo objetivo era el defensa: "Ahora vamos a por De Ligt". Poco después, entre el mismo mes de febrero y marzo, negoció los términos del fichaje con su agente, Mino Raiola. El pizzero de Harlem pedía una comisión de 20 millones de euros y, además, condideraba que el defensa holandés debía hacer una etapa en otro club antes de llegar al Barça, que en aquel momento era el club puntero de Europa y tenía a Piqué como central diestro titular y, por lo tanto, clara amenaza al rendimiento de su representado.
El polémico tanteo de Giménez
Por todo ello, la posibilidad de fichar a De Ligt se descartó. Fue entonces cuando Òscar Grau activó la segunda vía para reforzar la defensa: José Giménez. El Barça habló con el Atlético y para calmar las tensiones acordó ese derecho de tanteo de 15 millones de euros tanto por Giménez como por Saúl y otros jugadores. En las negociaciones, Gil Marín pidió al Barça que no se llevasen al jugador ese verano (2019) y que si se lo dejaban un año más, accederían a venderlo por debajo de lo que marcaba su cláusula de rescisión (120 millones de euros). El acuerdo consistía en que el Barça avanzaba esos 15 millones y cuando lo fichase tendría que abonar otros 65 millones, quedando el traspaso tasado en 80 millones, que era el presupuesto que tenía el club para De Ligt. Con la llegada de la pandemia, todo quedó en agua de borrajas.