FC Barcelona y Real Madrid prosiguen sus caminos paralelos de cara a la consecución del objetivo de mantenerse como clubes punteros en el futuro a pesar de los difíciles tiempos económicos que se viven. Ambas entidades están implicadas en el proyecto de la Superliga europea y trabajan en las reformas multimillonarias de sus estadios de fútbol para poder seguir compitiendo de igual a igual contra la proliferación de clubes Estado --PSG, Manchester City o Newcastle-- y otros gobernados por magnates rusos o poderosas familias norteamericanas, como el Chelsea o el Manchester United.
Los blancos llevan cinco años de ventaja
Los dos grandes de España han puesto en marcha una ambiciosa renovación de sus respectivos coliseos, aunque la entidad que preside Florentino Pérez lleva una importante ventaja sobre el club azulgrana. El Real Madrid tiene previsto terminar las obras el próximo noviembre de 2022, mientras que la institución que preside Joan Laporta va con mucho retraso debido a la tardanza que la junta de Bartomeu y las autoridades administrativas de Barcelona, donde fue decisivo para mal el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de la capital catalana. Esto provoca que el Espai Barça se pueda terminar en 2027 aunque las estimaciones sobre el nuevo Camp Nou apuntan a su estreno en 2025 después de la pertinente mudanza por unos meses al estadio de Montjuïc o al Johan Cruyff.
Joan Laporta y Florentino Pérez, en la previa de la Supercopa de España en Riad con una camiseta del Real Madrid / EFE
Más allá de esta evidente diferencia de tiempos que será clave para que el Madrid obtenga muchos más ingresos que el Barça en los próximos cinco años, hay otros aspectos que diferencian a ambos proyectos. Sin entrar en las obras, las características de cada construcción --por ejemplo, el nuevo Bernabéu contará con un sistema mecánico para esconder el césped del terreno de juego debajo de un parquet-- o aspectos evidentes como que el Camp Nou no estará cubierto en su totalidad y el feudo madridista sí, es importante remarcar un aspecto clave que diferencia las dos reformas: la explotación de sus ingresos comerciales y los consiguientes pagos de intereses a los responsables de la citada explotación.
El Madrid espera generar 400 millones al año
El Real Madrid, como ocurre en la Liga este curso, también es el alumno aventajado en la renovación del Santiago Bernabéu. No solo porque ya está en la fase final de las obras gracias al gran trabajo de construcción que se hizo durante el confinamiento en una jugada maestra de Florentino Pérez, sino porque ya tiene atado el acuerdo con la empresa que se encargará de la explotación comercial del coliseo blanco. Se trata de la multinacional estadounidense Legends, participada por el fondo Sixth Street, que a su vez está vinculado a los San Antonio Spurs de la NBA, los Dallas Cowboys de la NFL y los New York Yankees de la MLB.
Firmarán un contrato donde Legends se compromete a generar unos ingresos mediante el estadio de 400 a 440 millones anuales a cambio del 20% de lo que se genere. En ese caso, estaríamos hablando de que el Madrid abonaría a la citada compañía unos 80 o 90 millones al año durante 25 años y se quedaría unos 320 o 350 millones al año. El coste total para la casa blanca supera los 800 millones de euros, anticipados por la financiera HP Morgan.
El Barça prevé ingresos de 350 millones anuales
El Barça, por su parte, tiene en marcha un proyecto a 35 años donde los primeros cinco serían dedicados a obras y los otros 30 servirían para ir devolviendo el préstamo, que se ha cifrado en 1.500 millones de euros en total. El acuerdo con la financiera, Goldman Sachs, también incluye la explotación del Espai Barça. Por tanto, a priori es una operación más ventajosa que la del club blanco, que paga por un lado el crédito y por otro a la empresa que debe monetizar el negocio. En el caso del Barça, la multinacional americana se encarga de todo, incluso de la búsqueda del sponsor para poner el nombre al estadio --ahora ya suena Spotify como solución de urgencia-- a cambio de que el club le pague 50 millones anuales durante 30 años, siempre y cuando se generen. Una parte importante del acuerdo es que los primeros 50 millones que se generen por las nuevas vías de ingresos irían a parar a Goldman Sachs y lo restante que se recaude --se calculan unos 150 o 200 nuevos millones por curso-- se quedarían en las arcas culés.
Hay que recordar que tanto Barça como Real Madrid generan actualmente, y con permiso de la pandemia, unos 150 millones de euros anuales en ticketing y otros conceptos vinculados al estadio. Pero los nuevos proyectos de ambos aspiran a convertir sus respectivos estadios en auténticos centros comerciales del nivel más avanzado con el objetivo de, cómo mínimo, duplicar el número de ingresos actual. El hecho de que la actividad actual se reduzca únicamente a los días de partido y, con los nuevos recintos, en adelante pueda ser diaria, ayudaría incluso a poder triplicar los ingresos actuales.