Frustración en el terreno de juego. Frustración en los despachos. Frustración con los resultados. Frustración con el modelo. Frustración con la capacidad de comprensión por parte de los futbolistas. Frustración por las críticas. Frustración con el entorno. Frustración porque el proyecto no seduce y algunos cracks se quieren ir. Frustración porque no entran nuevos ingresos. Frustración porque no hay sponsor para la camiseta. Frustración porque ya no está Leo Messi. El FC Barcelona vive en un estado de frustración permanente.
Si tras el clásico de la Supercopa contra el Real Madrid las sensaciones eran positivas a pesar de la derrota, porque el nivel de juego mostrado fue el que se espera, este domingo ocurrió todo lo contrario. Lo dijo el propio Xavi tras el encuentro: "De la misma manera que el otro día contra el Madrid sales satisfecho y pierdes el partido, hoy no sales satisfecho con el juego, pero son tres puntos de oro, solo el Madrid ha ganado aquí, y fue en agosto".
Xavi Hernández y su hermano Óscar, con todo el staff técnico del entrenador azulgrana / EFE
Este lunes, en el club se amanece con buen sabor de boca por conseguir un resultado positivo in extremis, pero el poso que queda es de decepción; de así no vamos a ninguna parte. El Barça jugó mal, fue inferior por momentos al Alavés, uno de los equipos más limitados de Primera, y ganó porque, como dice Xavi, la moneda cayó de cara. Pudo ser cruz.
Xavi, contra la tendencia depresiva
Son días complicados y lo más positivo es que llega un parón de 14 días donde el entrenador tendrá todo el tiempo del mundo para trabajar conceptos tácticos con los jugadores que se quedan en Barcelona. El reto a la vuelta no será chico, toca recibir al Atlético de Madrid en el Camp Nou con la tabla clasificatoria al rojo vivo: los rojiblancos (36) tienen un solo punto más que los azulgranas (35) y van cuartos, por detrás de Real Madrid (50), Sevilla (46) y Betis (40).
Laporta se dirige al vestuario del Barça y saluda a Gavi durante la Supercopa en Riad / FCB
El reto es invertir esta tendencia depresiva que también sufrió Ronald Koeman y que la directiva que preside Joan Laporta no está sabiendo manejar. Y es que en el vestuario se está cociendo un caldo de cultivo preligroso: tras el partido, dos futbolistas salieron a la zona mixta con mensajes críticos y opuestos al del entrenador. Tanto Frenkie de Jong como Jordi Alba escenificaron un profundo malestar con las críticas que han recibido en las últimas semanas.
Los deberes de Mateu
Mientras tanto, Laporta y su equipo ejecutivo tienen otros muchos frentes abiertos. Especialmente, sus dos hombres fuertes en el club. Mateu Alemany, por un lado, debe conseguir el fichaje de Álvaro Morata, pedido expresamente por Xavi. Para ello, debe liberar más masa salarial en una operación salida que amenaza a jugadores como Sergiño Dest, Memphis, Braithwaite, Mingueza, Riqui y Neto. Paralelamente, ha de solventar el inflamable caso Dembelé, donde el club solo contempla su marcha antes del 31 de enero y el jugador ha dejado claro que quiere cumplir su contrato, que finaliza el 30 de junio. Tan caliente está el asunto que, incluso, el entorno del jugador y la AFE amenazan con acudir a los tribunales por mobbing.
Por otro lado, Ferran Reverter sigue trabajando para mejorar la economía del Barça, pero las soluciones son escasas. Especialmente estancado está el club en la generación de nuevos ingresos. Ni Àlex Barbany ni Juli Guiu son capaces, por el momento, de encontrar sponsors solventes que mejoren la tesorería de la entidad, cuya deuda declarada es de 1.350 millones de euros sin contar los otros 1.500 millones de endeudamiento que supondrá el Espai Barça.
Sponsors poco creíbles
Para vestir la camiseta, únicamente suenan marcas que carecen completamente de sentido: Spotify es un gigante que, como Google, Facebook, Amazon o Netflix, no se significa especialmente con una entidad deportiva porque ello le podría restar imparcialidad y generar un impacto negativo entre los seguidores de otros clubes por las feroces rivalidades que implica el fútbol. No son marcas que necesiten darse a conocer, que suele ser el objetivo principal de este tipo de patrocinios tan costosos.
Los directivos Eduard Romeu, Elena Fort, Laporta, Xavi Puig y Juli Guiu representan al Barça Femenino en la Supercopa / FCB
De otra parte suena una firma que es todo lo contrario: Vegan Nation. Una compañía israelí nada conocida que tampoco tiene la estructura como para poder aspirar a pagar las cifras que exige el Barça para su camiseta. Hay que recordar que Laporta explicó que el Barça conseguiría cobrar el doble de lo que percibe actualmente de Rakuten, 30 millones de euros. El presidente también prometió en campaña que conseguiría 20 nuevos patrocinadores para el club, pero la realidad es que lo que más suena son acuerdos con empresas e instituciones de Israel, un país en el que Laporta tiene muchas amistades e intereses varios.