Máxima tensión en el FC Barcelona con Ousmane Dembelé. El futbolista francés se encuentra en una encrucijada y su agente, Moussa Sissoko, lleva la voz cantante sin importarle la mala imagen que pueda generar a su representado. Hasta el punto de que en ciertos entornos del Barça han llegado a pensar que, "o Dembelé no se entera absolutamente de nada --cosa que no se descarta del todo-- o es un mentiroso", según cuentan a Culemanía fuentes implicadas en la negociación. El enfado es monumental ante su negativa a renovar y la división de opiniones ha llegado a plantear un escenario dantesco: la posibilidad de que le den la carta de libertad en el mismo mes de enero.
A día de hoy, el internacional con la selección francesa está más fuera que dentro del Barça. A pesar de ello, Xavi Hernández sigue fiel a su palabra y le da minutos porque confía y cuenta con el futbolista. Pero todo tiene un límite. En el clásico de Supercopa lo jugó absolutamente todo y respondió con su físico privilegiado, pero también con un recital de nefasta toma de decisiones que le llevó a rifar los dos últimos balones del partido, cuando el Barça se lo jugaba todo para empatar. Vale la pena revisar esos minutos finales para darse cuenta de hasta qué punto puede ser contraproducente depositar la confianza en un futbolista que no parece dispuesto a mostrar un mínimo agradecimiento a un club que se lo ha dado todo, incluido un sueldo millonario, durante cinco temporadas en las que ha ido de lesión en lesión.
Dembelé se ha forrado a costa del Barça y ahora que acaba contrato se irá del club sin dejar ni un euro en las arcas a menos que la entidad decida pagarle más del doble de lo que cobra --quiere pasar de 12 millones a brutos a 30-- y un buen puñado de comisiones estrambóticas. Algo que no va a pasar. Por este motivo se genera una situación con tres desenlaces posibles.
Tres desenlaces posibles
Por un lado, la visión del jugador. Quiere quedarse hasta finalizar el contrato teniendo la consideración de un jugador más, disponiendo de minutos, para luego irse de rositas en verano a otro lado. Propuestas no le faltarán. En el polo opuesto está la visión de la junta directiva, muy molesta con el jugador. La decepción de Laporta y Mateu Alemany es tal que serían partidarios de castigar a Dembelé hasta verano en la grada. Una situación tensa, conflictiva, que el tercero en discordia, Xavi Hernández, quisiera evitar.
La frustración del cuerpo técnico también es máxima, pero Xavi no llega al punto de querer sentarlo en la grada. Ya dijo en su momento que no lo haría, siendo un jugador que puede ser útil. Pero el egarense tampoco quiere que Dembelé suponga un conflicto entre staff y directiva. Por lo tanto, si se llega a dar la orden de que el extremo galo no juegue y el entrenador se opone a dejarlo en la grada, no quedará otra que buscar un punto medio. Y eso puede pasar por darle la carta de libertad de manera anticipada, renunciar a sus servicios y liberar una parte de su salario ahora. Ello ayudaría a hacer hueco salarial a Morata, el fichaje que anhela Xavi. Antes de llegar a ese extremo, es posible que el club le rebaje la cláusula de rescisión con el objetivo de ponerlo en el mercado.
El dilema de Xavi
Lo malo de esta jugada es que de cara a la Europa League, el equipo quedaría debilitado en la parcela ofensiva. Sin Dembelé y con Memphis más fuera que dentro, a Xavi tan solo le quedaría la posibilidad de alinear a Ferran Torres y Ansu Fati si los respetan las lesiones, además de Luuk de Jong y Braithwaite cuando se recupere (ya está en la fase final de su recuperación). Y Morata, que obviamente llegaría si Memphis se va. Pero ni Abde ni Ferran Jutglà podrían jugar en Europa, así que el técnico perdería a sus dos extremos más puros. En caso de no llegar el delantero de la Juventus, el Barça daría ficha del primer equipo a Abde para inscribirlo en la competición europea, donde también podría participar Ilias. Pero sin Dembelé, el equipo se vería resentido. Un dilema en toda regla.