Javier Faus, vicepresidente económico del FC Barcelona con Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu en la presidencia, fue el único directivo que plantó cara a Leo Messi. El 10 de diciembre de 2013, Faus cuestionó que el club tuviera que renovar el contrato del astro argentino cada seis meses y desató la ira del futbolista. Un año y medio después, se desmarcó de Bartomeu tras avisar que la masa salarial se estaba disparando.
"No entendería que se mejorara el contrato de Messi otra vez. No podemos mejorarlo casa seis meses", manifestó Faus en una entrevista concedida a RAC1. La reacción del futbolista fue visceral. Rotunda. Apenas 10 días después, el delantero argentino dijo: "El señor Faus no sabe nada de fútbol". Y añadió: "El Barça es uno de los equipos más grandes del mundo y merece ser representado por los mejores dirigentes".
Negociaciones con Qatar
Faus cuestionó que el Barça aceptara siempre las demandas de Messi y alertó de que la masa salarial se dispararía. En 2015, el actual presidente del Círculo de Economía y de Meridia Capital Partners negoció con el gobierno catarí una mejora del acuerdo de patrocinio del país árabe con el club azulgrana. Las nuevas condiciones eran muy favorables para la entidad. Qatar se comprometió a pagar 60 millones de euros por temporada al Barça antes de las elecciones de 2015.
Qatar fue uno de los pocos puntos de tensión en la campaña electoral. Bartomeu ganó cómodamente tras el triplete (Liga, Copa del Rey y Champions) del primer equipo de fútbol. Con el aval de las unas, el presidente del Barça desafió a los dirigentes catarís. Apretó para lograr un contrato mejor y la cuerda, de tanto tensarla, se rompió.
El relevo de Faus
Susana Monje sustituyó a Faus en la vicepresidencia económica. Un año y medio después, Monje presentó su dimisión para centrarse en la dirección del Grupo Essentia. Bartomeu asumió entonces la parcela económica y la masa salarial se disparó con los nuevos contratos de Messi, Neymar, Luis Suárez, Piqué y Sergio Busquets.
El Barça pudo reconducir sus números con la salida de Neymar. El club ingresó 222 millones de euros, pero Bartomeu se gastó 425 millones de euros en Dembelé, Coutinho y Griezmann. Las fichas seguían subiendo, rozando los 600 millones de euros anuales, y las tensiones en la tesorería reventaron cuando estalló el coronavirus. Faus ya avisó del riesgo que corría el Barça en 2013 pero lo vilipendiaron entre todos. Hoy, Bartomeu lamenta haber sido tan generoso con los jugadores.