Ousmane Dembelé ha sido una mal negocio para el FC Barcelona desde el primer día. Fichado en 2017 por 105 millones de euros fijos y 40 más en variables, de las que se han pagado algo más de 30, el delantero francés cobra 12 millones de euros brutos fijos por temporada --el máximo que podía percibir con variables son 17 millones--. En total, el Barça habrá invertido algo más de 200 millones de euros por Dembelé en cinco años. Es decir, 40 millones de euros anuales.
La del Barça y Dembelé ha sido una historia de amor turbulenta, con más decepciones y engaños que alegrías. El romance ya comenzó con un año de retraso. En 2016, el futbolista rechazó la propuesta que recibió del club azulgrana y fichó por el Borussia Dortmund, que pagó 15 millones de euros al Rennes.
La marcha de Neymar
Dembelé esquivó al Barça. Entonces, el equipo que dirigía Luis Enrique contaba con Messi, Luis Suárez y Neymar, y el Mosquito no quería interpretar un papel secundario. En 2017, en cambio, Dembelé sí aceptó la petición barcelonista tras la marcha del crack brasileño al PSG, previo pago de 222 millones de euros. Deseado por el Barcelona, se declaró en rebeldía en el Borussia Dortmund.
Dembelé se lesionó de gravedad en Getafe, en septiembre de 2017 / EFE
Ernesto Valverde, sustituto de Luis Enrique, se encomendó a Dembelé para agitar a un Barça que necesitaba nuevos estímulos. El delantero francés, sin embargo, se lesionó muy pronto. En Getafe, en septiembre, el futbolista sufrió una rotura del tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda, la primera de una racha de lesiones musculares y recaídas que le han castigado desde que fichó por el club azulgrana.
Retrasos y malos hábitos
Dembelé siempre ha sido un jugador que ha ido por libre en el Barça. Nunca conectó con Messi ni con los pesos pesados del equipo. Y sonados fueron algunos despistes suyos. Más de una vez llegó tarde a los entrenamientos y en otras ocasiones ni se presentó. Significativa fue su ausencia, recientemente, en la despedida del Kun Agüero.
El Barça intentó, en varias ocasiones, cambiar los hábitos de Dembelé, un futbolista que se pasaba horas y más horas comiendo pizza y jugando a la PlayStation con sus amigos. El club le puso un dietista, pero el delantero siempre fue a la suya, aunque mejoró sus hábitos.
Dembelé, en un partido con el Barça de la temporada 2017-18 / CULEMANÍA
Elogios de Xavi y Laporta
Valverde, primero, y después Setién, Koeman y Xavi intentaron motivar a Dembelé con buenas palabras y gestos. Pero, año tras año, el delantero dejó destellos de calidad y poco más. El actual entrenador del Barça intentó seducirle el día de su presentación. Dijo que Dembelé podía ser el mejor futbolista del mundo en su posición. Poco después, el presidente, Joan Laporta, remarcó que era mejor que Mbappé.
Las maniobras de distracción no sirvieron para engatusar a su representante, Moussa Sissoko. Desde hace un año, o más, Sissoko tiene claro que Dembelé debe jugar en otro club para ganar más dinero y para cobrar una generosa prima de fichaje. Él quiere 15 millones de euros y el doble para el Mosquito. Su última picada ha dejado muy tocado al Barça.
Grada, cesión o traspaso
Asumido que Dembelé no renovará, en el Barça hay voces que piden que no juegue más con la camiseta azulgrana. Ya sea porque no entre en las convocatorias de Xavi o porque es cedido o traspasado en el mercado de invierno. La primera opción debilitaría al equipo y podría generar cierto malestar en el vestuario. La segunda sería ideal. Como mínimo, el club se ahorraría la parte proporcional de su ficha y facilitaría la inscripción de Ferran Torres en la Liga.