Joan Laporta, presidente del Barça, ha hecho realidad el sueño de Xavi Hernández. El técnico de Terrassa priorizó el fichaje de Ferran Torres y el máximo dirigente ha cerrado un fichaje que parecía imposible por la delicada situación económica del club. La de Ferran no es una contratación cualquiera. Es la segunda operación más cara de Laporta como presidente azulgrana.

El Barça pagará 55 millones de euros fijos al Manchester City, que también podría cobrar 10 millones de euros adicionales si Ferran Torres juega el 70% de los partidos oficiales con su nuevo equipo, gana el Balón o la Bota de Oro, o el equipo azulgrana conquista la Champions.

Ibrahimovic, el más caro

Laporta, en su doble etapa como presidente del Barça, solo había hecho un fichaje más caro: el de Zlatan Ibrahimovic. Por el delantero sueco abonó 66 millones de euros al Inter de Milán en 2009. Fue un fichaje inesperado, la respuesta a la petición de Pep Guardiola de dar salida a Samuel Eto'o.

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Zlatan Ibrahimovic celebra su gol al Real Madrid en la temporada 2009-10 / EFE

La era Laporta, curiosamente, comenzó con un no fichaje. En 2003, en plena campaña electoral, el abogado barcelonés anunció que tenía un acuerdo con el Manchester United para fichar a David Beckham, que se había comprometido con el Real Madrid. Laporta sabía que el futbolista inglés ficharía por el eterno rival, pero había dado un golpe de efecto en una campaña muy intensa, en la que Lluís Bassat era el candidato favorito. Era la apuesta del establishment.

Ronaldinho y Márquez

Nombrado ya presidente, Laporta logró un fichaje que cambiaría la historia del Barça. En verano de 2003 contrató a Ronaldinho tras abonar 27 millones de euros al PSG. Por entonces, el delantero brasileño todavía no era un crack. En el club azulgrana, firmó tres temporadas maravillosas. Su sonrisa contagiosa transformó un equipo deprimido en un equipo ganador. Luego se perdió en la noche barcelonesa. Perdió el hambre y le entró la sed.

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Rafa Márquez, en un partido del Barça de la temporada 2007-08 / EFE

Laporta heredó un equipo en descomposición, lastrado por operaciones nefastas de Joan Gaspart como las contrataciones de Overmars, Rochemback, Giovanni y Christanval, entre otras. En su primera temporada, no obstante, pudo cerrar otro fichaje de nivel como el de Rafa Márquez, por quien solo pagó seis millones de euros. Uno más costó Quaresma, una mala fotocopia de Figo.

Eto'o y Deco

En su segunda temporada como presidente del Barça, Laporta acertó de pleno con los fichajes del ex madridista Samuel Eto'o, por quien pagó 24 millones de euros, y de Deco. El Oporto cobró 21 millones de euros por su centrocampista, mezcla perfecta de clase y entrega. El delantero camerunés, todo carácter, marcó el primer gol del Barça en las finales de la Champions de 2006 (Arsenal) y 2009 (Manchester United).

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Samuel Eto'o celebra su gol al United en la final de la Champions de 2009 / EFE

Laporta cambió luego de estrategia, con fichajes a coste cero --Ezquero y Van Bommel-- o a bajo precio, como los de Thuram y Zambrotta. Hasta verano de 2008, cuando le encomendó a Pep Guardiola que reconstruyera un Barça ganador. Ese verano, el presidente azulgrana tiró de talón.

Alves y Piqué

La contratación más importante fue la de Dani Alves, por quien pagó 35 millones de euros al Sevilla. También acertó con el también sevillista Keita --14 millones de euros-- y Gerard Piqué --cinco millones al Manchester United--. Menos rentables fueron los fichajes de Hleb y Martín Cáceres, por quienes pagó unos 17 millones de euros.

Aquella hornada de nuevos fichajes, precedida por la llegada de Thierry Henry un año antes a cambio de 24 millones de euros, culminó con el mejor Barça de la historia. Es de sobras conocido que aquella primera temporada ganaron el triplete y que se convirtieron en el primer equipo de la historia en ganar los seis títulos disputados en un año natural: el de 2009. 

David Villa y Leo Messi celebran un gol del Barça / EFE



David Villa celebra un gol del Barça con Leo Messi / EFE

Chigrinskiy y Villa

Un año más tarde, llegaron algunas operaciones más polémicas. Laporta pagó los 66 millones de euros por Ibrahimovic y 25 millones por Chigrinskiy, un desconocido defensa del Shakhtar Donestsk. Laporta lo fichó porque Guardiola se había enamorado de él, pero solo un año después fue vendido por el mismo precio al mismo rival. 

Al final de la temporada 2009-10, poco antes de ser relevado por Sandro Rosell, el abogado barcelonés cerró la contratación de David Villa. El Barça pagó 40 millones de euros al Valencia por el mejor delantero español de la época. La operación no fue polémica por el nivel del delantero, aunque sorprendió que se cerrase justo antes de que entrase un nuevo presidente. En el recuerdo también quedarán operaciones nefastas como las de Keirrison y Henrique, por quienes el club pagó 14 y ocho millones de euros, respectivamente.