Renovarse o morir. El FC Barcelona aplazó eternamente la regeneración de su plantilla y ahora vive un periodo de máxima incertidumbre, con una deuda asfixiante –de 1.350 millones de euros, según la actual junta directiva— y un equipo decadente. En Múnich, el Barça se juega prestigio y dinero, su supervivencia en la Champions y muchos millones. Un empate o una derrota contra el Bayern podrían abocar al grupo azulgrana a jugar la Europa League, el segundo torneo de la UEFA, un escenario que cuestiona la transformación que prometió Joan Laporta cuando fue elegido presidente.

“El Barça no puede competir hoy con Bayern, Liverpool, Chelsea o Manchester City”, admiten en los despachos del Camp Nou. El equipo azulgrana, dirigido ahora por Xavi Hernández, está muy lejos de la élite europea. En España, su situación es casi crítica, tras perder con el Betis. Séptimo clasificado a 16 puntos del Real Madrid. Y con escaso margen para enderezar el rumbo debido a las restricciones de la Liga para inscribir nuevos jugadores.

Toca fondo en Lisboa

El Barça tocó fondo en Lisboa. Con el 2-8 contra el Bayern, el mismo equipo que ahora puede prolongar su agonía. El 14 de agosto de 2020, el club se resquebrajó por todas las costuras. Quique Setién fue fulminado inmediatamente y poco después llegó el burofax de Messi al expresidente Bartomeu en el que pedía su salida del club. La dimisión de Barto era cuestión de días. Estaba cantada, como la victoria de Laporta en las urnas. El abogado barcelonés ganó por inercia. Sin plan alguno, tiró de carisma y pasado. No necesitaba más para derrotar a Víctor Font y Toni Freixa.

Laporta con Freixa y Font / Redes



Freixa y Font felicitan a Laporta tras ganar las elecciones del pasado 7 de marzo / REDES

Laporta rentabilizó el monumental enfado de los socios del Barça. Le bastó con un golpe de efecto en Madrid para reforzar su autoridad. La lona en el Bernabéu tuvo un gran impacto. Ese “Ganas de volver a veros” evocaba las grandes gestas del equipo de fútbol y las humillantes victorias al Real Madrid, sobre todo ese 2 a 6 que anticipó el pleno al seis (Copa del Rey, Liga, Champions, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes) de 2009.

La Copa del Rey

El triunfo de Laporta auguraba tiempos mejores. Los futbolistas recibieron a Laporta con entusiasmo después de despotricar lo suyo de Bartomeu. La victoria en la final de la Copa del Rey auguraba el inicio de otro época exitosa, pero el actual presidente se enrocó y no quiso ratificar a Koeman. El 13 de mayo, con la célebre comida en el Via Veneto, Laporta retrató sus dudas. Su impotencia.

Laporta comunicó a Koeman que sería destituido si encontraba un recambio de garantías. El presidente transmitió su mensaje al técnico y a los medios de comunicación. El héroe de Wembley estaba contra las cuerdas. Laporta le ninguneó públicamente, pero no logró seducir a Guardiola. Koeman resistió, pero estaba muy tocado. Sentenciado. Dolido y desautorizado, el técnico ya no conectó con los futbolistas. Sergio Busquets, Gerard Piqué, Jordi Alba y Sergi Roberto se posicionaron a favor de la destitución del entrenador.

Ronald Koeman gesticula en Vallecas / EFE



Koeman, en su último partido como entrenador del Barça en Vallecas / EFE

Dos goles en cinco partidos

Con Koeman, primero, y con Xavi, ahora, el Barça es un equipo de medio pelo, que sufre horrores para marcar un gol. Solo suma dos en cinco partidos de la Champions, incapaz de ganar al Benfica en Barcelona y Lisboa. Y zarandeado por el mismo Bayern en el Camp Nou (0-3).

El Barça, admirado en Europa hace una década, ya no seduce. Su caída se parece cada día más a la del Milan y Manchester United, dos colosos que tampoco supieron renovarse. A corto plazo no se vislumbra una solución, incapaz de fichar a los futbolistas más deseados como Mbappé y Haaland. Pero no solo los cracks descartan al club azulgrana. También lo hacen algunas promesas como Adeyemi, un delantero alemán de 19 años que prefiere jugar en el Borussia Dortmund que en el Camp Nou.

Objetivo, Ferran Torres

El panorama es muy cruel. El Barça ya no domina el mercado. En el Manchester City todavía alucinan con la propuesta de Mateu Alemany, director de fútbol, para fichar a Ferran Torres. En Inglaterra aseguran que la única opción de que el delantero juegue en el Camp Nou a partir de enero pasa por el pago de 70 millones de euros o un intercambio con Nico González más dinero.

Ferran Torres celebra un gol con el Manchester City de Guardiola / EFE



Ferran Torres, objetivo del Barça, celebra un gol con el Manchester City / EFE

Deportivamente, el Barça está hecho unos zorros. Económicamente, también. La anulación del artículo 67 de los estatutos del club –obligaba a una junta directiva a dimitir si encadenaba dos ejercicios con pérdidas—alivió los problemas de Laporta, que palidece cuando debe avalar los 124,6 millones de euros que exige la Liga.

El Espai Barça

Acorralado, Laporta se lo jugará todo al Espai Barça, un proyecto faraónico de 1.500 millones de euros y otras tantas dudas. La reforma del Camp Nou costará 900 millones y la construcción del nuevo Palau, 420 millones. Las cifras asustan. El club está en mano de Goldman Sachs, que ya ha prestado 595 millones de euros. El 19 de diciembre, el referéndum augura una victoria plácida para la junta directiva, que ha silenciado muchos detalles del Espai Barça que pueden ser muy polémicos.

El Laporta de 2021 poco se parece al Laporta de 2003. Tampoco tiene el mismo equipo. Hoy, el presidente del Barça se alía con el del Real Madrid para ir a la guerra contra Javier Tebas, el presidente de la Liga que le ofreció una solución para pagar el salario de Messi. El Laporta actual no controla los grandes organismos del fútbol español y en Europa cada vez pinta menos. En Múnich puede comenzar su redención. O agravarse la delicada situación del Barça.