Xavi Hernández pudo ser entrenador del Barça en enero de 2020. El actual técnico del Al-Sadd, sin embargo, declinó el ofrecimiento del expresidente Josep Maria Bartomeu tras destituir a Ernesto Valverde. Casi dos años después, el excapitán azulgrana no tiene tantos inconvenientes en relevar a Ronald Koeman.
Bartomeu activó la operación Xavi tras la derrota del Barça contra el Atlético de Madrid en las semifinales de la Supercopa de España. Tras el despido de Valverde, Òscar Grau, director general, y Eric Abidal se desplazaron a Doha para negociar con el entrenador del Al-Sadd.
Òscar Grau y Abidal negociaron con Xavi en Doha
Dos negativas de Xavi
Grau y Abidal querían que Xavi asumiera el mando del Barça de forma inmediata. El excapitán, sin embargo, rechazó la propuesta del club, que contrató finalmente a Quique Setién. Un desenlace parecido ocurrió meses después, tras el 2-8 de Lisboa contra el Bayern. Bartomeu contactó con su representante y con el mismo Xavi para proponerle que fuera el nuevo entrenador del Barça. La respuesta, una vez más, fue negativa. Al entonces presidente le quedaban pocos meses de mandato y el exfutbolista no quería comprometerse con él. Quien sí lo hizo fue Ronald Koeman, que se ofreció a través de terceras personas.
El ridículo de Lisboa y el posterior burofax de Messi en el que pedía su salida del Barça a Bartomeu fue el principio del fin del expresidente. En octubre, Bartomeu y su junta directiva dimitieron y comenzó un largo proceso electoral que culminó el pasado 7 de marzo con la victoria de Laporta.
Candidatura de Víctor Font
Xavi se había comprometido desde hacía muchos meses con Víctor Font, quien le otorgaba plenos poderes en la parcela deportiva. Durante la campaña, sin embargo, el entrenador del Al-Sadd se mantuvo en silencio. No pidió públicamente el voto para el empresario de Granollers, pero tampoco quiso romper con él como le pidió Laporta.
Xavi, con Víctor Font, excandidato a la presidencia del Barça
El pasado verano, Xavi esperaba una llamada del presidente del Barça. Éste, en privado y públicamente, aseguraba que todavía no estaba preparado para dirigir al primer equipo. Meses después, las tensiones entre ambos se han solucionado y Laporta se entrega ahora al excapitán azulgrana para reflotar a un equipo herido. Con urgencias.