El ridículo más grande que protagonizó el FC Barcelona este domingo de clásico en el Camp Nou no se produjo sobre el terreno de juego. Si bien el equipo generó una nueva y profunda decepción a una afición que durante años ha estado demasiado acostumbrada a la victoria fácil, lo peor de todo ocurrió en los aledaños del estadio al acabar el partido. Muchos aficionados esperaban a Ronald Koeman a la salida del campo y en cuanto marchó del recinto conduciendo su vehículo le increparon, golpearon y escupieron en una falta de respeto sin precedentes en los años recientes.
Normalmente, el dispositivo de seguridad del Barça se encarga de prevenir este tipo de situaciones en los denominados partidos de alto riesgo en coordinación con los Mossos d’Esquadra. Sin embargo, en el clásico del domingo, el citado cuerpo policial no acudió al rescate de su exjefe Ferran López, número 2 de Mossos hasta que apartaron al Mayor Trapero de su cargo durante la aplicación del artículo 155 en Catalunya. La ausencia de policías fuera del campo para proteger a Koeman y los jugadores facilitó la deplorable actitud de algunos individuos.
Koeman no fue el único afectado
Koeman no fue el único cuyo vehículo tuvo que soportar el acoso de los fans. También jugadores como Jordi Alba y Frenkie de Jong se vieron en una incómoda tesitura que podría haber terminado de forma trágica si a algún conductor de sangre caliente le hubiese dado por acelerar. El excapitán Carles Puyol, invitado de honor en el palco, habló este lunes como participante del torneo solidario de pádel XAP para reconocer que a él también le ocurrió lo mismo y mandó un recado a la entidad: “Yo salí unos minutos antes y también me dieron golpes en el coche, entonces creo que el Barcelona o la seguridad, no sé de quién es competencia, tendría que poner orden”. Todos ellos abandonaron el recinto por el acceso 14 a recomendación del propio club.
En los últimos meses parece haberse perdido el control para gestionar estas situaciones. Se ha convertido en habitual ver este tipo de imágenes, sin violencia pero con apelotonamientos descontrolados, que no se habían producido en años. La afición se acerca con pasmosa facilidad a los jugadores y técnicos sin que nadie de seguridad intervenga una vez están fuera del recinto del club. Especialmente preocupante es que esto ocurra tras un Barça-Madrid que había sido declarado partido de alto riesgo y que terminó con una dolorosa derrota local. Alguien debía tomar medidas.
Cambios en seguridad
Esta situación coincide con un descenso del presupuesto que el club dedicaba a la parcela de seguridad, según apuntan algunas fuentes. Con el cambio de presidencia, fue despedido el anterior jefe de seguridad del club, Xavier de las Moras, y en abril fue nombrado Ferrán López para ocupar su cargo. Lluís Miquel Venteo, también Mosso, es el próximo que se incorpora al equipo de seguridad del club, aunque en la entidad no confirman si participó en el operativo del clásico. Desde el club tampoco se han querido pronunciar sobre la bajada de presupuesto en el citado departamento. Como dato curioso, sorprende que el gasto en salarios no deportivos se ha incrementado siete millones de euros en el último curso.
Xavier de las Moras, al fondo a la izquierda, en una reunión con los Mossos con el ex CEO Nacho Mestre y Pere Jansà / EFE
El Barça condenó lo acaecido en un comunicado oficial, pero la única versión que circula desde el club es que los hechos se produjeron fuera del recinto del Camp Nou, donde la potestad de intervención ya no es privada, sino que pertenece a las autoridades públicas. Efectivamente, Koeman pudo salir con tranquilidad del estadio, pero en cuanto su vehículo se posó en la acera de Arístides Maillol, vía pública, y hasta que pudo pasar el tramo comprendido entre el primer y el segundo semáforo, recibió una auténtica avalancha de desconsideraciones y menosprecios.
¿De quién era la responsabilidad?
Desde el Barça interpretan que son los Mossos quienes deberían haber actuado, tratándose de un partido de alto riesgo. De hecho, antes del encuentro se desplegó un importante operativo policial donde Culemanía pudo captar a miembros del cuerpo advirtiendo a hinchas del Real Madrid que se ocultasen la camiseta blanca para evitar problemas con aficionados radicales del Barça. La policía protegió a los espectadores, pero nadie acudió al rescate de jugadores y técnicos. Ni los Mossos, ni el departamento de seguridad del club, dirigido por el exjefe de Mossos.