Joan Laporta, presidente del Barça, se la jugaba ante los socios compromisarios. Él mismo calificó la asamblea como “la más importante de la historia del club” porque en juego estaba la reforma de los estatutos y, sobre todo, la aprobación de un crédito de 1.500 millones de euros para el nuevo Espai Barça. Con todo, el máximo dirigente convocó la asamblea a las 15.30 horas, convencido de que las prisas le beneficiaban. No fue así y, una vez finalizada, encontró una excusa para justificarse.
Muchos socios compromisarios no entendían que la asamblea no se hubiera convocado por la mañana. A las 10.00 horas, como pasaba muchas veces. O, en su defecto, a las 12.00 horas. La importancia de los temas auguraba una asamblea larga, con muchas preguntas de los socios. Normal.
Formato breve
Laporta, sin embargo, quiso un formato más breve y alegó que no se podían servir comidas en el Palau por el Covid. Sorprende su argumento, porque ese mismo día sí podían comprarse bocadillos y bebidas en el Camp Nou. Durante el partido entre el Barça y el Valencia.
El presidente del Barça, casi tres horas después de aplazar la asamblea, fijó una nueva fecha: el sábado 23 de octubre en Montjuïc.
Los argumentos de Laporta sorprenden e indignan a muchos socios. Durante la asamblea hubo muchas voces críticas con la financiación del Espai Barça, que en unos años ha pasado de costar 600 millones de euros a presupuestarse en casi 1.500 millones.
El impacto del Covid
Sorprende que Laporta sea el primero en minimizar el impacto del Covid en las cuentas del club, cifrando en 90 millones de euros las pérdidas ocasionadas por la pandemia durante la pasada temporada. El Athletic, un club que genera muchos menos recursos, cifró en 92 millones de euros el impacto del Covid.
La nueva fecha comportará nuevos inconvenientes. La asistencia podría ser muy baja. La asamblea no se celebrará en las instalaciones del club ni en día de partido. Y los dos temas más importantes (financiación del Espai Barça y reforma de los estatutos) podrían ser votados por menos de 500 socios.
Laporta juega fuerte. Todo vale para que se aprueben sus planes. El aplazamiento de la asamblea fue muy feo y coincidió con el malestar generalizado de muchos socios. El partido contra el Valencia salvó al presidente,