Nuevo Camp Nou para 2025. Este es el objetivo que se había marcado la junta directiva de Joan Laporta antesde someter a votación el proyecto final sobre las obras del Espai Barça, que supone aprobar una financiación de 1.500 millones de euros. Sin embargo, el presidente acordó el aplazamiento de esta votación y de toda la asamblea de socios compromisarios al comprobar la fuerte presión recibida por los socios, que mayoritariamente se posicionaron en contra del proyecto. El nuevo presidente cedió a la exigencia de los socios.
El presidente reconoció el error de no haber fijado una hora más temprana para la celebración de la asamblea y entonó el mea culpa, acordando la suspensión del evento. No sin antes volver a defender la necesidad de aprobar el Espai Barça y reconocer que lo habían tenido que explicar todo con muchas prisas. "No me quiero extender más porque creo que todos queremos ir a ver el Barça-Valencia, os emplazamos a venir a la segunda aprte de esta asamblea de compromisarios que os diremos próximamente cuando la celebraremos", zanjó Laporta, aplaudido.
Otro de los puntos candentes de la asamblea, y que no se llegó ni a exponer, fue el referente a la reforma estatutaria, que se iba a votar de forma conjunta. Visto lo visto, y ante el elevado nivel crítico de los compromisarios, todo hace pensar que se acabará votando cada punto de forma separada. Especialmente la modificación del artículo 67, relativo a la suspensión del control financiero sobre la acción de la junta directiva.
El proyecto del Espai Barça
La vicepresidenta del área institucional, Elena Fort, se encargó de la exposición donde se recordó que inicialmente era un proyecto de 600 millones de euros, luego pasó a costar 815 millones y, finalmente, se dispara hasta los mentados 1.500 millones. La junta asegura que hay garantías de sobras y se refugia en la duración del crédito: se pagará a 35 años vista.
El director general del club, Ferran Reverter, expuso que los primeros cinco años de obras estarán protegidos por una carencia, con lo que no se pagará ni un solo euro a Goldman Sachs. Los 30 años siguientes se prevé un pago de 50 millones anuales que se abonarán con los ingresos que genere el propio campo.
La estimación es que se alcanzarán 200 millones de euros adicionales en ocho conceptos diferentes como la captación de nuevos sponsors, el hospitality con nuevos asientos y palcos VIP, un incremento del ticketing, un museo nuevo, actividades de hostelería con nuevos bares, hoteles y restaurentes, la venta de los naming rights tanto del estadio como del Palau, la realización de eventos y conciertos en ambos estadios y, por último, la creación de actividades en un campus deportivo que pretende ser único en el mundo.
Líneas rojas y desglose de costes
El club aseguró que no se sobrepasarán tres líneas rojas: ni se hipotecará el patrimonio del club, ni se pondrá en riesgo la gestión deportiva ni se pedirá dinero a los socios para pagar las obras.
En cuanto al coste del nuevo proyecto del Espai Barça estará desglosado de la siguiente manera: 900 millones el Camp Nou, 420 millones el Palau Blaugrana, 100 millones de urbanización y creación del nuevo campus, 60 millones por modificaciones del Plan General Metropolitano y 20 millones por el Estadi Johan Cruyff, que ya está construido.