El abismo al que se aboca el FC Barcelona angustia ahora al aficionado culé, que ve cómo el club se ha caído del vagón de los equipos más respetados de Europa. Sin embargo, la ruina económica en la que se encuentra sumergido el Barça es un motivo más para que los socios deban preocuparse: si las cosas no mejoran, la entidad podría dejar de pertenecerles.
El riesgo de la sociedad anónima deportiva
El próximo 6 de octubre la Due Diligence que encargó Laporta para saber el alcance exacto de la gravedad de las cuentas azulgranas saldrá a la luz de la mano del director general del club, Ferran Reverter. El barcelonismo tendrá, al fin, una fotografía exacta de lo que parece ser una situación límite para el club.
Con esta auditoría al descubierto es posible que la opción de la reconversión del Barça en una sociedad anónima deportiva (SAD) empiece a coger cada vez más fuerza. Una posibilidad que hasta hace unos años, especialmente antes de la pandemia, era impensable.
Laporta en el palco del Wanda Metropolitano con Cerezo / EFE
Los rumores sobre este cambio de manos en la propiedad del club se han intensificado desde que la entidad culé presentara el balance económico del año 2020-2021 en el que se mostraba la estremecedora cifra de 481 millones de pérdidas, sumados a los ya conocidos 1.350 millones de euros de deuda que tiene el club que dirige Joan Laporta.
A pesar de que Laporta ha negado por activa y por pasiva la posibilidad de convertir al Barça en una SAD, son ya cada vez más las voces que empiezan a contradecir al mandatario. El excandidato a la presidencia Toni Freixa dejó caer en su cuenta de Twitter que se sentía preocupado de que “llegue un día en que se dibuje una situación tan dramática que se nos diga: ‘si queremos que el club siga existiendo, hemos de convertirnos en SAD'. Y la gente no tendrá más remedio que aceptarlo”. Y advierte de que la voluntad de Laporta de suspender el artículo 67 de los estatutos del club, según el cual la directiva estaría obligada a dimitir si no eliminaran las pérdidas en dos temporadas, es solo el preludio de convertirse en SAD.
Toni Freixa en un acto de campaña / REDES
Otra de las voces que se ha pronunciado sobre este asunto ha sido el impulsor de la moción de censura contra Josep Maria Bartomeu, Marc Duch. Para Duch la situación es extremadamente grave y la amenaza de convertir al Barça en una sociedad es real. De hecho, ha afirmado en declaraiciones a El Periódico que ya hay movimientos para allanar el camino hacia esta transformación
Nada ahora la directiva entre dos aguas. La cabeza le pide dejar el club en manos de un propietario multimillonario o algún fondo de inversión que liquide la elevadísima deuda (1.350 millones) y salve al Barça de la ruina y la desaparición, pero el corazón le impide tomar una decisión tan drástica para un club histórico y centenario que dejaría de ser Més que un club.
La reforma de la UEFA
El límite salarial es uno de los grandes martirios para esta Barça arruinado. El pasado mes de mayo, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, mostró su intención de sustituir la actual norma del Fair Play Financiero que establece que ningún equipo puede gastar más de lo que ingresa y que los clubes deben alcanzar un punto de equilibrio durante un período de tres años. Ahora, la intención del esloveno es complementar esta medida con un tope salarial y un impuesto de lujo para los clubes que no cumplan con este Fair Play Financiero.
Según el sistema planificado, los clubes que participan en las competiciones europeas limitarían su gasto a un porcentaje fijo de sus ingresos (alrededor del 70% de los salarios). La nueva norma daría todavía más alas a los clubes-estado como el PSG o el Manchester City. Estos últimos podrían pagar este impuesto sin inmutarse gracias a las altas inyecciones de capital que reciben. Al Barça solo le quedaría una opción para seguir compitiendo con estos equipos: convertirse en sociedad anónima deportiva. Sería un adaptarse o morir para los azulgrana que ven como, más allá de su ruina económica, son los clubes que pertenecen a fortunas millonarias (PSG, Chelsea, Manchester City) los que se están empezando a imponer en Europa.
La sombra de Goldman Sachs
Desesperado, Laporta acudió en agosto al banco americano Goldman Sachs que le prestó un crédito de 595 millones para poder hacer frente a los pagos pendientes y urgentes que tenía el club. En los tres próximos años el club deberá devolver alrededor de la mitad de esta cantidad. A partir de 2024 y hasta 231 el Barcelona tendrá que devolver el resto del préstamo con unos intereses del 1,98%.
Si la situación del Barcelona no mejora y se ve incapacitado para poder devolver este crédito, Goldman Sachs podría plantear a la entidad azulgrana convertirse en SAD para poder devolver ese capital.
Consecuencias
Las consecuencias de convertirse en una sociedad anónima serían diversas y afectarían sobre todo a diferentes aspectos. El cambio principal giraría entorno a la propiedad. El Barça dejaría de ser de los socios para pasar a manos de accionistas. La figura del socio pasaría a tener un significado meramente simbólico ya que las decisiones se tomarían en los despachos de los propietarios, cuya principal prioridad sería el retorno económico más que los resultados deportivos.
En segundo lugar, el club dejaría de ser una entidad sin ánimo de lucro. Según el artículo 4 de los estatutos del Barça la finalidad del club es “principalmente, el fomento, la práctica, la difusión y exhibición de las actividades deportivas”. La sociedad anónima, sin embargo, tendría como objetivo primordial generar beneficios.
La asamblea de compromisarios celebrada en el Palau Blaugrana en la 2019-20 / FCB
El sentido democrático del club también desaparecería. La Asamblea General es el principal órgano decisorio del club. La junta directiva es elegida por los socios a través de elecciones cada seis años. En la Sociedad Anónima las decisiones las toma la junta de accionistas y el consejo de administración. El poder de la toma de decisiones estaría en manos del propietario del 51% del accionariado.
El Barça siempre se ha enorgullecido de su faceta polideportiva. Las 10 secciones que integran el club, a parte de la de fútbol, han contribuido a aumentar el prestigio del club aportando a las vitrinas 44 Copas de Europa. Bajo la fórmula de una sociedad esto no sería posible ya que según la ley “las sociedades anónimas deportivas solo podrán participar en competiciones oficiales profesionales de una sola modalidad deportiva". La parroquia culé ya no podría celebrar los goles de Ariño o los triples de Mirotic.
Se encuentra el Barça ante un dilema de difícil solución. Convertirse en una sociedad anónima con una buena inyección de capital social podría ser el camino más corto y sencillo para hacer desaparecer todos los dolores de cabeza procedentes de la deuda y las pérdidas que están hundiendo a la entidad, pero los socios nunca entenderían que les arrebataran el club de las manos para entregárselo a inversores que no hayan visto un solo partido del Barça.