El Barçagate, nombre con el que fue bautizado el escándalo de las redes sociales que posteriormente ha sido judicializado, no cumplió los dos objetivos que se marcó la junta directiva de Josep Maria Bartomeu cuanto contrató los servicios de I3 Ventures. A parte de la finalidad general de monitorizar las redes sociales, también buscaba mejorar la reputación de la anterior junta directiva, especialmente la de su presidente, y evitar que los poderes independentistas gobernasen el club. En ambas misiones, fracasaron.
El caso de las redes sociales tuvo supuestamente como ideólogo a Jaume Masferrer, mano derecha del expresidente. Fue él quien contactó con I3 Ventures y todo empezó a raíz de los sucesos del 1 de octubre de 2017, el referéndum ilegal sobre la independencia de Catalunya. Con el tiempo, han aparecido nombres de políticos y empresarios, como Soraya Sáez de Santamaría o Jaume Malet, vinculados al caso.
Los Mossos d’Esquadra en sus informes detallan que “(Masferrer) hacía constancia a como desde I3 Ventures se influía en la conversación mediante perfiles supuestamente falsos creados para contrarrestar las opiniones desfavorables al señor Bartomeu o al FCB”. También que “las cuentas fueron creadas aparentemente para crear una reacción, más allá del simple y aséptico monitoreo de redes sociales”.
Jaume Masferrer asiste a una declaración judicial de Josep María Bartomeu / EFE
En varias publicaciones vinculadas a cuentas de la empresa de Carlos Ibáñez se cargaba contra Carles Puigdemont, Quim Torra, Oriol Jonqueras, ANC o Òmnium Cultural. En las últimas informaciones conseguidas por SER Catalunya, han encontrado anotaciones en la libreta personal de Masferrer donde comentaba que “Tusquets conoce la hoja de ruta indepe”.
Fracaso
Un año y medio después de que se desvelara el Barçagate se puede concluir que los dos principales objetivos que se había marcado la junta anterior han fracasado. La principal finalidad no era ni enriquecerse ni atacar a figuras del barcelonismo como Leo Messi o Gerard Piqué, sino mejorar la imagen de Bartomeu. Aunque, de soslayo, se erosionó a personalidades con más relevancia política como Joan Laporta y Jaume Roures. También al excandidato Víctor Font.
El caso de las redes sociales supuso el principio del fin del mandato de la última junta directiva. Los medios cargaron duramente contra ellos y se impulsó una moción de censura que superó el mínimo de apoyo de los socios. Antes de que se celebrara el referéndum, en plena pandemia y con graves contradicciones, el expresidente y sus directivos anunciaban la dimisión.
Bartomeu, en el momento de anunciar su dimisión como presidente del Barça | FCB
El otro objetivo era dejar en mal lugar a los poderes independentistas para que no gobernaran el club. Tampoco lo consiguieron. Joan Laporta arrasó en las elecciones --con un 54,28% de los votos-- y volvía diez años después un presidente al Camp Nou con una tendencia política independentista muy marcada y sin ningún disimulo. A nadie escapa que de alguna manera u otra, el nuevo presidente utilizará los altavaoces del Barça para ayudar a la causa política con la que comulga. De hecho, ya ha empezado a hacerlo dando un carnet de socio a Raúl Romeva y pidiendo el regreso del expatriado Carles Puigdemont el día de la Diada.
Un nuevo nombre
En la libreta personal de Masferrer se ha encontrado un nombre que no había aparecido hasta el momento en este caso, el de Félix Sanz Roldán. El asesor de la presidencia escribía un “Félix Sanz Roldán (ex CNI) está --fichado (palabra tachada)-- en nómina”. Se desconoce todavía la relación entre la entidad barcelonista y el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia español (2009-2019).