El Barça B abrió su temporada este sábado con un empate ante el Algeciras (1-1), en la primera jornada de la recién creada Primea RFEF. En un partido muy disputado, los de Sergi Barjuan arrancan así un nuevo proyecto vital para el futuro del fútbol formativo blaugrana. Después de quedarse a las puertas del ascenso a la Segunda División el curso pasado y con numerosos cambios en la estructura del equipo -entre ellos el entrenador-, muchas miradas están puestas este año en el Barça B.
En lo alto de este proyecto está Jordi Casals, uno de los hombres de confianza de Joan Laporta. A mediados de marzo de este año, pocos días después de la victoria de Laporta en las urnas, el club anunció qye Casals sería el presidente del Barça B, un cargo que se creó en 2007 y desapareció en 2010, con la salida del abogado y la llegada de Sandro Rosell a la presidencia.
La relación entre el nuevo responsable del filial blaugrana y el máximo mandatario de la entidad se forjó cuando el primero estaba al frente de la Federació Catalana de Futbol. Las relaciones entre el organismo de fútbol catalán y el club azulgrana fueron muy buenas e incluso el expresidente se incorporó a la candidatura de Jan en 2015.
Traiciones en la FCF
Jordi Casals tuvo un paso breve y muy movido al frente de la FCF. Ganó las elecciones a Jesús Farga en junio de 2009 y en diciembre de 2010 se vio obligado a convocar elecciones. Sus primeros meses estuvieron marcados por la tensión política y económica de la entidad. Cuando el actual presidente del B preparaba una reestructuración, 15 directivos dimitieron por sorpresa y le obligaron a convocar elecciones.
Los desertores del proyecto criticaron con dureza la gestión del presidente: “No compartimos la gestión económica, ni la adquisición de algunas obligaciones no asumibles o éticamente inaceptables. No nos sentimos responsables de estas decisiones adoptadas al margen de la junta directiva y que comprometen claramente el futuro de la Catalana. Nos hemos visto obligados a tomar esta decisión contundente al tratarse de un acto de responsabilidad y lealtad a los clubes de Catalunya”.
Jordi Casals en un acto de la FCF / Redes
Ante estas quejas, Jordi Casals señaló a varios de los dimitidos. Primero, a su vicepresidente, Andreu Subies y, luego, Josep Llaó, vicepresidente responsable de las relaciones del CTA. “Me han clavado una puñalada trapera. ¿Quién? Subies y Llaó, no podrán dormir tranquilos”, disparaba.
Pero no solamente cargó contra dos de sus vicepresidentes, sino que también contra Jordi Mestre, directivo que representaba al FC Barcelona: “Sinceramente estoy muy sorprendido. Nuestra junta dio la posibilidad que los dos clubes más grandes del país, Barça y Espanyol, tengan un representante dentro de la junta. No entiendo que Mestre, que hace dos meses que entró, presente su dimisión. Lo considero una iniciativa personal, no del Barça”.
En las elecciones de 2011, Andreu Subies le superó --419 votos por 348-- y ocupó la presidencia de la FCF hasta 2018. “Su objetivo es ser presidente de la FCF por la vía que sea. Aunque sea con formas poco elegantes”, comentó entonces. Su presidencia está manchada por presunta malversación de fondos y pendiente de los juzgados.
Denuncias a Casals
Con la entrada de Andreu Subies, la FCF llegó a denunciar a Jordi Casals en 2011 por la falsificación de documentos. La denuncia se llevó a cabo por el despido improcedente del exvicepresidente ejecutivo de la Mutualidad, Luis Dorado, por 40.000 euros en concepto de dietas. Los documentos aportados los consideraban como falsos y los había firmado el presidente junto a los abogados.
Laporta y Casals en la figura de Cruyff en el Camp Nou / Redes
También hubo otro procedimiento por la reclamación de 240.000 euros por parte de Jesús Palau, exasesor de Casals. Según defendió entonces la nueva junta directiva el presidente firmó el contrato a espaldas de la junta directiva. En ninguno de los dos casos, Jordi Casals llegó a ser condenado.
Política y Barça
El nombramiento de Jordi Casals en 2009 como presidente de la FCF fue muy criticado políticamente. En su discurso inicial anunció que uno de sus objetivos era “catalanizar el fútbol”, unas palabras que fueron duramente criticadas por partidos políticos contrarios a la independencia de Cataluña, como Ciudadanos.
Ya fuera de la presidencia, criticó duramente tanto a la Federació como el Barça por denigrar la única competición catalana en que participaba el primer equipo los azulgranas: la Supercopa de Catalunya. En 2012 fueron los jugadores del filial quienes participaron en la competición.
“A quien no complete el compromiso se le tiene que decir. Subies se llenaba la boca con el Barça, que el Barça quería que fuese presidente de la Catalana y que tenía todo su apoyo. Y al directivo del Barça que está en la FCF (Jordi Mestres) se le tienen que pedir explicaciones. Y si te tienes que enfadar y discutir, se tiene que hacer”, comentó en 2012.