481 millones de euros son las pérdidas que ha declarado el presidente Joan Laporta para el cierre del ejercicio 2020-21 del FC Barcelona. 228 millones de euros son las pérdidas inesperadas o sobrevenidas que se utilizaron para alcanzar la citada cifra inicial y que salen de sumar el deterioro de jugadores (138 millones) a las provisiones por litigios judiciales (90). 253 millones de euros son las pérdidas reales que habría tenido el Barça sin añadir esas dos partidas. Los números rojos habrían sido mínimos e, incluso, se habrían podido evitar si el nuevo presidente hubiese optado por vender el Barça Corporate o adherirse al acuerdo de la Liga con CVC, que habría supuesto un ingreso extra de 270 millones. Si el proyecto de la Superliga hubiese funcionado, también estaríamos hablando de otra cosa.
El deterioro contable de jugadores anotado por la directiva de Laporta es de 138 millones de euros. Esto significa que de la tasación de valor que tenía hecha la anterior directiva, han cogido jugador por jugador para disminuir su cotización de mercado. Sin embargo, las fuentes consultadas por Culemanía aseguran que no se ha subido de valor a los jugadores que se han disparado en el mercado, como podría ser Pedri. “Esto obedece a una finalidad de generar más pérdidas en el primer ejercicio con el posible objetivo de revertir esas pérdidas y generar beneficios con más facilidad el próximo curso”, indican.
Plantilla depreciada: de 597 a 459 millones
Con la legislación en la mano, la responsabilidad del último ejercicio es compartida entre la actual directiva, la junta anterior, que dimitió el 27 de octubre de 2020, y la comisión gestora, que estuvo hasta el 14 de marzo. Sin embargo, la ley dice que a efectos oficiales la verdadera responsable es la junta que cerró el ejercicio, es decir la de Laporta, desde que tomó posesión del cargo. La cuestión es que, se señale a quien se quiera señalar, no será posible exigir responsabilidades a nadie por cuestiones de gestión y administración (otra cosa es que se encuentren ilegalidades y se pueda probar la comisión de ilícitos).
El principal móvil que explica esta depreciación abrumadora de la plantilla –en la última memoria el inmovilizado intangible (valor de jugadores) ascendía a 597 millones de euros– es que las pérdidas de este año tampoco computarán a efectos de incrementar los avales porque son debidas, principalmente, a la pandemia del coronavirus. Por este motivo, a Laporta le interesaba aplicar el máximo número de pérdidas ahora (esos 481 millones). De cara a la opinión pública lo tenía fácil de vender: colgar el muerto a Bartomeu.
Exentos de responsabilidad por Covid
En diciembre del año pasado entró en vigor una disposición adicional del Real Decreto de Sociedades Anónimas Deportivas que eximía a los clubes profesionales –Barça, Real Madrid, Athletic y Osasuna– de responder con su patrimonio (en forma de avales) de las pérdidas ocasionadas por la Covid-19. El texto dejaba claro que esta incidencia no se limitaba al curso anterior, sino “a todos los ejercicios económicos afectados” por la pandemia, como es este último, donde los estadios han permanecido cerrados.
Así de claro lo refleja la nueva disposición del Real Decreto aprobada por el CSD: "A efectos del cálculo de la cuantía de los avales a depositar por los miembros de las juntas directivas de clubes profesionales, con arreglo a lo previsto en el supuesto 3 de la disposición adicional tercera del Real Decreto 1251/1999, de 16 de julio, sobre sociedades anónimas deportivas, no se considerarán resultados económicos negativos, en los ejercicios afectados por la COVID-19, las variaciones negativas del patrimonio neto contable de los clubes profesionales directamente vinculadas al impacto económico de la COVID-19".
90 millones en provisiones judiciales
¿Qué significa todo esto? Que Laporta podía inflar las pérdidas todo lo que quisiera el curso anterior, porque no le iban a hacer responder de ellas siempre que quedasen vinculadas al coronavirus. Por este motivo se añade una depreciación contable del valor de la plantilla –que pasa de valer 597 millones a estar tasada en 459 millones– y se suman unas provisiones judiciales, que en los años anteriores normalmente no se contemplaban, por valor de otros 90 millones: 45 relativos a dos inspecciones abiertas de Hacienda y 45 referentes a las hipotéticas costas de los juicios abiertos con Neymar. En este caso, la jugada de Laporta consistió en provisionar esas pérdidas y apresurarse a solucionar los conflictos pasado el 30 de junio. De esta forma, ese dinero que estaba bloqueado se convertirá automáticamente en beneficios inmediatos para el nuevo curso. Del mismo modo que si deciden revalorizar a la plantilla, podrán anotar nuevos beneficios.
La marcha de Messi era evitable
¿Y cuál es el objetivo de esta jugada? Básicamente, la finalidad que persiguen es generar un elevado montante de beneficios el curso que viene para poder reducir drásticamente el aval, que hasta la fecha es de 124,6 millones de euros (el 15% del presupuesto de ingresos). La jugada que se anunciará en septiembre es un presupuesto muy a la baja, acorde a la caída de los ingresos, para que ese 15% refleje una cifra bastante inferior a los 124,6 millones que sufrieron para avalar el pasado marzo.
Leo Messi en una imagen de su presentación con el París Saint-Germain / PSG
¿Y los efectos colaterales en la parcela deportiva? El primero de ellos es la salida de Leo Messi. Laporta lo ha sacrificado presentando unas pérdidas tan elevadas, que obligaban a reducir el límite salarial del equipo. Pero la realidad es que sin deterioros contables, provisiones judiciales y llevando a cabo algunas de las acciones para generar ingresos extra como Barça Corporate, CVC o Superliga, las pérdidas eran evitables. Y la marcha de Messi, por lo tanto, también. Los 481 millones de pérdidas declarados también ayudan a ganar fuerza a la hora de reclamar una rebaja salarial a los jugadores aunque, volviendo a Messi, llama la atención que no se pidiese antes de que se fuese. Un motivo más para pensar que, una vez tumbado el proyecto de la Superliga, Laporta tenía clara la no continuidad del mejor futbolista de la historia.
Argucias contables
Todos estos datos permiten afirmar que si Bartomeu hubiese seguido al mando del club, habría sido posible cerrar el ejercicio con números positivos pese a un descenso de los ingresos cifrado en 374 millones de euros (debido, principalmente, a la pandemia). El cambio de presidencia ya deja patente la nueva forma de hacer de Laporta, que como hiciera Bartomeu en su día, también se apunta a las argucias contables para alterar los balances anuales. El anterior dirigente lo hizo en operaciones como Cillessen por Neto y Arthur por Pjanic. El nuevo presidente lo está haciendo con depreciación de jugadores y provisiones judiciales.