El FC Barcelona de Joan Laporta respira aliviado. El pasado domingo la asamblea de socios compromisarios aprobó la concesión de un crédito por valor de 525 millones de euros de Goldman Sachs, que se deberá devolver en los próximos 15 años. Aunque la deuda aumente exageradamente, según reconoció el propio vicepresidente económico Eduard Romeu, el club gana margen de maniobra a corto plazo.
Con estos millones, la entidad debe hacer frente a tres carpetas. La primera, convertir en una obligación de corto a largo plazo el crédito que aprobó recientemente el área económica de 80 millones de euros, anunciado en exclusiva por este medio la semana pasada. Estos serían para afrontar tres partidas antes del 30 de junio: 75 millones de traspasos, 24 de impuestos y 57 de salarios deportivos. El club no contaba con 156 millones y se decidió pedir una ayuda de 80 al fondo estadounidense.
Laporta, presidente del Barça, durante la Asamblea de socios compromisarios / FC Barcelona
Estos 525 millones servirán para cancelar este “crédito puente” del que habló Eduard Romeu. Así pues, se pasará de un préstamo a corto plazo a unalínea de crédito de larga duración. “Se ha trabajado mucho para conseguir que varias entidades financieras nos hicieran propuestas para refinanciar la deuda a corto plazo”, comentó el vicepresidente.
Reestructurando la deuda
El segundo de los objetivos de Joan Laporta con este crédito de Goldman Sachs es reestructurar la deuda de corto a largo plazo. Concretamente, con unos bonos con entidades bancarias por valor de 210 millones de euros que vencían en 2024. Lo que se tenía que pagar en tres años, ahora se hará en 15.
Durante los últimos tres semestres, el club ha incumplido los condicionantes impuestos por estas entidades, según expuso Laporta. Esto provocó que se hayan disparado los costes financieros derivados de estos acuerdos. El restante entrará en tesorería por valor de 235 millones de euros y así el club obtendrá una liquidez para los próximos 24 meses. Una inyección de oxígeno, sobre todo a corto plazo.
Eduard Romeu, vicepresidente del Barça, durante la Asamblea de socios compromisarios / FC Barcelona
El tercer objetivo es aprovechar ese tiempo de aparente tranquilidad para establecer un plan estratégico para superar el bache económico. Ese cojín económico de 235 millones de tesorería será usado para seguir siendo competitivos en el aspecto deportivo y reducir los costes financieros de la entidad, disparados desde 2018. Los intereses bancarios ascendían a 129 millones de euros.
Por tanto, el desglose de los 525 millones queda claro: 80 para cancelar el préstamo anticipado; 210 para reestructurar los bonos con compañías como Barings, Pricoa o Amundi, y 235 de tesorería inmediata que otorgan oxígeno al club.