El próximo verano se esperan grandes cambios en la estructura del primer equipo del FC Barcelona. Pese a levantar la Copa del Rey, la manera con la que el equipo se ha despedido de la Liga ha sido altamente preocupante. Así lo reconoció Joan Laporta este martes en un acto público: “Se ha perdido de forma incomprensible. Vamos a ir tomando una serie de decisiones en la medida que consideremos”.
El máximo mandatario no se ahorró críticas y no solamente apuntó a Ronald Koeman, a quienes muchos dan como sentenciado, sino que amplió el foco también a los jugadores. “Se ha acabado un ciclo y ya trabajamos para hacer una renovación. Tenemos que trabajar duro”, apuntó el abogado.
Primeros episodios de tensión
El objetivo de Laporta es que el club vuelva a ser competitivo en Europa y uno de los principales dilemas es quién será el próximo entrenador. Dentro la cúpula deportiva ya se está produciendo las primeras tensiones sobre quién y cómo se toman las decisiones sobre el aspecto deportivo.
Según ha podido saber Culemanía, el presidente ya se las ha tenido con Mateu Alemany, director de fútbol y uno de los hombres fuertes del nuevo Barça. El motivo, discrepancias sobre la planificación deportiva del equipo: desde fichajes a salarios, pasando por Koeman. De Alemany, junto al vicepresidente deportivo Rafael Yuste, deberían depender las decisiones deportivas, pero la omnipresencia del abogado dificulta las cosas.
Mateu Alemany, en una imagen de archivo | EFE
La candidatura de Laporta para volver al Barça era la más presidencialista de las tres. Se trata de un presidente que, aunque delega, le gusta que las cosas se hagan a su manera por mucho que los supuestos responsables no estén por la labor. Es aquí donde han aparecido las primeras voces discordantes.
Koeman, el principal punto de discusión
El choque de Alemany con el presidente tiene como origen la continuidad de Koeman. El director de fútbol ha planificado ya con el entrenador neerlandés el próximo curso y considera que se tiene que dar tiempo y paciencia a los proyectos. Por parte del máximo mandatario, y más viendo sus declaraciones, parece que el crédito al míster se ha agotado.
Una de las opciones para relevar al actual míster es Xavi Hernández, actual entrenador del Al-Sadd. Hay voces que apuntan que la sintonía entre el egarense y Ramon Planes, ahora mismo máximo responsable de la secretaría técnica, no es la mejor. Relación que puede condicionar el futuro a corto plazo del Barça.
Laporta duda entre Koeman y Xavi Hernández / CULEMANIA
Otro de los puntos de discusión es el fichaje de José Luis Gayà, lateral del Valencia a quien Mateu Alemany conoce muy buen de su etapa en Mestalla. Gusta mucho a la secretaría técnica, pero desde la presidencia consideran que la competencia con Jordi Alba no sería del todo positiva y es mejor mirar a La Masía.
La recomendación de Alemany
Una de las principales tareas que ha hecho Alemany en el Barça ha sido un análisis de la primera plantilla comparándola con otras de primera línea en Europa. Según informó Sport, una de las recomendaciones que le ha hecho el director de fútbol al presidente es tener una plantilla corta y apostar por el filial en caso de necesidad.
De esta manera, el club se ahorraría masa salarial y debería traspasar a jugadores que apenas han tenido trascendencia esta temporada como Junior Firpo, Miralem Pjanic o Samuel Umtiti. Todos ellos juegan un papel secundario que podrían asumir perfectamente alguno de los jóvenes de García Pimienta.
Los riesgos del modelo presidencialista
Es evidente que Laporta es un líder y que la victoria en las últimas elecciones se debió más a su figura más que a su programa electoral. Tuvo éxito en su primer mandato y su eslogan no dejaba lugar a dudas: “Ho tornarem a fer”. El gran problema de este modelo presidencialista es querer tenerlo todo bajo control y las tensiones que eso genera.
Joan Laporta escucha y observa a Jaume Giró en un acto de su candidatura / ESTIMEM EL BARÇA
La tensión con Alemany no es ninguna novedad. Después de ganar las elecciones, Jaume Giró abandonó el proyecto. El vicepresidente económico esgrimía motivos personales, pero realmente chocaron en más de una ocasión con el presidente. Ambos son de caracteres fuertes y la última palabra la suele tener el máximo mandatario.