Domingo por la noche saltó el bombazo. Doce colosos europeos querían coger las riendas del poder económico que generan sus equipos y crear desde cero una nueva competición: la Superliga europea. El FC Barcelona se sumaba de manera oficial el lunes por la mañana al macroproyecto de Florentino Pérez.
El club azulgrana se limitó a emitir un comunicado explicando lo mismo que los otros equipos fundadores: “Este nuevo torneo anual proporcionará un mayor crecimiento económico, lo que permitirá dar apoyo al fútbol europeo a través de un compromiso a largo plazo”.
Apenas 72 horas después, quedan cuatro de los doce equipos. Han caído los seis ingleses --Chelsea, Arsenal, Liverpool, Tottenham, Manchester United y City--, el Atlético de Madrid, Milan AC y el Inter de Milán. Se mantienen los dos clubes más potentes en el proyecto, Real Madrid (Florentino Pérez) y Juventus de Turín (Andrea Agnelli) y el Barça. El último, el único que no se han mojado públicamente.
Joan Laporta y Florentino Pérez en el clásico / EFE
Poca transparencia
Pese a todo el alboroto generado, los culés han guardado silencio en las últimas horas. Fuentes del club se limitaban a comentar que se mantenían dentro del proyecto. Una actitud muy diferente a la de Florentino Pérez, compareciendo en El Chiringuito de Jugones, o Josep Maria Bartomeu anunciando incorporarse a la nueva competición.
El Barça ha dado tumbos en base a una política de comunicación opaca, sin ningún representante. Por la noche, cuando el proyecto ya estaba titubeándose, se filtró que la última palabra sería de los socios en una Asamblea de compromisarios. Hay fuentes que apuntan que, si todo hubiera avanzado correctamente, seguramente no se habría accedido a ello.
Silencio de Laporta
No ha sido por falta de oportunidades que Joan Laporta no haya hablado. Han sucedido tres días y el presidente ha comparecido en actos públicos, pero sin afrontar el tema. Se ha escudado en su afonía para no hacer declaraciones, pero sí que se le vio celebrando la Copa del Rey del primer equipo de fútbol o la 38ª Liga Asobal de balonmano.
Este miércoles, acudió junto a los cuatro capitanes del primer equipo al Museo del Barça para entregar la Copa del Rey. Ni rastro de declaraciones. Los aficionados siguen esperando una comparecencia pública de su presidente, que explique los motivos de la Superliga europea y la posición que tendrán ahora.
Laporta ha optado por un perfil bajo, esconderse detrás de los grandes clubes fundadores de la competición y a verlas venir. El motivo parece ser puramente económico. Si el proyecto salía hacia adelante, sería uno de los beneficiados. En caso contrario, no pagaría los platos rotos, aunque su imagen saldría manchada.