Ya ha arrancado el proyecto de la Superliga europea. Este domingo se emitió un breve comunicado anunciando su creación y el lunes muchos se levantaron con clubes importantes como el Atlético de Madrid o el FC Barcelona mostrándole su apoyo. Por la noche fue el turno de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y quien será el nuevo presidente de la competición.

El presidente blanco justificó la creación de esta nueva liga en El Chiringuito de Jugones con un “el fútbol evoluciona, como todos los aspectos de la vida... En los últimos tiempos el fútbol estaba perdiendo interés, los derechos audiovisuales iban a menos y había que hacer algo: estamos todos arruinados”.

Florentino no se escondió. Los motivos que explican la creación de una Superliga en luchar de la Champions League se deben a la delicada situación económica por la que pasan los clubes, no por el interés deportivo que también podría despertar. Las pérdidas el mundo del fútbol ascienden a 5.000 millones.

Economía

Nadie se esconde, el tema económico es primordial para entender la creación de esta nueva competición. Solo por participar se ingresarán a los 15 clubes fundadores 350 millones de euros, curiosamente la cifra que prevé el FC Barcelona de Joan Laporta de pérdidas. El Real Madrid, a través de su presidente, apuntó que “íbamos a ingresar 900 millones y vamos a ingresar 600. Son 300 millones menos”.

Joan Laporta y Florentino Pérez, presidentes de Barça y Madrid, en el Clásico del pasado curso, en Madrid / EFE

Joan Laporta y Florentino Pérez en el clásico / EFE

Una vez con la Superliga europea en marcha, cada equipo ingresaría unos 240 millones de euros por temporada procedentes de la propia competición. Una cifra que duplica lo que ingresan por la Champions League los ganadores y que serviría para cuadra balances a corto plazo y recudir la deuda que tienen la mayoría de las entidades disparadas por el coronavirus. Los culés, por ejemplo, deben 730 millones de deuda a corto plazo.

Tampoco puede pasar por alto la situación de los dos grandes de España. Se encuentran en plena reforma del Camp Nou y del Santiago Bernabéu. Aunque el financiamiento está acordado con los bancos, dotaría de más oxígeno financiero y permitiría explotar al máximo --cada semana-- los diferentes negocios que tuvieran los nuevos estadios.

Finalmente, en términos económicos, esta Superliga ampliaría la brecha todavía más entre ricos y pobres. Si ya hay varios clubes que invierten centenares de millones de euros en fichajes, esto iría a más. Ya no sería un dolor de cabeza para el Barça fichar a Erling Haaland --como sí que lo es ahora--, renovar a Leo Messi o que Florentino fiche a Kylian Mbappé.

Haaland y Mbappé, en un montaje | REDES

Haaland y Mbappé, en un montaje | REDES

Queda claro que se ampliaría la burbuja económica entre estos 15 clubes fundadores de la nueva competición. Estos ingresos se convertirían en fichajes más caros, salarios más altos… Si el fútbol ya vive una situación irreal en comparación con la sociedad, esto solo haría que ir a más.

El poder

Más allá de temas económicos, cruciales en los tiempos que corren, la Superliga europea también es una cuestión de poder. Los grandes clubes parecen estar cansados de estar subordinados a organizaciones tan privadas como ellos que dirijan el reparto televisivo o las normas de la competición sin consultarles previamente.

En los últimos años ya se han producido intervenciones de FIFA y UEFA en cuestiones de Estado por intereses propios. En 2017 llegaron a amenazar a la RFEF sobre la no participación en Mundiales y Eurocopas por las acusaciones de corrupción que afectaban a Ángel María Villar. Al final quedó en nada.

Ceferin en la final de la Champions League de 2019 / EFE

Ceferin en la final de la Champions League de 2019 / EFE

Florentino Pérez y los presidentes de los últimos 11 clubes están hartos de que entidades como la UEFA les influyan directamente en las normas de juego y el reparto televiso. En la entrevista en El Chiringuito de Jugones comentó que “esto tiene que cambiar. La UEFA tiene que ser de otra manera, queremos transparencia”.

La reacción del máximo organismo de fútbol europeo ha sido amenazar a los clubes y jugadores que participen en esta Superliga de no hacerlo en competiciones domésticas, continentales y mundiales. Aleksander Ceferin también cargó contra los altos mandatarios que jugaron a dos bandas y avisó con poner demandas.