El famoso aval que hizo posible la presidencia de Joan Laporta en el FC Barcelona todavía trae cola. Se firmó sobre la bocina con el Banc Sabadell gracias a la sorpresiva irrupción de Jaume Roures, con 30 millones, y de otro misterioso avalista cuya identidad todavía no ha sido desvelada, que inyectó otros 10 millones. Estos y un esfuerzo extra de directivos como Antonio Escudero y Jordi Llauradó reforzaron la ayuda prestada por los dueños de Audax Renovables SA. Una empresa líder en el sector de las energéticas que recibe una generosa aportación económica de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA): 2,5 millones de euros.
Según el órgano de control y transparencia de los contratos de la CCMA, la cifra exacta que recibió Audax asciende a 2.459.513,96 euros. El concepto del pago también aparece claramente especificado: adjudicación de bienes y servicios del suministro de energía eléctrica de media tensión. Es decir, desde diciembre de 2020, en plena precampaña de las elecciones a la presidencia del Barça, la CCMA contrató a Audax como suministrador de su energía por dos años. Poco después, esa misma compañía negociaba poner el aval a Laporta.
6,3 millones desde 2018
En la página web de la Generalitat constan otros tres contratos firmados con Audax por valor de 3.259.056,46 euros (2018), 539.634,67 euros (2018) y 68.419,00 euros (2019). Asimismo, en la web de la energética se hace constar que la compañía ganó el concurso para suministrar la luz a TV3 en 2018. Se explica también que posteriormente ganó otro concurso para suministrar el gas y que renovó el de la luz, firmando un nuevo acuerdo por valor de cuatro millones de euros, que coinciden con las citadas cifras correspondientes a 2018. En total, la empresa se habrá embolsado unos 6,3 millones de euros.
No hay pruebas, por tanto, que demuestren una relación directa entre la contratación de Audax por parte de la CCMA y su posterior vinculación al Barça, aunque la realidad es que el nuevo avalista de Laporta se lleva nutriendo durante años del dinero de TV3, cuyo director, Vicent Sanchís, no solo es muy amigo de Laporta, sino que se rumorea que anhela volver a trabajar para el club azulgrana. El origen de las relaciones entre José Elías y la CCMA todavía viene de antes. En agosto de 2015 otra empresa suya que había sido inhabilitada en el mercado de las eléctricas, Orus Energía, también recibió un pago de la Corporació, aunque por una cuantía mucho más discreta: 74,426,41 euros.
Entresijos de un aval rocambolesco
José Elías, antaño conocido como Pepe Barrios, y Eduard Romeu sumaron unos 17,5 millones de euros para hacer realidad el sueño de Laporta: volver a la presidencia del Barça. Sin embargo, en su idea inicial se planteaban poner una parte mucho más importante del pastel: 70 millones de euros.
Según ha podido saber Culemanía, en esa primera estructura de aval, Audax como empresa ponía 70 millones y no sus socios, Elías y Romeu, como ha terminado ocurriendo. La garantía de esos 70 kilos eran una pignoración de acciones de Audax (valoradas en casi 200 millones) y el propio patrimonio de la compañía sumado a un contraval de JP Morgan. Los otros 50 millones de la estructura los cubrían los directivos, aunque a partes muy desiguales. La vieja guardia de Laporta apenas aportaba nada, mientras que Escudero, Llauradó, Juli Guiu y Jaume Giró cubrían cerca de 40 millones con su propio patrimonio.
Dos cambios de planes
Laporta tenía el aval cerrado gracias a la aportación de Audax, con la aprobación de esta estructura por parte del Sabadell, antes de las elecciones del 24 de enero, que finalmente fueron pospuestas al 7 de marzo por las restricciones de la pandemia. Sin embargo, algo se torció a mediados de febrero. Laporta detectó que la gente de Audax iba a tener demasiado peso en la estructura, y ello era sinónimo de poder, así que decidió recular y buscar otra fórmula. Giró le ayudó con la aportación de JB Capital Markets y un fondo inversor americano.
Joan Laporta con José Elías / EFE
En el tramo final de la campaña, Laporta y Giró trabajaron codo con codo con el Sabadell, siempre en sintonía con la familia Echevarría, pero finalmente el nuevo presidente tampoco vio clara la vía del fondo americano. Volvió a cambiar de idea para hacer algo que siempre se le ha dado muy bien: improvisar.
Los 30 de Roures, a tocateja
El cambio de planes le llevó a romper definitivamente con Jaume Giró para volver a confiar en la fortuna de José Elías. Pero esta vez, en una estructura más heterogénea. La realidad es que Laporta no confía del todo en su socio avalista y buscó hasta última hora vías alternativas. Fue entonces cuando Jaume Roures se ofreció a participar, sin que le hubiese llamado nadie. El dueño de Mediapro hizo una transferencia de los 30 kilos a tocateja y solucionó el problema. Lo firmaron todo a altas horas de la madrugada en la notaría D550. Y no faltaron los dueños de Audax, que fueron los únicos que atendieron abiertamente a los medios dando detalles de la operación, como han hecho posteriormente en una amplia ronda de entrevistas.
Ese talante difícil de controlar en cuestiones de comunicación también ponía en alerta a Laporta cuando se trataba de pensar en gobernar el Barça. Elías le pedía el control de la parcela económica y parece que lo ejercerá, en parte, desde la vicepresidencia de Romeu. Esta es la historia del humilde hijo de un electricista de Badalona que cobra millones de TV3 y paga la fiesta de Laporta en el Barça.