El expresidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, ha sido detenido este lunes por los Mossos d'Esquadra en su domicilio. La policía autonómica catalana se personó en casa del empresario con motivo de la investigación que lleva a cabo el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona en el marco del Barçagate.
Los Mossos d'Esquadra también han protagonizado este lunes un registro en las oficinas del Camp Nou que se ha saldado con otras dos detenciones, las de los ejecutivos Román Gómez Ponti y Òscar Grau. El primero es el jefe de los servicios jurídicos del club, mientras que el segundo es el director general o CEO del club.
Según últimas informaciones, la policía también habría detenido al exasesor del presidente Jaume Masferrer, siempre señalado como verdadero artífice del llamado Barçagate. El caso, iniciado a raíz de la denuncia de la plataforma Dignitat Blaugrana, se encuentra desde hace meses bajo secreto de sumario hasta el próximo 11 de marzo, después de haberse prorrogado hasta seis veces. El jugado de instrucción número 13 de Barcelona investiga la comisión de dos posibles delitos: de administración desleal y de corrupción entre particulares.
El origen del escándalo
El origen de este proceso judicial nace a raíz de una investigación periodística de SER Catalunya protagonizada por los periodistas Sique Rodríguez, Adrià Soldevila y Sergi Escudero. Destaparon que el Barça había contratado a la empresa I3Ventures para hacer una monitorización de redes sociales con algunos puntos oscuros: facturas troceadas para evitar los filtros de algunas comisiones del club y perfiles en redes sociales que atacaban la reputación de jugadores, expresidentes y otros personajes influyentes en el entorno blaugrana.
El Barça tomó cartas en el asunto con la suspensión de empleo (aunque no de sueldo) a uno de los ahora detenidos, Jaume Masferrer. También se encargó una auditoría a Price Waterhouse Coopers donde se consideraron probados algunos de estos puntos, pero no la totalidad. Por ejemplo, se consideraba probada la actuación de redes para mejorar la reputación de la junta directiva, aunque no se demostró que hubiese órdenes expresas para dañar la imagen de jugadores como Messi y Piqué o de personalidades como Laporta, Víctor Font o Jaume Roures.
Pagos fraccionados para evitar filtros
Tampoco quedó acreditado que el Barça hubiese pagado un sobreprecio a la empresa I3Ventures, aunque sí que se demostró que la compañía no había terminado todos los trabajos por los que había cobrado. Lo más grave del caso es que sí quedaba probado en la auditoría que los pagos a esta empresa se habían pagado en facturas inferiores a 200.000 euros para eludir el paso por la comisión económica y de transparencia y por la propia junta directiva, que debe aprobar cualquier acuerdo superior al millón de euros.
Lo que no está determinado por ahora es de quien es la responsabilidad, siendo todos presuntamente inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Este es uno de los aspectos que está investigando la justicia, aunque la detención de los cuatro dirigentes no ha sido orden de la jueza, sino de los propios Mossos d'Esquadra, lo que contribuye a inflar las sospechas de que detrás de esta intervención tan agresiva se esconden intereses políticos en clave electoral.