No está siendo un 2020 fácil para el Barça de Josep María Bartomeu. La junta directiva se está teniendo que enfrentar a contínuas polémicas, que están sacudiendo a todos los cimientos de club culé. El incendio constante que vive el FC Barcelona esta temporada tuvo su inicio la semana del 9 de enero. El equipo cayó, en uno de sus mejores partidos esta temporada, ante el Atlético de Madrid en la Supercopa de España. Una derrota que acabó por desterrar a Ernesto Valverde, que días después fue destituido de mala manera.
No obstante, lo peor es que se filtraron imágenes en que el club catalán empezó a buscar alternativas para el banquillo, y a negociar con Xavi Hernández en Qatar, mientras el Txingurri seguía encabezando el entrenamiento culé. Una falta de respesto para el entrenador extremeño, que dejó en muy mala posición al Barça.
Bartomeu junto a Abidal y el nuevo entrenador Quique Setién / EFE
Para más inri, el entrenador del Al-Sadd decidió rechazar la oferta culé al afirmar que "no era el momento de volver". Se contactó con Koeman, que también rehusó la propuesta; y se desestimó la alternativa de Pochettino por sus declaraciones contra el Barça cuando dirigía al Espanyol. Empezó un baile de entrenadores hasta que finalmente se apostó por Quique Setién. Un técnico sin apenas currículum, pero con la máxima de recuperar el Cruyffismo en el Camp Nou. Un técnico que tampoco está respondiendo a las esperanzas puestas en él, con el equipo mostrando las mismas carencias, y con la amenaza del año en blanco cada vez más cerca.
La improvisación del mercado de fichajes
Por otra parte, a inicios del primer mes del año, también tuvo lugar un hecho inesperado, y que el club culé no ha sabido sobrellevar: el 11 de enero, Luis Suárez decidió operarse de su rodilla. Baja para, teóricamente, toda la fase decisiva del curso, pero que como mínimo dejo al Barça con margen de maniobra y prácticamente todo el mercado de invierno para encontrarle sustituto.
Sin embargo, la secretaría técnica, encabezada por Eric Abidal, no solo no encontró un ariete para reemplazar al urugayo, sino que además dejó escapar a dos de las perlas del filial en la zona ofensiva, Carles Pérez y Abel Ruiz. Y por un precio insignificante. Una cantidad que decidieron no gastar en refuerzos para este curso, sino en fichajes pensando ya en la temporada que viene: el extremo portugués Trincao, por el que se pagaron 31 millones, y Matheus Pereira, procedente de Brasil, que costó unos 10 millones.
Bartomeu y Abidal, junto a Braithwaite en su presentación | EFE
El Barça decidió no apostar por un nuevo ariete porque confiaba en la recuperación de Dembelé. Pero al francés, que nunca ha sido un seguro a nivel físico, le volvió a perseguir el infortunio. En la recta final de su recuperación, volvieron los problemas físicos. Desde los servicios médicos, se informó en un primer momento que era "fatiga muscular". Nada más lejos de la realidad. Rotura total del tendón del bíceps femoral y seis meses de baja. Una lesión que dejó al primer equipo con solo 17 fichas, a Setién con solo tres delanteros y que puso de manifiesto la mala planificación del Barça en el mercado de invierno.
Finalmente, el club azulgrana tuvo una nueva oportunidad, y esta vez sí se rascó el bolsillo para traer a Martin Braithwaite. Un fichaje al final inecesario, ya que la pandemia del coronavirus permitió a Luis Suárez recuperarse y llegar a tiempo a los encuentros decisivos del curso.
Tiembla el club: habla Messi
En el mes de enero también se vivió uno de los momentos más sorprendentes de la historia reciente del Barça, y que de verdad hizo temblar todos los cimientos del club: Leo Messi se pronunció en contra del trabajo de Abidal y la secretaría técnica. El francés, en una acción para lavar su imagen tras el horrible mercado de fichajes, acordó dos entrevistas para Sport y Mundo Deportivo. Pero no hizo más echar gasolina al fuego que se estaba viviendo en el Camp Nou.
En unas desafortunadas declaraciones, el secretario técnico acusó a algunos futbolistas de "no trabajar lo suficiente con Ernesto Valverde" y criticó la "falta de comunicación interna". Unas palabras que provocaron la reacción pública de Messi, que lanzó un palo épico a su amigo. Leo explicó que "los responsables de la dirección deportiva también deben asumir sus responsabilidades y sobre todo hacerse cargo de las decisiones que toman", y también animó a Abidal a "dar nombres para no ensuciar el nombre de todos".
Leo Messi, cabizbajo tras el empate contra el Celta | EFE
Josep María Bartomeu tuvo que poner tierra de por medio, y concertar una reunión con el capitán y el secretario técnico, para llevar las aguas de nuevo a su cauce. El presidente azulgrana optó por la decisión más salomónica, hablando las cosas con los dos y sin tomar ninguna decisión de peso. Pero lo peor, y lo que esconde toda esta polémica, es que para que Messi responda de esta manera y de forma pública, es que debía estar muy cansado de todo lo que estaba viendo en las últimas semanas en el club.
El caso BarçaGate
A todo esto hay que sumar el caso BarçaGate. Una polémica que empezó en febrero de este mismo año, cuando la Cadena Ser acusó al Barça de contratar a la la empresa argentina I3 Ventures con el objetivo de monitorizar la opinión en redes sociales del club. Pero no solo eso, sino que la información añadía que entre sus fines estaba también el de erosionar a miembros de la oposición, entidades, leyendas y futbolistas como Messi y Piqué.
La entidad azulgrana negó estos hechos, y contrató a Price Waterhouse Coopers para realizar una auditoría externa y analizar a fondo el caso. No obstante, en medio de la investigación, se produjo un nuevo incendio. Seis directivos presentaron su dimisión después de que Bartomeu plantease una renovación de su junta directiva. Este cambio lo argumentó el presidente por la "deslealtad" de algunos miembros al filtrar información a la prensa, sobre todo relacionada con la rebaja salarial de los futbolistas tras tramitar un ERTE.
Josep Maria Bartomeu en una foto de archivo / EFE
Pero el incendio no se quedó ahí. Emili Rousaud, ya ex vicepresidente institucional y principal candidato a delfín de Bartomeu, protagonizó una serie de entrevistas en diferentes medios de comunicación, entre las que afirmó que "alguien había metido la mano en la caja", y que las facturas con I3 Ventures se habían trozeado para no pasar por la Junta Directiva. Una información que podría corrobar la auditoría de Price Waterhouse Coopers, que según avanzamos en Culemanía, está al caer, y que abrirá un nuevo capítulo en esta controvertida historia. A esto hay que añadir también la suspensión de empleo y sueldo de la compliance officer Noelia Romero.
Arthur, sacrificado para cuadrar los presupuestos
Por otra parte, está también el caso de Arthur Melo. Tras las pérdidas provocadas por el coronavirus, que ascendieron hasta los 150 millones, el club azulgrana se vio con la necesidad de moverse, y anteponer la necesidad económica a la deportiva para cuadrar los presupuestos del actual ejercicio.
Y en este complejo contexto del Barça, apareció la Juventus con una oferta estratosférica sobre la mesa, para llevarse al brasileño, una de las grandes promesas del fútbol mundial. Aunque sí es cierto que el centrocampista se mostró muy irregular durante sus tres años en Can Barça; no menos cierto es que, con 23 años, tenía un gran potencial y habilidades de sobra para triunfar en un futuro en el Camp Nou.
Arthur Melo y Pjanic, en un montaje | Culemanía
No obstante, se decidió precindir de él en un trueque a cambio de Miralem Pjanic, un futbolista mucho más maduro, con 30 años ya, y en la fase final de su carrera. Todo, para salvar los presupuestos.
La única buena noticia: el juicio ganado a Neymar
En este sentido, la mayoría de noticias que han acompañado al Barça de Bartomeu este 2020 han sido horribles. Pero alguna se salva. En concreto, la nota más positiva de estos meses fue la batalla judicial que el club culé ganó a Neymar. El pasado 19 de junio, el FC Barcelona comunicó que el juzgado social número 15 de Barcelona desestimó la demanda que interpuso Neymar por la prima que acordó con el club azulgrana en su última renovación. El delantero del PSG reclamaba 43,6 millones de euros brutos que el Barça depositó en una notaría tras su marcha.
Neymar Júnior, protagonista habitual en los juzgados / EFE
Pero además, no solo no se tuvo que pagar esta cantidad al brasileño, sino que el actual jugador del PSG fue obligado a pagar 6,7 millones de euros al club azulgrana por haberse marchado antes de tiempo y romper el loyalty bonus. El único rayo de luz de un año aterrador para el barcelonismo, y para la junta de Josep María Bartomeu.