Joan Laporta se ha presentado de manera oficial a las elecciones del FC Barcelona. Y lo hace por quinta vez, aunque será la tercera en que él mismo encabece la precandidatura tras el éxito de 2003 y la derrota de 2015. Con un discurso sosegado y conciliador, el expresidente azulgrana ha transmitido una imagen muy alejada de los excesos que en su día le penalizaron y que todavía generan cierto recelo entre muchos socios del club, especialmente entre los más mayores y/o conservadores.
Laporta es un precandidato mucho más popular entre los votantes jóvenes por su talante directo y, en ocasiones, provocador. Pero este lunes, desde un escenario emblemático como el recinto del Hospital de Sant Pau, el abogado ha puesto su habitual habilidad dialéctica al servicio de la cordialidad y ha ofrecido un discurso meditado en una rueda de prensa muy restrictiva con el aforo que, con las preguntas de los medios, se ha prolongado durante más de una hora y media.
Además de abordar las habituales cuestiones deportivas en relación a nombres propios como Messi, Koeman o Xavi, y de hacer hincapié en la grave situación económica que obligará a tomar decisiones drásticas para reducir el gasto, Laporta no obvia las cuestiones vinculadas a Cataluña. En este sentido, el expresidente ha procurado no mojarse demasiado y ha entonado en numerosas ocasiones un llamamiento claro a la “unidad del barcelonismo”.
“El Barça siempre ha latido al ritmo del país”
Ante la insistencia de algún medio que no elude la realidad, y es que un mes después de las elecciones del Barça hay elecciones al Parlament de la Generalitat de Catalunya, Laporta ha dado algunas pistas más de cuál será su discurso si gana las elecciones a la presidencia.
Joan Laporta en el acto de presentación de su candidatura / EFE
"El Barça es un club catalán abierto al mundo y que siempre ha latido al ritmo que ha latido el país. Pero no voy a entrar en polémicas. En mi Barça cabe todo el mundo”, ha expuesto Jan durante su presentación.
Una idea en la que ha incidido dejando claro que no renunciará a su pensamiento independentista: "En el Barça caben todas las ideologías y todas las formas de pensar, también la mía, porque yo no voy a dejar de pensar cómo pienso, pero ahora lo que toca es revertir la situación deportiva y económica si tenemos la suerte de gobernar".
“En mi Barça cabe todo el mundo”
Un discurso donde Laporta quería dejar claro que el Barça debe estar por encima de las diferencias políticas en este momento, evitando la posibilidad de criticar la postura que Sandro Rosell y Bartomeu mantuvieron sobre el Procés, aunque se lo pusieron en bandeja. El letrado ha pretendido mostrar su cara más moderada en todos los aspectos susceptibles de terminar con polémica y sabe que este es uno de ellos. Hay muchos socios que temen que se acabe utilizando el club con finalidades políticas y, de momento, Laporta se desmarca de ello.
Joan Laporta en el acto de presentación de su candidatura / EFE
Algo que ha dejado claro con estas declaraciones: "En el Barça que propongo cabe todo el mundo. Podemos defender la tradición y la identidad de Cataluña y a la vez hacer que todos los que son de otros lugares se sientan igualmente integrados y representados".
“Barcelona no es el lugar idóneo para la selección”
Sin embargo, al ser preguntado sobre la posibilidad de que la selección española juegue en Barcelona, el abogado ha comenzado a jugar con la ironía y ha destacado la inteligencia de Luis Rubiales, presidente de la RFEF, para intentar ganar un tanto que recientemente se giró en contra de Víctor Font.
"Rubiales es inteligente para saber dónde tiene que jugar la selección española, que es donde tenga más apoyo. Aquí seguramente no es así, normalmente juegan en Sevilla, Valencia o Madrid", ha dicho Laporta, para terminar sentenciando con un mensaje que deja muy claro su pensamiento: "Barcelona nunca ha sido el lugar más idóneo para que juegue la selección española y todos debemos ser lo suficientemente inteligentes para saber cómo se tienen que hacer las cosas".
Pedro Sánchez y Luis Rubiales en una imagen de archivo / EFE